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Video del discurso de Andrés Manuel ante el Congreso 2007/09/11

September 12th, 2007 Posted in Congreso, impuestos, pobreza, reforma fiscal No Comments »

Al igual que con el audio, gracias a los compas del Sendero del Peje por subir a la red el video con el discurso que ofreció ayer Andrés Manuel ante el Congreso. En GoogleVideo
Para verlo en Windows Media Player, ir aquí (página del Gobierno legítimo).

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Audio del discurso de Andrés Manuel ante el Congreso 2007/09/11

September 12th, 2007 Posted in Carmen Aristegui, Congreso, impuestos, pobreza, reforma fiscal No Comments »

El compañero Juan Carlos, del Sendero del Peje, grabó el programa de Carmen Aristegui de ayer, con el discurso de Andrés Manuel ante el Congreso, y lo comparte con nosotros a través de la siguiente dirección:

http://www.sendspace.com/file/vrxb6y

Estúpidamente, la cadena de radio decidió interrumpir la transmisión para ir a comerciales, por lo que cortaron unos minutos del discurso. Pueden leerlo completo en este enlace.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Audio del discurso de Andrés Manuel ante el Congreso 2007/09/11

September 12th, 2007 Posted in Carmen Aristegui, Congreso, impuestos, pobreza, reforma fiscal No Comments »

El compañero Juan Carlos, del Sendero del Peje, grabó el programa de Carmen Aristegui de ayer, con el discurso de Andrés Manuel ante el Congreso, y lo comparte con nosotros a través de la siguiente dirección:

http://www.sendspace.com/file/vrxb6y

Estúpidamente, la cadena de radio decidió interrumpir la transmisión para ir a comerciales, por lo que cortaron unos minutos del discurso. Pueden leerlo completo en este enlace.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Discurso del Presidente legítimo en el Congreso 2007/09/11

September 11th, 2007 Posted in Congreso, impuestos, pobreza, reforma fiscal No Comments »

Llama AMLO a legisladores del FAP a tomar acciones de resistencia civil pacífica, si se presenta la iniciativa de aumento a la gasolina
Sitio oficial del Gobierno legítimo de México
México, Distrito Federal
Martes 11 de septiembre de 2007
* Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, en la reunión con legisladores del Frente Amplio Progresista, en el Salón Verde de la Cámara de Diputados

Diputadas y diputados del Partido de la Revolución Democrática, del Partido del Trabajo y del Partido Convergencia:

Compañeras, compañeros:

Amigas y amigos todos:

Este encuentro tiene el propósito principal de transmitirles, de manera directa, el sentir de muchos mexicanos de todas las clases sociales, pero fundamentalmente de los más humildes y pobres de México, ante la propuesta del gobierno usurpador de aumentar los impuestos al sector productivo y, de manera especial, ante la intención de subir el precio de la gasolina y del diesel.

Como ustedes saben, el fraude electoral del 2 de julio tuvo, entre otros propósitos, el mantener a toda costa la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 25 años en beneficio de unos cuantos y que ha resultado un verdadero desastre para la nación.

Es innegable que durante más de dos décadas la economía no ha crecido ni siquiera por encima del aumento de la población y, por lo mismo, no se han generado empleos.

Por el contrario, se han enajenado bienes de la nación, se han explotado de manera irracional los recursos naturales, se ha degradado el territorio, se ha desmantelado la planta productiva nacional, se abandonó el campo, se ha triplicado la deuda pública, se ha incrementado como nunca en la historia la desigualdad económica y social, y se ha empobrecido a millones de mexicanos.

A esto se suma el evidente deterioro de las instituciones, que han sido sometidas a los intereses de una minoría rapaz y se han alejado en lo esencial del mandato constitucional.

Por todas estas razones, después del fraude, millones de mexicanos decidimos llevar a cabo una transformación en todos los órdenes de la vida pública. Sostenemos que los graves y grandes problemas nacionales sólo podrán enfrentarse con cambios profundos en lo político, lo económico y lo social.

Con esta convicción estamos trabajando desde abajo y con la gente. Creemos que es posible llevar a cabo una renovación tajante de la vida pública, de manera pacífica, con una revolución de las conciencias, que afortunadamente ya se inició, y con mucha organización y participación ciudadana.

Pero al mismo tiempo que trabajamos en la construcción de una nueva República, nuestro movimiento ha decidido defender a los sectores productivos, la economía popular y el patrimonio de la nación.

En otras palabras, con una mano trabajamos en la organización para transformar la vida pública de México y con la otra defendemos al pueblo y a la nación, ante la voracidad de los potentados y sus testaferros.

En este marco se explica mi presencia en esta Cámara de Diputados. Vengo a expresar a nombre de muchos mexicanos, mujeres y hombres, nuestra inconformidad ante la pretensión del gobierno usurpador de aumentar impuestos.

Y también vengo a presentar ante ustedes, de manera respetuosa, una propuesta alternativa para obtener recursos sin dañar al sector productivo ni a la economía popular.

Desde la campaña sostuvimos que sin aumentar impuestos y sin mayor endeudamiento, es posible sacar a México del atraso en que se encuentra e impulsar el desarrollo del país. Como es sabido, nuestra propuesta, en esencia, consiste en terminar con los privilegios fiscales y en reducir el costo del gobierno a la sociedad.

Sobre esto último, partimos de un criterio básico: le cuesta mucho al pueblo mantener al gobierno. Esta situación ha llegado al absurdo de que el presupuesto, que es dinero de todo el pueblo, se destina casi de manera exclusiva a mantener a una especie de casta privilegiada, improductiva y corrupta.

Es como aceptar que existen dos Méxicos, dos mundos: el del pueblo que padece cada vez más por carencias, desempleo, salarios de hambre, pobreza y marginación, y el mundo de la burocracia privilegiada al servicio de la oligarquía.

No olvidemos que la enseñanza mayor del presidente Juárez y de los liberales de su generación consiste en que los funcionarios públicos no deben contar con fueros o privilegios, ni disponer del erario en forma irresponsable; los que gobiernan están obligados a conducirse sin ostentación ni derroche.

El servidor público debe ser sencillo y actuar con sobriedad y honradez.

En ninguna circunstancia, menos aun en situación de estancamiento económico, desempleo y empobrecimiento, los servidores públicos pueden disponer del presupuesto para obtener altos salarios, prestaciones, beneficios y comodidades. Por el contrario, estos recursos deben canalizarse a la atención de las necesidades apremiantes de la gente.

La austeridad no sólo es un asunto administrativo, sino de principios. La austeridad significa rigor y eficiencia, pero también justicia. No es concebible un gobierno rico con un pueblo pobre.

Por todas estas consideraciones, es inaceptable que el gobierno usurpador esté proponiendo aumentar los impuestos, cuando lo primero que debería hacer es reducir el oneroso gasto de la alta burocracia.

¿Con qué autoridad moral proponen aumentar el precio de la gasolina y del diesel, si un ministro de la Corte gana alrededor de 500 mil pesos mensuales; o si un ex presidente, como Carlos Salinas, nos cuesta casi 5 millones de pesos mensuales; o si a costa del erario se pagan 5 mil millones de pesos al año para el fondo de ahorro de los altos funcionarios; o si los sueldos de los más encumbrados burócratas del gobierno son de los más altos de mundo?

Se ha llegado a tanto en el manejo faccioso del presupuesto público que desde Fox hasta la fecha el gasto corriente aumentó en 75 mil millones de dólares, mientras que lo destinado a infraestructura y obra pública sólo se incrementó, en este mismo periodo, en mil 200 millones de dólares.

Un ejemplo: el Poder Judicial, en el 2000, tenía un presupuesto de 13 mil 300 millones de pesos y en 2007 es de 32 mil 800 millones de pesos; es decir, un incremento en términos nominales de 145 por ciento y en términos reales del 88 por ciento, sin incluir el donativo o especie de soborno que significó los 70 millones de dólares que recibió del dinero confiscado al ciudadano mexicano de origen chino.

Es más: la propuesta de reforma fiscal del presidente espurio −léase aumentos de impuestos− no sólo es injusta sino que significa golpear aun más al sector productivo del país.

Cualquier economista, con un poco de sentido común, sabe que nunca es aconsejable subir impuestos cuando la economía está debilitándose, porque lo único que se logra es provocar menos crecimiento y más desempleo.

Tomemos en cuenta que hay factores externos desfavorables por la crisis hipotecaria en Estados Unidos que afectan a la industria de la construcción y al crédito mundial.

Este año, la economía de México crecerá a la mitad de lo alcanzado el año pasado. Las remesas de los trabajadores migrantes que habían venido creciendo a una tasa del 15 por ciento anual, este año se han estancado; la producción manufacturera creció, el año pasado, en 5.5 por ciento y en lo que va de este año apenas se mantiene en 0.2 por ciento.

Reitero: una propuesta de aumento de impuestos en este clima económico es aberrante y técnicamente errónea, pues no sólo no atempera el impacto externo negativo, sino que agrava la tendencia recesiva de la economía y empeora las expectativas del sector productivo, causando así menor inversión y menos empleos.

Por eso, nos oponemos a que aumenten los impuestos a trabajadores, profesionistas y a comerciantes y empresarios dedicados al sector productivo.

Pero sobre todo, rechazamos rotundamente el aumento del 5.5 por ciento a la gasolina y al diesel.

Aquí quiero recordar que durante la campaña, imitando una propuesta nuestra, Felipe Calderón se comprometió a reducir los precios de la gasolina, el gas y la energía eléctrica. Sin embargo, como es un mentiroso vulgar, se ha esmerado en hacer exactamente lo opuesto.

En lo que va de este gobierno usurpador no sólo han aumentado los precios de estos energéticos, sino el costo de los principales alimentos de la canasta básica, como son: el fríjol, el huevo, la leche, el pollo y la tortilla, que han registrado incrementos en promedio de 38 por ciento, mientras el salario mínimo sólo aumentó en 3.9 por ciento.

Y, por si fuera poco, ahora Felipe Calderón está proponiendo a esta Cámara de Diputados aumentar aun más el precio de la gasolina y del diesel, lo cual desataría un aumento generalizado de precios y una mayor carestía.

Diputadas y diputados:

Seguramente, como ya lo están diciendo, nuestros adversarios van a decir que si no hay aumento de impuestos no se podrá financiar el presupuesto.

Por eso les propongo que impulsen, desde el Poder Legislativo, un programa de austeridad que permita, sin aumentar los impuestos, liberar fondos para el desarrollo del país y el bienestar de los mexicanos.

Nuestro planteamiento consiste concretamente en obtener ahorros en el presupuesto del orden de 100 mil millones de pesos.

En primer término, proponemos que los 22 mil millones de pesos que pretende recaudar el gobierno usurpador con el aumento en la gasolina y en el diesel, se obtengan de las siguientes partidas:

1. Que se ajuste a la baja la partida 1509 para reducir a la mitad las percepciones desde el presidente espurio hasta los directores generales adjuntos del Poder Ejecutivo Federal; que se reduzcan también a la mitad las percepciones de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia del Poder Judicial de la Federación y que, de la misma forma, se reduzcan a la mitad las percepciones de diputados federales y senadores. Con este ajuste se obtendría un ahorro de 10 mil millones de pesos.

2. Que se suprima la partida 1407 del Seguro de Separación Individualizada, que consiste en un fondo de ahorro especial para alta burocracia y que se estima para este año en 5 mil 60 millones de pesos.

3. Que se cancele la partida 1406 de Gastos Médicos Mayores, para atención en hospitales privados de la alta burocracia, que equivale a 2 mil 300 millones de pesos. ¡Que vayan al ISSSTE, para que vean lo que siente!

4. Que se cancelen las pensiones a ex presidentes que equivalen a 260 millones de pesos al año.

5. Que se elimine la entrega de bonos discrecionales de fin de año para los altos funcionarios públicos, que representa una erogación de 5 mil millones de pesos.

En suma, con sólo estos ajustes al gasto, no habría necesidad de aumentar el precio de la gasolina y del diesel.

Pero también sostenemos que podría llevarse a cabo una reducción mayor del gasto corriente que permitiera evitar el aumento de otros impuestos que afectarán al sector productivo.

Diputadas y diputados:

Para este ejercicio pongo a consideración de ustedes la experiencia y el conocimiento de especialistas en la materia del Gobierno Legítimo de México.

Subrayo: es posible llevar a cabo una profunda reestructuración del presupuesto nacional y una nueva orientación del gasto público.

Sabemos que hay mucho despilfarro en el manejo del presupuesto. Hay mucha tela de donde cortar.

Tenemos identificadas las partidas en dónde se pueden hacer ajustes sin afectar a los trabajadores de base ni los servicios que ofrece el gobierno a la sociedad.

Se trata exclusivamente de eliminar privilegios de la alta burocracia que, dicho sea de paso, es de las más costosas, atrasadas, corruptas e improductivas del mundo.

Asimismo les recuerdo que la propuesta del presidente espurio sólo afecta al sector productivo y a la mayoría de los consumidores nacionales. Es evidente que cumplió fielmente la máxima de que no se puede tocar al intocable.

Es decir, se grava al sector productivo de México, pero no se afecta a quienes usan la Bolsa de Valores para la especulación financiera. Tampoco combate las prácticas monopólicas que dañan la competitividad y obligan al consumidor mexicano a pagar precios exagerados por bienes y servicios.

Amigas y amigos entrañables:

Diputadas y diputados:

Como ustedes saben estoy recorriendo desde abajo todo el país. Me he propuesto visitar los 2 mil 500 municipios de México y hasta ahora llevo 780 municipios visitados.

En estas giras pueblo por pueblo, me reúno en las plazas públicas y establezco comunicación directa con la gente.

En mensajes de ida y vuelta, en diálogos circulares voy recogiendo los sentimientos del pueblo y cada vez es más patente la grave situación económica y social de la mayoría de la gente.

La actual política económica y el carácter antipopular del régimen ha cancelado el futuro de millones de mexicanos. Para muchos, la única forma de salir adelante es abandonar el país, porque millones de los que se quedan viven angustiados por la falta de empleo y no tienen para pagar la luz, el gas, el pasaje, ni para curarse ni para comer.

Por eso mismo me han pedido que les notifique que por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia se permita el aumento a la gasolina y al diesel.

Es por ello que, de manera respetuosa, les recomiendo que si este tema se llegara a tratar en esta Cámara, no vacilen en oponerse.

Pero no sólo se trata de que voten en contra, porque como todos sabemos, siempre hay enjuagues en las cúpulas del PRI y del PAN, y es probable que los diputados de estos partidos logren mayoría de votos para aprobar el aumento a la gasolina y el diesel.

De ahí que mi sugerencia respetuosa es que, como verdaderos representantes del pueblo, pongan en práctica, si es necesario, acciones de resistencia civil pacífica al interior de esta Cámara, hasta lograr que se retire dicha iniciativa.

No nos preocupemos tanto por lo que dirán nuestros adversarios y por la campaña en contra en los medios de comunicación, con honrosas excepciones.

Nosotros estamos bien con nuestra conciencia y lo vamos a seguir estando si siempre estamos bien con la gente, con el prójimo.

Nosotros sinceramente no queremos la violencia. Precisamente por eso no debemos permitir que se siga actuando de manera irresponsable, dejando sin salida a millones de mexicanos que quieren vivir en paz.

Además, no se puede permanecer indiferente cuando se está queriendo violar el principal principio de los derechos humanos, que es el derecho a la subsistencia, el derecho a la vida.

Estoy seguro que ustedes sabrán actuar a la altura de las circunstancias.

Les agradezco de todo corazón su presencia.

Muchas gracias.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Discurso del Presidente legítimo en el Congreso 2007/09/11

September 11th, 2007 Posted in Congreso, impuestos, pobreza, reforma fiscal No Comments »

Llama AMLO a legisladores del FAP a tomar acciones de resistencia civil pacífica, si se presenta la iniciativa de aumento a la gasolina
Sitio oficial del Gobierno legítimo de México
México, Distrito Federal
Martes 11 de septiembre de 2007
* Discurso de Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, en la reunión con legisladores del Frente Amplio Progresista, en el Salón Verde de la Cámara de Diputados

Diputadas y diputados del Partido de la Revolución Democrática, del Partido del Trabajo y del Partido Convergencia:

Compañeras, compañeros:

Amigas y amigos todos:

Este encuentro tiene el propósito principal de transmitirles, de manera directa, el sentir de muchos mexicanos de todas las clases sociales, pero fundamentalmente de los más humildes y pobres de México, ante la propuesta del gobierno usurpador de aumentar los impuestos al sector productivo y, de manera especial, ante la intención de subir el precio de la gasolina y del diesel.

Como ustedes saben, el fraude electoral del 2 de julio tuvo, entre otros propósitos, el mantener a toda costa la política económica que se ha venido imponiendo desde hace 25 años en beneficio de unos cuantos y que ha resultado un verdadero desastre para la nación.

Es innegable que durante más de dos décadas la economía no ha crecido ni siquiera por encima del aumento de la población y, por lo mismo, no se han generado empleos.

Por el contrario, se han enajenado bienes de la nación, se han explotado de manera irracional los recursos naturales, se ha degradado el territorio, se ha desmantelado la planta productiva nacional, se abandonó el campo, se ha triplicado la deuda pública, se ha incrementado como nunca en la historia la desigualdad económica y social, y se ha empobrecido a millones de mexicanos.

A esto se suma el evidente deterioro de las instituciones, que han sido sometidas a los intereses de una minoría rapaz y se han alejado en lo esencial del mandato constitucional.

Por todas estas razones, después del fraude, millones de mexicanos decidimos llevar a cabo una transformación en todos los órdenes de la vida pública. Sostenemos que los graves y grandes problemas nacionales sólo podrán enfrentarse con cambios profundos en lo político, lo económico y lo social.

Con esta convicción estamos trabajando desde abajo y con la gente. Creemos que es posible llevar a cabo una renovación tajante de la vida pública, de manera pacífica, con una revolución de las conciencias, que afortunadamente ya se inició, y con mucha organización y participación ciudadana.

Pero al mismo tiempo que trabajamos en la construcción de una nueva República, nuestro movimiento ha decidido defender a los sectores productivos, la economía popular y el patrimonio de la nación.

En otras palabras, con una mano trabajamos en la organización para transformar la vida pública de México y con la otra defendemos al pueblo y a la nación, ante la voracidad de los potentados y sus testaferros.

En este marco se explica mi presencia en esta Cámara de Diputados. Vengo a expresar a nombre de muchos mexicanos, mujeres y hombres, nuestra inconformidad ante la pretensión del gobierno usurpador de aumentar impuestos.

Y también vengo a presentar ante ustedes, de manera respetuosa, una propuesta alternativa para obtener recursos sin dañar al sector productivo ni a la economía popular.

Desde la campaña sostuvimos que sin aumentar impuestos y sin mayor endeudamiento, es posible sacar a México del atraso en que se encuentra e impulsar el desarrollo del país. Como es sabido, nuestra propuesta, en esencia, consiste en terminar con los privilegios fiscales y en reducir el costo del gobierno a la sociedad.

Sobre esto último, partimos de un criterio básico: le cuesta mucho al pueblo mantener al gobierno. Esta situación ha llegado al absurdo de que el presupuesto, que es dinero de todo el pueblo, se destina casi de manera exclusiva a mantener a una especie de casta privilegiada, improductiva y corrupta.

Es como aceptar que existen dos Méxicos, dos mundos: el del pueblo que padece cada vez más por carencias, desempleo, salarios de hambre, pobreza y marginación, y el mundo de la burocracia privilegiada al servicio de la oligarquía.

No olvidemos que la enseñanza mayor del presidente Juárez y de los liberales de su generación consiste en que los funcionarios públicos no deben contar con fueros o privilegios, ni disponer del erario en forma irresponsable; los que gobiernan están obligados a conducirse sin ostentación ni derroche.

El servidor público debe ser sencillo y actuar con sobriedad y honradez.

En ninguna circunstancia, menos aun en situación de estancamiento económico, desempleo y empobrecimiento, los servidores públicos pueden disponer del presupuesto para obtener altos salarios, prestaciones, beneficios y comodidades. Por el contrario, estos recursos deben canalizarse a la atención de las necesidades apremiantes de la gente.

La austeridad no sólo es un asunto administrativo, sino de principios. La austeridad significa rigor y eficiencia, pero también justicia. No es concebible un gobierno rico con un pueblo pobre.

Por todas estas consideraciones, es inaceptable que el gobierno usurpador esté proponiendo aumentar los impuestos, cuando lo primero que debería hacer es reducir el oneroso gasto de la alta burocracia.

¿Con qué autoridad moral proponen aumentar el precio de la gasolina y del diesel, si un ministro de la Corte gana alrededor de 500 mil pesos mensuales; o si un ex presidente, como Carlos Salinas, nos cuesta casi 5 millones de pesos mensuales; o si a costa del erario se pagan 5 mil millones de pesos al año para el fondo de ahorro de los altos funcionarios; o si los sueldos de los más encumbrados burócratas del gobierno son de los más altos de mundo?

Se ha llegado a tanto en el manejo faccioso del presupuesto público que desde Fox hasta la fecha el gasto corriente aumentó en 75 mil millones de dólares, mientras que lo destinado a infraestructura y obra pública sólo se incrementó, en este mismo periodo, en mil 200 millones de dólares.

Un ejemplo: el Poder Judicial, en el 2000, tenía un presupuesto de 13 mil 300 millones de pesos y en 2007 es de 32 mil 800 millones de pesos; es decir, un incremento en términos nominales de 145 por ciento y en términos reales del 88 por ciento, sin incluir el donativo o especie de soborno que significó los 70 millones de dólares que recibió del dinero confiscado al ciudadano mexicano de origen chino.

Es más: la propuesta de reforma fiscal del presidente espurio −léase aumentos de impuestos− no sólo es injusta sino que significa golpear aun más al sector productivo del país.

Cualquier economista, con un poco de sentido común, sabe que nunca es aconsejable subir impuestos cuando la economía está debilitándose, porque lo único que se logra es provocar menos crecimiento y más desempleo.

Tomemos en cuenta que hay factores externos desfavorables por la crisis hipotecaria en Estados Unidos que afectan a la industria de la construcción y al crédito mundial.

Este año, la economía de México crecerá a la mitad de lo alcanzado el año pasado. Las remesas de los trabajadores migrantes que habían venido creciendo a una tasa del 15 por ciento anual, este año se han estancado; la producción manufacturera creció, el año pasado, en 5.5 por ciento y en lo que va de este año apenas se mantiene en 0.2 por ciento.

Reitero: una propuesta de aumento de impuestos en este clima económico es aberrante y técnicamente errónea, pues no sólo no atempera el impacto externo negativo, sino que agrava la tendencia recesiva de la economía y empeora las expectativas del sector productivo, causando así menor inversión y menos empleos.

Por eso, nos oponemos a que aumenten los impuestos a trabajadores, profesionistas y a comerciantes y empresarios dedicados al sector productivo.

Pero sobre todo, rechazamos rotundamente el aumento del 5.5 por ciento a la gasolina y al diesel.

Aquí quiero recordar que durante la campaña, imitando una propuesta nuestra, Felipe Calderón se comprometió a reducir los precios de la gasolina, el gas y la energía eléctrica. Sin embargo, como es un mentiroso vulgar, se ha esmerado en hacer exactamente lo opuesto.

En lo que va de este gobierno usurpador no sólo han aumentado los precios de estos energéticos, sino el costo de los principales alimentos de la canasta básica, como son: el fríjol, el huevo, la leche, el pollo y la tortilla, que han registrado incrementos en promedio de 38 por ciento, mientras el salario mínimo sólo aumentó en 3.9 por ciento.

Y, por si fuera poco, ahora Felipe Calderón está proponiendo a esta Cámara de Diputados aumentar aun más el precio de la gasolina y del diesel, lo cual desataría un aumento generalizado de precios y una mayor carestía.

Diputadas y diputados:

Seguramente, como ya lo están diciendo, nuestros adversarios van a decir que si no hay aumento de impuestos no se podrá financiar el presupuesto.

Por eso les propongo que impulsen, desde el Poder Legislativo, un programa de austeridad que permita, sin aumentar los impuestos, liberar fondos para el desarrollo del país y el bienestar de los mexicanos.

Nuestro planteamiento consiste concretamente en obtener ahorros en el presupuesto del orden de 100 mil millones de pesos.

En primer término, proponemos que los 22 mil millones de pesos que pretende recaudar el gobierno usurpador con el aumento en la gasolina y en el diesel, se obtengan de las siguientes partidas:

1. Que se ajuste a la baja la partida 1509 para reducir a la mitad las percepciones desde el presidente espurio hasta los directores generales adjuntos del Poder Ejecutivo Federal; que se reduzcan también a la mitad las percepciones de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia del Poder Judicial de la Federación y que, de la misma forma, se reduzcan a la mitad las percepciones de diputados federales y senadores. Con este ajuste se obtendría un ahorro de 10 mil millones de pesos.

2. Que se suprima la partida 1407 del Seguro de Separación Individualizada, que consiste en un fondo de ahorro especial para alta burocracia y que se estima para este año en 5 mil 60 millones de pesos.

3. Que se cancele la partida 1406 de Gastos Médicos Mayores, para atención en hospitales privados de la alta burocracia, que equivale a 2 mil 300 millones de pesos. ¡Que vayan al ISSSTE, para que vean lo que siente!

4. Que se cancelen las pensiones a ex presidentes que equivalen a 260 millones de pesos al año.

5. Que se elimine la entrega de bonos discrecionales de fin de año para los altos funcionarios públicos, que representa una erogación de 5 mil millones de pesos.

En suma, con sólo estos ajustes al gasto, no habría necesidad de aumentar el precio de la gasolina y del diesel.

Pero también sostenemos que podría llevarse a cabo una reducción mayor del gasto corriente que permitiera evitar el aumento de otros impuestos que afectarán al sector productivo.

Diputadas y diputados:

Para este ejercicio pongo a consideración de ustedes la experiencia y el conocimiento de especialistas en la materia del Gobierno Legítimo de México.

Subrayo: es posible llevar a cabo una profunda reestructuración del presupuesto nacional y una nueva orientación del gasto público.

Sabemos que hay mucho despilfarro en el manejo del presupuesto. Hay mucha tela de donde cortar.

Tenemos identificadas las partidas en dónde se pueden hacer ajustes sin afectar a los trabajadores de base ni los servicios que ofrece el gobierno a la sociedad.

Se trata exclusivamente de eliminar privilegios de la alta burocracia que, dicho sea de paso, es de las más costosas, atrasadas, corruptas e improductivas del mundo.

Asimismo les recuerdo que la propuesta del presidente espurio sólo afecta al sector productivo y a la mayoría de los consumidores nacionales. Es evidente que cumplió fielmente la máxima de que no se puede tocar al intocable.

Es decir, se grava al sector productivo de México, pero no se afecta a quienes usan la Bolsa de Valores para la especulación financiera. Tampoco combate las prácticas monopólicas que dañan la competitividad y obligan al consumidor mexicano a pagar precios exagerados por bienes y servicios.

Amigas y amigos entrañables:

Diputadas y diputados:

Como ustedes saben estoy recorriendo desde abajo todo el país. Me he propuesto visitar los 2 mil 500 municipios de México y hasta ahora llevo 780 municipios visitados.

En estas giras pueblo por pueblo, me reúno en las plazas públicas y establezco comunicación directa con la gente.

En mensajes de ida y vuelta, en diálogos circulares voy recogiendo los sentimientos del pueblo y cada vez es más patente la grave situación económica y social de la mayoría de la gente.

La actual política económica y el carácter antipopular del régimen ha cancelado el futuro de millones de mexicanos. Para muchos, la única forma de salir adelante es abandonar el país, porque millones de los que se quedan viven angustiados por la falta de empleo y no tienen para pagar la luz, el gas, el pasaje, ni para curarse ni para comer.

Por eso mismo me han pedido que les notifique que por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia se permita el aumento a la gasolina y al diesel.

Es por ello que, de manera respetuosa, les recomiendo que si este tema se llegara a tratar en esta Cámara, no vacilen en oponerse.

Pero no sólo se trata de que voten en contra, porque como todos sabemos, siempre hay enjuagues en las cúpulas del PRI y del PAN, y es probable que los diputados de estos partidos logren mayoría de votos para aprobar el aumento a la gasolina y el diesel.

De ahí que mi sugerencia respetuosa es que, como verdaderos representantes del pueblo, pongan en práctica, si es necesario, acciones de resistencia civil pacífica al interior de esta Cámara, hasta lograr que se retire dicha iniciativa.

No nos preocupemos tanto por lo que dirán nuestros adversarios y por la campaña en contra en los medios de comunicación, con honrosas excepciones.

Nosotros estamos bien con nuestra conciencia y lo vamos a seguir estando si siempre estamos bien con la gente, con el prójimo.

Nosotros sinceramente no queremos la violencia. Precisamente por eso no debemos permitir que se siga actuando de manera irresponsable, dejando sin salida a millones de mexicanos que quieren vivir en paz.

Además, no se puede permanecer indiferente cuando se está queriendo violar el principal principio de los derechos humanos, que es el derecho a la subsistencia, el derecho a la vida.

Estoy seguro que ustedes sabrán actuar a la altura de las circunstancias.

Les agradezco de todo corazón su presencia.

Muchas gracias.

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Coicoyán, el inframundo

August 26th, 2007 Posted in Oaxaca, pobreza No Comments »

Érika Ramírez
Contralínea
2a quincena de agosto de 2007
Fotos: David Cilia

En el municipio más pobre del país, las enfermedades curables y el cáncer socavan la vida de sus habitantes. Contrario a la promesa de erradicar la miseria que hizo el expresidente Vicente Fox, los indígenas de Coicoyán de las Flores subsisten abandonados, sin caminos ni atención médica
Coicoyán de las Flores, Oaxaca. Bernardino Pineda Ortiz apenas había cumplido 12 años cuando los médicos del Hospital General de Oaxaca Aurelio Valdivieso lo desahuciaron, después de extraerle un tumor cerebral. El niño quedó imposibilitado de todas sus facultades y con los músculos de sus extremidades atrofiados. Volvió a ser un bebé, dice Valeria Ortiz, su madre.

Hace seis años, comenzó a sufrir dolores de cabeza que se agudizaron poco a poco. En la comunidad de El Jicaral, la más alejada de la cabecera municipal, no hubo médico que le atendiera ni diagnosticara el mal que le aquejaba.

Sus padres –indígenas nu’saavi o mixtecos que sobreviven de la agricultura de autoconsumo, como la mayoría de la población de esta región– no sabían cómo calmar sus dolencias y carecían de recursos económicos para llevarlo a la clínica más cercana, ubicada en el distrito de Juxtlahuaca.
El profesor de Bernardino exigió apoyo a los delegados de la Secretaría de Desarrollo Social para trasladarlo. Durante el recorrido, iniciaron las crisis convulsivas y las “autoridades” decidieron llevarlo a la capital del estado.

Los progenitores de Bernardino apenas entendían que su hijo estaba enfermo de gravedad. Ellos no hablan español y, aunque Oaxaca es uno de los estados con más hablantes de lengua indígena (2 millones, según estima el Consejo Nacional de Población), en el hospital no hubo un traductor que les explicara la magnitud del problema.

En el expediente 273961 quedó asentado que ingresó el 30 de septiembre de 2000 con una tumoración endocraneana, por lo que fue intervenido quirúrgicamente. Después de varias complicaciones postoperatorias y dos meses de permanecer internado, fue dado de alta con un cáncer avanzado que no lo hacía “candidato” a tratamiento de quimioterapia o radioterapia.

Desde ese año, para la familia Pineda Ortiz se han intensificado todos los problemas que acarrean la falta de asistencia médica y la miseria, pues ellos viven en el municipio más pobre del país, sin esperanzas de mejorar su calidad de vida y cambiar las condiciones de salud de su hijo.

Un estudio elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México revela que Coicoyán de la Flores tiene un índice desarrollo humano de 0.4455, similar al de las naciones del África subsahariana.
En esta población, enclavada en la sierra mixteca, se acaban las fuerzas y las ganas de vivir pues, los padres de Bernardino, desesperados, ya no encuentran la forma de salir adelante. Ella ocupa la mayor parte del tiempo en los cuidados de su hijo y en ocasiones cría algunos pollos para vender. Él apenas gana 50 pesos diarios, sólo cuando hay trabajo en la limpia de milpa.

Viven en una pequeña choza de adobe con techo de lámina en la ladera de la serranía, junto con tres de sus hijos, hacinados como casi todos los pobladores de la región. Ahí, con una precaria alimentación y sin atención médica, Bernardino cumplió la mayoría de edad.

“Ya no quedó como antes, pasa todo el tiempo como un bebé, no se mueve nada”, dice Valeria Ortiz mientras lo hidrata y acomoda en el camastro de madera vieja. El cuerpo de Bernardino se descubre pálido, extenuado y desnudo. “No hay más qué hacer, sólo esperar”, dice la mujer indígena.

En ésta, como en otras rancherías del municipio, enfermar es sentencia de muerte. No hay clínica ni médico que haga valer el “derecho a la salud” de todos los mexicanos. Emiliano Pineda López, exagente municipal de El Jicaral y uno de los pocos pobladores que hablan español, asegura que “la gente de aquí vive en total abandono”.

“Queremos un médico que permanezca en la comunidad. Siempre mandamos nuestra solicitud a Oaxaca pero el gobierno no nos hace caso. Dicen que no hay dinero para pagarle al personal, por eso es que tenemos una casa de salud sin doctor”, expresa, indignado.

A lo lejos, muestra un cuarto construido hace un par de años, pintado de blanco y con la palabra “Salud” resaltada en verde y azul. “De qué nos sirve si permanece cerrado”, exclama el lugareño.
Tierra Colorada

Los pasos de Anegleto Santiago son lentos y tortuosos para su avanzada edad. Apenas se sostiene con un palo de madera y camina sin rumbo. Duerme donde le caiga la noche pues el hombre ha perdido la noción del tiempo. Es indigente en el municipio más pobre del país.

El frío comienza y la lluvia amenaza con caer pronto. Anegleto no porta nada que lo proteja: usa un huarache de hule, una camisa desgastada y un pantalón de mezclilla viejo. Reposa sentado sobre la tierra. No puede más, soba sus pies heridos. Desde hace más de diez años iniciaron las molestias y la hinchazón que le hacen caminar con dificultad. No sabe qué es lo que tiene.

Gregorio López Morelos, agente municipal de Tierra Colorada, le saluda y eso basta para que el anciano comience a rezar sus males. Abatido, muestra las costras y protuberancias que se han formado en su pie derecho. El izquierdo no está mejor. Sus ojos también se han quedado con la “vista nublada”.

El indígena nu’saavi pasa el tiempo solo: su esposa murió hace algunos años y sus hijos decidieron emigrar el norte en busca de mejores condiciones de vida. Come lo que la gente le invita: yerbas, maíz o frijol. No hay más que ofrecerle. Tampoco cuenta con ningún apoyo gubernamental y mucho menos con servicio médico.

En la mixteca oaxaqueña “hay mucha gente enferma”, dice el agente municipal. Aquí, el atraso y la marginación se evidencian en sus pobladores: descalzos, escuálidos y enfermos.

Las brigadas de salud que envía cada mes el gobierno estatal no han sido suficientes para erradicar los padecimientos en las rancherías de este municipio. Los niños sufren de enfermedades curables como vómitos, diarreas, infecciones en las vías respiratorias. Las mujeres parturientas ponen en peligro su propia vida y la de sus hijos, porque no son atendidas a tiempo. La clínica de esta comunidad también permanece cerrada, reclama López Morelos.

En la Sierra Madre Sur, sus pobladores crecen y envejecen desprotegidos, lejos de todo. No hay fuentes de trabajo y en la primera oportunidad que se tiene, los hombres se van al norte. “A veces se pierden en la línea fronteriza. No se vuelve a saber de ellos, las familias se descomponen”, dice Gregorio López.

Los campos de Chihuahua, Sinaloa, Ensenada y Florida, Estados Unidos, son destino de cientos de jóvenes y niños, que cuando regresan lo hacen para brindar algún servicio a la comunidad porque no renuncian a sus raíces.

Familias enteras han quedado divididas en espera de que llegue el día de Todos los Santos para ver quién regresa. Pero no en todos los casos se corre con esa suerte. “Es triste, porque hay quienes se van y abandonan a sus hijos. Aquí hay muchos huérfanos”, lamenta el agente municipal, quien también ha tenido que ir a trabajar en la pizca de chile, jitomate o pepino.

El pueblo de Tierra Colorada es considerado como una de las comunidades más viejas del municipio, donde habitan aproximadamente mil 200 personas en situación de extrema pobreza. Los programas gubernamentales como Oportunidades y Procampo no cubren ni siquiera al 50 por ciento de la población que los necesita. Del Seguro Popular no saben cómo funciona, sólo conocieron a los encargados de su afiliación, que llegaron a tomarles la foto y sus huellas dactilares hace un par de años.
Promesas incumplidas

En julio de 2005, el expresidente Vicente Fox visitó a los dos municipios más pobres de México: Metlatónoc, Guerrero, y Coicoyán de las Flores, Oaxaca. El arribo del mandatario, acompañado de su esposa Marta Sahagún y otros funcionarios, así como del gobernador Ulises Ruiz, fue espectacular.

Un helicóptero aterrizó en la cancha de básquetbol de la cabecera municipal, lo que evitó que el ejecutivo federal conociera los agrestes caminos que llevan a la marginación.

En el acto oficial se ordenó a los secretarios de Salud, Julio Frenk Mora; de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota; y de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, así como a la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, agilizar la entrega de todos los programas de combate a la pobreza.

Fox Quesada aseguró a los pobladores de Coicoyán que, para 2006, el ciento por ciento de la población contaría con el Seguro Popular. Esto significaba que 50 mil familias de la región podrían acceder a medicinas, hospitalización, cirugía y otros servicios, “sin costo alguno”. Fox Quesada también ordenó la construcción de más escuelas y la ampliación del padrón de Oportunidades. Nada de eso llegó.

Para el mismo año en que se había garantizado la atención médica a la población, Albina Romero Nájera fue diagnosticada con cáncer en la matriz. La mujer de 45 años asistió, casi por suerte, al Hospital General de Oaxaca, donde le localizaron un tumor en el útero. En una segunda consulta le pidieron que regresara en otra ocasión, porque “no había especialista que la atendiera”.

Pero “ella es pobre y ya no tuvo cómo regresar otra vez al hospital”, agrega Sebastián Romero Ramírez, agente de Llano Encino Amarillo. Porque aquí, el transporte es escaso y cobra de 800 a mil pesos para llegar a la capital, cantidad imposible de pagar.

Sebastián Romero traduce al español las palabras casi inaudibles de Albina. “Sólo quiere vivir un poco más, para seguir cuidando de las tres hijas que quedan con ella”. Por lapsos cortos de tiempo mitiga los dolores en la parte baja de su abdomen, cadera y espalda, con un antiinflamatorio común, utilizado para controlar la fiebre, cólicos menstruales, calambres u otros dolores “suaves”.

Además, dice la mujer, la gente del hospital “me trató como a un animalito al que no le hacían caso. Hacían como que no veían nada, los doctores”. Ella sentía morir. Fue hasta que una persona que hablaba mixteco exigió que la atendieran y le inyectaron un calmante, que sólo le duró un par de horas.

La indígena nu’saavi es madre de cinco jóvenes que emigraron. Les ha perdido el rastro. A veces, cuando la gente regresa de los campos de Ensenada, “le dice que sus hijos se han vuelto malos, que son unos cholos y que se han olvidado de ella”, cuenta.

Santiago Tilapa

“Aquí no se hace nada de la vida. No hay trabajo. No hay nada”, espeta Hilario Flores Tenorio, padre de Leonel, un niño sordomudo que a sus 11 años de edad se esfuerza por aprender a leer y escribir.

El niño indígena no cuenta con educación especial y nunca se le ha realizado un estudio médico para saber si es candidato a utilizar un aparato auditivo o si tiene esperanza de elevar su calidad de vida. Su familia apenas tiene recursos para subsistir; se mantiene de tortilla, frijoles y, a veces, arroz. La leche y la carne para los pequeños de este municipio son alimentos que se consumen una vez al mes, sólo si es posible.

Leonel, sus seis hermanos y sus padres viven en una de las viviendas más alejadas y escondidas de la comunidad de Santiago Tilapa, a más de una hora de camino en época de lluvias, porque la brecha que llega hasta ellos se enloda y el río que la atraviesa, crece.

Todos los días Hilario y Leonel suben juntos a la agencia municipal; el niño asiste a la primaria y el padre desempeña el cargo de síndico, un puesto no remunerado, pues es un mandato de sus usos y costumbres servir al pueblo. La escuela Dzanhuindanda, donde aprende el pequeño, es la única en Santiago Tilapa. Ahí estudian aproximadamente 225 niños de nivel básico que no cuentan con materiales didácticos suficientes.

Florina Sánchez Cruz, directora de nivel preescolar, habla del abandono en que están los estudiantes y las escuelas de la zona. “Aquí todos son muy pobres. Los pequeños carecen de becas y desayunos escolares. Asisten a clases con un alimento precario: frijoles, salsa y tortillas, porque ya no hay más alimentación. No hay otra cosa que les nutra”, lamenta.

Los niños tienen que estudiar en aulas en mal estado, con vidrios rotos y láminas por la que se filtra el agua. Los mesabancos no alcanzan y los dos salones que construyó el gobierno del estado, hace dos años y sólo en esta comunidad, no son suficientes.

“Nosotros nos quedamos sin recursos para trabajar con ellos y lo único que les pueden mandar sus padres es un cuaderno y un lápiz, pero no contamos con más”, dice la profesora, enfadada.

Es así como la enfermedad, el abandono, la incomunicación y el analfabetismo hacen de Coicoyán de las Flores –o “lugar donde se canta y se baila”– la región más pobre del país, donde las promesas gubernamenales nunca llegan a cumplirse.

Negligencia oficial

En el “subsahara mexicano” la erradicación de la miseria se quedó en la demagogia política. Contralínea visitó en noviembre de 2002, el municipio de Coicoyán de las Flores. En ese lugar de la Sierra Mixteca, las condiciones de vida de sus habitantes parecen infrahumanas.

A quienes salieron a buscar mejor suerte en el norte del país o Estados Unidos les ha ido mejor, sólo porque han podido cambiar sus chozas de adobe por cuartos de cemento.

Los habitantes de Coicoyán siguen en la marginación total. Tal es el caso de Vicente López Vera, un niño de ocho años que “nació con la vista boluda y no ve nada”, como relataba su padre, Alfonso López, hace cuatro años.

Desde entonces, Vicente ha crecido apenas un poco. En 2003 un particular decidió llevarlo a México para que fuera atendido en un hospital pediátrico. Después de publicado su caso, ninguna autoridad estatal o federal hizo algo al respecto.

Hoy, cuatro años más tarde, los ojos de Vicente parecen estar en estado de putrefacción: las infecciones que le provocan derramar lágrimas con pus no cesan. Él es uno más de los habitantes de esta región que sufren por una tumoración en la parte frontal del cerebro, según entendió su padre, cuando los médicos de la ciudad explicaron que había que practicarle una cirugía. “Me dio miedo. Me dijeron que podía morir y decidí traerlo de regreso: es mejor dejarlo a la buena de Dios”, confiesa.

Zacarías Sánchez Ortiz, agente municipal de Santiago Tilapa dice que “desafortunadamente” la gente de esta zona permanece sumida en el abandono. “No cambió nada con el presidente Fox y dudo que pase ahora con Calderón”.

El también maestro de educación básica, que ha recorrido todas las rancherías que conforman el municipio, dice que “nadie llega a nuestras comunidades y es una lástima ver cómo la gente enferma, muere y sufre por carecer de recursos para cubrir las necesidades básicas que tiene todo ser humano”.

Las cifras de Coicoyán

El Informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas publicado en 2006 y elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, revela que Coicoyán de las Flores, Oaxaca, es el municipio más pobre del país, con un índice de desarrollo humano de 0.4455.

Los índices presentados en 2005 por el Consejo Nacional de Población indican que en esta entidad habitan 7 mil 598 personas indígenas con “muy alto” grado de marginación. Más del 70 por ciento de la población es analfabeta y un 83.6 por ciento de sus habitantes vive en el hacinamiento.

Según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, el municipio de Coicoyán de las Flores “contaba con 927 viviendas, de las cuales más de 841 contaban con piso de tierra, 69 con piso de cemento y 11 con datos no especificados”.

Las agencias que conforman el municipio son: Santiago Tilapa, Coyul, La Trinidad, Tierra Colorada, El Jicaral, Rancho Pastor y Lázaro Cárdenas.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Coicoyán, el inframundo

August 26th, 2007 Posted in Oaxaca, pobreza No Comments »

Érika Ramírez
Contralínea
2a quincena de agosto de 2007
Fotos: David Cilia

En el municipio más pobre del país, las enfermedades curables y el cáncer socavan la vida de sus habitantes. Contrario a la promesa de erradicar la miseria que hizo el expresidente Vicente Fox, los indígenas de Coicoyán de las Flores subsisten abandonados, sin caminos ni atención médica
Coicoyán de las Flores, Oaxaca. Bernardino Pineda Ortiz apenas había cumplido 12 años cuando los médicos del Hospital General de Oaxaca Aurelio Valdivieso lo desahuciaron, después de extraerle un tumor cerebral. El niño quedó imposibilitado de todas sus facultades y con los músculos de sus extremidades atrofiados. Volvió a ser un bebé, dice Valeria Ortiz, su madre.

Hace seis años, comenzó a sufrir dolores de cabeza que se agudizaron poco a poco. En la comunidad de El Jicaral, la más alejada de la cabecera municipal, no hubo médico que le atendiera ni diagnosticara el mal que le aquejaba.

Sus padres –indígenas nu’saavi o mixtecos que sobreviven de la agricultura de autoconsumo, como la mayoría de la población de esta región– no sabían cómo calmar sus dolencias y carecían de recursos económicos para llevarlo a la clínica más cercana, ubicada en el distrito de Juxtlahuaca.
El profesor de Bernardino exigió apoyo a los delegados de la Secretaría de Desarrollo Social para trasladarlo. Durante el recorrido, iniciaron las crisis convulsivas y las “autoridades” decidieron llevarlo a la capital del estado.

Los progenitores de Bernardino apenas entendían que su hijo estaba enfermo de gravedad. Ellos no hablan español y, aunque Oaxaca es uno de los estados con más hablantes de lengua indígena (2 millones, según estima el Consejo Nacional de Población), en el hospital no hubo un traductor que les explicara la magnitud del problema.

En el expediente 273961 quedó asentado que ingresó el 30 de septiembre de 2000 con una tumoración endocraneana, por lo que fue intervenido quirúrgicamente. Después de varias complicaciones postoperatorias y dos meses de permanecer internado, fue dado de alta con un cáncer avanzado que no lo hacía “candidato” a tratamiento de quimioterapia o radioterapia.

Desde ese año, para la familia Pineda Ortiz se han intensificado todos los problemas que acarrean la falta de asistencia médica y la miseria, pues ellos viven en el municipio más pobre del país, sin esperanzas de mejorar su calidad de vida y cambiar las condiciones de salud de su hijo.

Un estudio elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México revela que Coicoyán de la Flores tiene un índice desarrollo humano de 0.4455, similar al de las naciones del África subsahariana.
En esta población, enclavada en la sierra mixteca, se acaban las fuerzas y las ganas de vivir pues, los padres de Bernardino, desesperados, ya no encuentran la forma de salir adelante. Ella ocupa la mayor parte del tiempo en los cuidados de su hijo y en ocasiones cría algunos pollos para vender. Él apenas gana 50 pesos diarios, sólo cuando hay trabajo en la limpia de milpa.

Viven en una pequeña choza de adobe con techo de lámina en la ladera de la serranía, junto con tres de sus hijos, hacinados como casi todos los pobladores de la región. Ahí, con una precaria alimentación y sin atención médica, Bernardino cumplió la mayoría de edad.

“Ya no quedó como antes, pasa todo el tiempo como un bebé, no se mueve nada”, dice Valeria Ortiz mientras lo hidrata y acomoda en el camastro de madera vieja. El cuerpo de Bernardino se descubre pálido, extenuado y desnudo. “No hay más qué hacer, sólo esperar”, dice la mujer indígena.

En ésta, como en otras rancherías del municipio, enfermar es sentencia de muerte. No hay clínica ni médico que haga valer el “derecho a la salud” de todos los mexicanos. Emiliano Pineda López, exagente municipal de El Jicaral y uno de los pocos pobladores que hablan español, asegura que “la gente de aquí vive en total abandono”.

“Queremos un médico que permanezca en la comunidad. Siempre mandamos nuestra solicitud a Oaxaca pero el gobierno no nos hace caso. Dicen que no hay dinero para pagarle al personal, por eso es que tenemos una casa de salud sin doctor”, expresa, indignado.

A lo lejos, muestra un cuarto construido hace un par de años, pintado de blanco y con la palabra “Salud” resaltada en verde y azul. “De qué nos sirve si permanece cerrado”, exclama el lugareño.
Tierra Colorada

Los pasos de Anegleto Santiago son lentos y tortuosos para su avanzada edad. Apenas se sostiene con un palo de madera y camina sin rumbo. Duerme donde le caiga la noche pues el hombre ha perdido la noción del tiempo. Es indigente en el municipio más pobre del país.

El frío comienza y la lluvia amenaza con caer pronto. Anegleto no porta nada que lo proteja: usa un huarache de hule, una camisa desgastada y un pantalón de mezclilla viejo. Reposa sentado sobre la tierra. No puede más, soba sus pies heridos. Desde hace más de diez años iniciaron las molestias y la hinchazón que le hacen caminar con dificultad. No sabe qué es lo que tiene.

Gregorio López Morelos, agente municipal de Tierra Colorada, le saluda y eso basta para que el anciano comience a rezar sus males. Abatido, muestra las costras y protuberancias que se han formado en su pie derecho. El izquierdo no está mejor. Sus ojos también se han quedado con la “vista nublada”.

El indígena nu’saavi pasa el tiempo solo: su esposa murió hace algunos años y sus hijos decidieron emigrar el norte en busca de mejores condiciones de vida. Come lo que la gente le invita: yerbas, maíz o frijol. No hay más que ofrecerle. Tampoco cuenta con ningún apoyo gubernamental y mucho menos con servicio médico.

En la mixteca oaxaqueña “hay mucha gente enferma”, dice el agente municipal. Aquí, el atraso y la marginación se evidencian en sus pobladores: descalzos, escuálidos y enfermos.

Las brigadas de salud que envía cada mes el gobierno estatal no han sido suficientes para erradicar los padecimientos en las rancherías de este municipio. Los niños sufren de enfermedades curables como vómitos, diarreas, infecciones en las vías respiratorias. Las mujeres parturientas ponen en peligro su propia vida y la de sus hijos, porque no son atendidas a tiempo. La clínica de esta comunidad también permanece cerrada, reclama López Morelos.

En la Sierra Madre Sur, sus pobladores crecen y envejecen desprotegidos, lejos de todo. No hay fuentes de trabajo y en la primera oportunidad que se tiene, los hombres se van al norte. “A veces se pierden en la línea fronteriza. No se vuelve a saber de ellos, las familias se descomponen”, dice Gregorio López.

Los campos de Chihuahua, Sinaloa, Ensenada y Florida, Estados Unidos, son destino de cientos de jóvenes y niños, que cuando regresan lo hacen para brindar algún servicio a la comunidad porque no renuncian a sus raíces.

Familias enteras han quedado divididas en espera de que llegue el día de Todos los Santos para ver quién regresa. Pero no en todos los casos se corre con esa suerte. “Es triste, porque hay quienes se van y abandonan a sus hijos. Aquí hay muchos huérfanos”, lamenta el agente municipal, quien también ha tenido que ir a trabajar en la pizca de chile, jitomate o pepino.

El pueblo de Tierra Colorada es considerado como una de las comunidades más viejas del municipio, donde habitan aproximadamente mil 200 personas en situación de extrema pobreza. Los programas gubernamentales como Oportunidades y Procampo no cubren ni siquiera al 50 por ciento de la población que los necesita. Del Seguro Popular no saben cómo funciona, sólo conocieron a los encargados de su afiliación, que llegaron a tomarles la foto y sus huellas dactilares hace un par de años.
Promesas incumplidas

En julio de 2005, el expresidente Vicente Fox visitó a los dos municipios más pobres de México: Metlatónoc, Guerrero, y Coicoyán de las Flores, Oaxaca. El arribo del mandatario, acompañado de su esposa Marta Sahagún y otros funcionarios, así como del gobernador Ulises Ruiz, fue espectacular.

Un helicóptero aterrizó en la cancha de básquetbol de la cabecera municipal, lo que evitó que el ejecutivo federal conociera los agrestes caminos que llevan a la marginación.

En el acto oficial se ordenó a los secretarios de Salud, Julio Frenk Mora; de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota; y de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, así como a la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, agilizar la entrega de todos los programas de combate a la pobreza.

Fox Quesada aseguró a los pobladores de Coicoyán que, para 2006, el ciento por ciento de la población contaría con el Seguro Popular. Esto significaba que 50 mil familias de la región podrían acceder a medicinas, hospitalización, cirugía y otros servicios, “sin costo alguno”. Fox Quesada también ordenó la construcción de más escuelas y la ampliación del padrón de Oportunidades. Nada de eso llegó.

Para el mismo año en que se había garantizado la atención médica a la población, Albina Romero Nájera fue diagnosticada con cáncer en la matriz. La mujer de 45 años asistió, casi por suerte, al Hospital General de Oaxaca, donde le localizaron un tumor en el útero. En una segunda consulta le pidieron que regresara en otra ocasión, porque “no había especialista que la atendiera”.

Pero “ella es pobre y ya no tuvo cómo regresar otra vez al hospital”, agrega Sebastián Romero Ramírez, agente de Llano Encino Amarillo. Porque aquí, el transporte es escaso y cobra de 800 a mil pesos para llegar a la capital, cantidad imposible de pagar.

Sebastián Romero traduce al español las palabras casi inaudibles de Albina. “Sólo quiere vivir un poco más, para seguir cuidando de las tres hijas que quedan con ella”. Por lapsos cortos de tiempo mitiga los dolores en la parte baja de su abdomen, cadera y espalda, con un antiinflamatorio común, utilizado para controlar la fiebre, cólicos menstruales, calambres u otros dolores “suaves”.

Además, dice la mujer, la gente del hospital “me trató como a un animalito al que no le hacían caso. Hacían como que no veían nada, los doctores”. Ella sentía morir. Fue hasta que una persona que hablaba mixteco exigió que la atendieran y le inyectaron un calmante, que sólo le duró un par de horas.

La indígena nu’saavi es madre de cinco jóvenes que emigraron. Les ha perdido el rastro. A veces, cuando la gente regresa de los campos de Ensenada, “le dice que sus hijos se han vuelto malos, que son unos cholos y que se han olvidado de ella”, cuenta.

Santiago Tilapa

“Aquí no se hace nada de la vida. No hay trabajo. No hay nada”, espeta Hilario Flores Tenorio, padre de Leonel, un niño sordomudo que a sus 11 años de edad se esfuerza por aprender a leer y escribir.

El niño indígena no cuenta con educación especial y nunca se le ha realizado un estudio médico para saber si es candidato a utilizar un aparato auditivo o si tiene esperanza de elevar su calidad de vida. Su familia apenas tiene recursos para subsistir; se mantiene de tortilla, frijoles y, a veces, arroz. La leche y la carne para los pequeños de este municipio son alimentos que se consumen una vez al mes, sólo si es posible.

Leonel, sus seis hermanos y sus padres viven en una de las viviendas más alejadas y escondidas de la comunidad de Santiago Tilapa, a más de una hora de camino en época de lluvias, porque la brecha que llega hasta ellos se enloda y el río que la atraviesa, crece.

Todos los días Hilario y Leonel suben juntos a la agencia municipal; el niño asiste a la primaria y el padre desempeña el cargo de síndico, un puesto no remunerado, pues es un mandato de sus usos y costumbres servir al pueblo. La escuela Dzanhuindanda, donde aprende el pequeño, es la única en Santiago Tilapa. Ahí estudian aproximadamente 225 niños de nivel básico que no cuentan con materiales didácticos suficientes.

Florina Sánchez Cruz, directora de nivel preescolar, habla del abandono en que están los estudiantes y las escuelas de la zona. “Aquí todos son muy pobres. Los pequeños carecen de becas y desayunos escolares. Asisten a clases con un alimento precario: frijoles, salsa y tortillas, porque ya no hay más alimentación. No hay otra cosa que les nutra”, lamenta.

Los niños tienen que estudiar en aulas en mal estado, con vidrios rotos y láminas por la que se filtra el agua. Los mesabancos no alcanzan y los dos salones que construyó el gobierno del estado, hace dos años y sólo en esta comunidad, no son suficientes.

“Nosotros nos quedamos sin recursos para trabajar con ellos y lo único que les pueden mandar sus padres es un cuaderno y un lápiz, pero no contamos con más”, dice la profesora, enfadada.

Es así como la enfermedad, el abandono, la incomunicación y el analfabetismo hacen de Coicoyán de las Flores –o “lugar donde se canta y se baila”– la región más pobre del país, donde las promesas gubernamenales nunca llegan a cumplirse.

Negligencia oficial

En el “subsahara mexicano” la erradicación de la miseria se quedó en la demagogia política. Contralínea visitó en noviembre de 2002, el municipio de Coicoyán de las Flores. En ese lugar de la Sierra Mixteca, las condiciones de vida de sus habitantes parecen infrahumanas.

A quienes salieron a buscar mejor suerte en el norte del país o Estados Unidos les ha ido mejor, sólo porque han podido cambiar sus chozas de adobe por cuartos de cemento.

Los habitantes de Coicoyán siguen en la marginación total. Tal es el caso de Vicente López Vera, un niño de ocho años que “nació con la vista boluda y no ve nada”, como relataba su padre, Alfonso López, hace cuatro años.

Desde entonces, Vicente ha crecido apenas un poco. En 2003 un particular decidió llevarlo a México para que fuera atendido en un hospital pediátrico. Después de publicado su caso, ninguna autoridad estatal o federal hizo algo al respecto.

Hoy, cuatro años más tarde, los ojos de Vicente parecen estar en estado de putrefacción: las infecciones que le provocan derramar lágrimas con pus no cesan. Él es uno más de los habitantes de esta región que sufren por una tumoración en la parte frontal del cerebro, según entendió su padre, cuando los médicos de la ciudad explicaron que había que practicarle una cirugía. “Me dio miedo. Me dijeron que podía morir y decidí traerlo de regreso: es mejor dejarlo a la buena de Dios”, confiesa.

Zacarías Sánchez Ortiz, agente municipal de Santiago Tilapa dice que “desafortunadamente” la gente de esta zona permanece sumida en el abandono. “No cambió nada con el presidente Fox y dudo que pase ahora con Calderón”.

El también maestro de educación básica, que ha recorrido todas las rancherías que conforman el municipio, dice que “nadie llega a nuestras comunidades y es una lástima ver cómo la gente enferma, muere y sufre por carecer de recursos para cubrir las necesidades básicas que tiene todo ser humano”.

Las cifras de Coicoyán

El Informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas publicado en 2006 y elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, revela que Coicoyán de las Flores, Oaxaca, es el municipio más pobre del país, con un índice de desarrollo humano de 0.4455.

Los índices presentados en 2005 por el Consejo Nacional de Población indican que en esta entidad habitan 7 mil 598 personas indígenas con “muy alto” grado de marginación. Más del 70 por ciento de la población es analfabeta y un 83.6 por ciento de sus habitantes vive en el hacinamiento.

Según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, el municipio de Coicoyán de las Flores “contaba con 927 viviendas, de las cuales más de 841 contaban con piso de tierra, 69 con piso de cemento y 11 con datos no especificados”.

Las agencias que conforman el municipio son: Santiago Tilapa, Coyul, La Trinidad, Tierra Colorada, El Jicaral, Rancho Pastor y Lázaro Cárdenas.

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La mentira del libre mercado: el nuevo “socialismo para los ricos”

August 25th, 2007 Posted in economia, impuestos, pobreza No Comments »

Enrique Javier Díez Gutiérrez*

Diario de León (España)
19 de agosto de 2007

Se dice popularmente que cuando debes un millón al banco, tienes un problema; pero que cuando debes cien millones, es el banco quien tiene un problema.

Ésta es, en esencia, la clave que revela cómo funciona el mal llamado “libre mercado”. Porque no hay tal libre mercado. Es una falacia que, a base de oírla, repetida una y otra vez por determinados políticos y medios de comunicación, nos la hemos creído ingenuamente.

Cuando “los mercados” tienen problemas, como los primeros días de agosto de 2007, no se les deja que “libremente” los solucionen, como cuando tienen grandes beneficios y entonces, sí que se reparten los dividendos “libremente”. Cuando se produce una crisis en los “mercados” (eufemismo para designar a las grandes corporaciones multinacionales) aparecen las instituciones públicas que, con nuestros impuestos, inyectan enormes sumas de dinero para mantener su liquidez y los políticos más señalados y los dirigentes de esas instituciones hacen declaraciones públicas para calmar y serenar la crisis. ¿Por qué no salen cuando hay despidos masivos por parte de esos mercados? ¿Por qué no utilizan nuestros impuestos para solucionar los problemas que nos causan a los trabajadores y trabajadoras esos mercados que se “deslocalizan” a países donde las condiciones laborales son todavía más degradantes e infrahumanas?

En la primera quincena de agosto se inyectaron 24.000 millones de dólares a los mercados en EEUU y 95.000 millones de euros a los europeos, obtenidos de los impuestos públicos. El presidente de EEUU, salía rápidamente a hacer declaraciones que “calmaran” la crisis en el negocio de las hipotecas de alto riesgo. Yo también pago en agosto una hipoteca. ¿Quién me va a inyectar alguna ayuda para pagar mi hipoteca? ¿Por qué a mí se me deja “libertad” para pagar mi hipoteca? Si no pago me embargan mis bienes. Pero a las grandes empresas y firmas hipotecarias no se les deja esta “libertad”. Porque, incluso aunque quiebren, nunca más se vuelve a saber del dinero que “desapareció”. Si no, que se lo pregunten a las compañías responsables de los últimos escándalos financieros en nuestro país o a los últimos directivos que han pasado por la cárcel. Es más, se le reclama al Estado que se haga cargo de esas deudas a cargo, como siempre, de nuestros impuestos.

Como ya advertía Kenneth Galbraith (1992) “cuando se trata de los empobrecidos, la ayuda y el subsidio del gobierno resultan sumamente sospechosos en cuanto a su necesidad y a la eficacia de su administración a causa de sus efectos adversos sobre la moral y el espíritu de trabajo. Esto no reza, sin embargo, en el caso del apoyo público a quienes gozan de un relativo bienestar. No se considera que perjudique al ciudadano el que se salve de la quiebra a un banco. Los relativamente opulentos pueden soportar los efectos morales adversos de los subsidios y ayudas del gobierno; pero los pobres no”. Por eso molesta tanto en occidente que Venezuela destine el dinero público para los más empobrecidos y que se “despilfarre” el dinero con las personas necesitadas, en vez de “invertirlo” en las compañías trasnacionales que generarían más beneficios…, para los de siempre, claro. De ahí que se acuse al presidente de Venezuela de practicar “populismo” y de despilfarrar el dinero público.

No hay “mercados libres”, salvo en la economía imaginaria. Cuando algunos políticos y medios hablan de libertad de mercados lo que menos existe son mercados libres, ya que todos los mercados son intervenidos, controlados, de tal forma que cuando se habla de libertad de mercado lo que se está diciendo es que no los controle el poder político, el sector público, sino que los controlen unas cuantas multinacionales, o los grandes centros de poder económico.

De hecho, esa supuesta devoción por el laissez faire, por el dogma del “libre mercado”, por este nuevo fanatismo religioso, desaparece cuando los intereses de los beneficiarios de la globalización se hallan en peligro. No sólo con la protección de las grandes compañías financieras cuando aparece una crisis, sino en todos los ámbitos: nos encontramos con políticas proteccionistas para los productos agrícolas y textiles, con subvenciones públicas a las empresas que han cometido errores desastrosos para evitar su quiebra y el despido de cientos de trabajadores y trabajadoras y con políticas militares de financiación a empresas de armamento. En todos estos casos se ha olvidado el libre mercado.

Son esas mismas corporaciones, que exultan la ideología neoliberal exigiendo la liberalización y la imposición de estrictas limitaciones a la intervención pública, en caso de despidos laborales o derechos sindicales, las que quieren y esperan de los gobiernos “asistencia social” en forma de rebajas fiscales o subvenciones, encauzando hacia ellas el dinero de los impuestos de todos y todas; una asistencia que, al contrario que los subsidios a la ciudadanía, exigen que se mantenga.

La doctrina del mercado libre se presenta pues, como plantea Chomsky (2001), en dos variantes: a) la doctrina oficial que se aplica a los estados y pueblos empobrecidos y que éstos tienen que aplicar estrictamente; y b) la doctrina extraoficial que “realmente existe”, es decir, aquella que considera que esa disciplina de mercado, aunque es buena y aplicable para ellos, no lo es para nuestras empresas, salvo por conveniencias momentáneas, pues tácitamente, las personas creyentes en el mercado equiparan sus intereses económicos particulares al bien común.

Indagando en esta “teoría del libre mercado que realmente existe”, un extenso estudio sobre las corporaciones transnacionales de Ruigrock y Van Tulder (1995) descubrió que “prácticamente todas las mayores firmas mundiales habían conocido una decisiva influencia de las políticas estatales y/o de las barreras comerciales sobre sus estrategias y posiciones competitivas”, y que por lo menos el 20% de las que aparecen en el ranking de la revista Fortune, no habrían ni sobrevivido como sociedades independientes de no haber sido salvadas por sus respectivos gobiernos, socializando las pérdidas, es decir, haciéndose cargo de ellas el Estado cuando tuvieron problemas. El mismo estudio señala que la intervención estatal, ha sido la regla más bien que la excepción durante los dos últimos siglos. La producción aeronáutica civil está hoy fundamentalmente en manos de dos sociedades: Boeing-McDonald y Airbus, cada una de las cuales debe en gran medida su existencia y su éxito a subvenciones públicas en gran escala. La misma pauta prevalece en los ordenadores y en la electrónica en general, en la automoción, la biotecnología, las comunicaciones, en realidad en prácticamente todos los sectores dinámicos de la economía. Sin estas y otras medidas extremas para interferir el mercado, es dudoso que las industrias del acero, del automóvil, de las máquinas herramientas y de los semiconductores hubieran sobrevivido a la competencia japonesa, o fueran capaces de avanzar con pie firme en las tecnologías emergentes.

En el nuevo análisis neoliberal el Estado reaparece como reasignador de los recursos a través del aumento de los gastos de defensa y de seguridad, y de las ayudas a las empresas y sectores en crisis. Sólo son partidarios de la libertad económica cuando las cosas van bien para ellos pero demandan muletas públicas cuando van mal.

Los mecanismos de protección de este “mercado libre” son muy variados y persistentes. La imaginación, en estos casos, parece no tener límite. No parecen ser algo coyuntural, sino claramente estructural. Una de las forma de protección más extendida es la dotación de ingentes recursos del erario público a la industria militar, desarrollada por empresas privadas. Durante los últimos seis años, más del 40% de las compras del Pentágono, es decir, un total de 362.000 millones de dólares, fueron realizadas sin licitación pública competitiva alguna, es decir, de una manera monopólica entre el complejo militar-industrial y la clase política. Actualmente, alrededor de la mitad del presupuesto del Pentágono es manejado por empresas privadas que son supervisadas por otras empresas privadas, mientras el control a través de funcionarios del Estado está siendo reducido sistemáticamente. El Estado ya sólo sirve para repartir el dinero público entre el gran capital bélico, “supervisado” por las empresas privadas de contabilidad. Pero, los beneficios son mutuos. Desde 1998 a la fecha, esas empresas han aportado 62 millones de dólares al Partido Republicano, comparado con 24 millones para los Demócratas (Dieterich, 2004). Igualmente, la “guerra de las galaxias” ha sido vendida al público como “defensa” y a la comunidad empresarial como un subsidio público para tecnología avanzada.

Por eso no es sorprendente que el sistema general de subsidios favorezca a las grandes explotaciones, ya que las ayudas están ligadas a la extensión y a la producción. La Comisión Europea admite que el 80% de las ayudas agrícolas las acumulan el 20% de las explotaciones. En Francia, apenas el 0,6% de la población total recibe las tres cuartas partes de las ayudas, y en España siete grandes familias terratenientes cobran tantas ayudas de la Unión Europea como 12.700 pequeñas explotaciones. En 2002 percibieron 14 millones de euros en subvenciones agrícolas: cantidad equivalente a la renta anual de 90.000 mozambiqueños. El multimillonario príncipe Alberto de Mónaco, recibe subvenciones millonarias destinadas a la agricultura, denunciaba en noviembre de 2005 Intermon-Oxfam. Estos subsidios provocan un dumping (venta por debajo del coste) en el mercado mundial. Y estos subsidios a los grandes terratenientes los pagan nuestros impuestos.

Estos mecanismos de asistencia social para la gente rica es lo que se ha denominado “socialismo para los ricos” que consiste en salvaguardar a las grandes empresas de la “disciplina del mercado”. Mientras, los países empobrecidos y las gentes indefensas son las adoctrinadas en el estricto dogma del “dios mercado”.

El problema es que cada vez la población en general se lo va creyendo más. Están consiguiendo ganar la batalla del sentido común, colonizando nuestro pensamiento e incluso nuestro lenguaje y nuestra imaginación. Los grandes medios de comunicación a su servicio lo repiten una y otra vez. La clase política lo reitera constantemente en sus discursos. Parece que hoy en día, como dice Susan Sontag, declararse en contra del libre mercado es como afirmar que se está en contra de la maternidad. El combate no sólo se libra en la economía, también está en el discurso y en el pensamiento.

* Profesor de la Universidad de León. Autor de La Globalización Neoliberal y sus repercusiones en la educación (2007). Barcelona; El Roure.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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La mentira del libre mercado: el nuevo “socialismo para los ricos”

August 25th, 2007 Posted in impuestos, pobreza No Comments »

Enrique Javier Díez Gutiérrez*

Diario de León (España)
19 de agosto de 2007

Se dice popularmente que cuando debes un millón al banco, tienes un problema; pero que cuando debes cien millones, es el banco quien tiene un problema.

Ésta es, en esencia, la clave que revela cómo funciona el mal llamado “libre mercado”. Porque no hay tal libre mercado. Es una falacia que, a base de oírla, repetida una y otra vez por determinados políticos y medios de comunicación, nos la hemos creído ingenuamente.

Cuando “los mercados” tienen problemas, como los primeros días de agosto de 2007, no se les deja que “libremente” los solucionen, como cuando tienen grandes beneficios y entonces, sí que se reparten los dividendos “libremente”. Cuando se produce una crisis en los “mercados” (eufemismo para designar a las grandes corporaciones multinacionales) aparecen las instituciones públicas que, con nuestros impuestos, inyectan enormes sumas de dinero para mantener su liquidez y los políticos más señalados y los dirigentes de esas instituciones hacen declaraciones públicas para calmar y serenar la crisis. ¿Por qué no salen cuando hay despidos masivos por parte de esos mercados? ¿Por qué no utilizan nuestros impuestos para solucionar los problemas que nos causan a los trabajadores y trabajadoras esos mercados que se “deslocalizan” a países donde las condiciones laborales son todavía más degradantes e infrahumanas?

En la primera quincena de agosto se inyectaron 24.000 millones de dólares a los mercados en EEUU y 95.000 millones de euros a los europeos, obtenidos de los impuestos públicos. El presidente de EEUU, salía rápidamente a hacer declaraciones que “calmaran” la crisis en el negocio de las hipotecas de alto riesgo. Yo también pago en agosto una hipoteca. ¿Quién me va a inyectar alguna ayuda para pagar mi hipoteca? ¿Por qué a mí se me deja “libertad” para pagar mi hipoteca? Si no pago me embargan mis bienes. Pero a las grandes empresas y firmas hipotecarias no se les deja esta “libertad”. Porque, incluso aunque quiebren, nunca más se vuelve a saber del dinero que “desapareció”. Si no, que se lo pregunten a las compañías responsables de los últimos escándalos financieros en nuestro país o a los últimos directivos que han pasado por la cárcel. Es más, se le reclama al Estado que se haga cargo de esas deudas a cargo, como siempre, de nuestros impuestos.

Como ya advertía Kenneth Galbraith (1992) “cuando se trata de los empobrecidos, la ayuda y el subsidio del gobierno resultan sumamente sospechosos en cuanto a su necesidad y a la eficacia de su administración a causa de sus efectos adversos sobre la moral y el espíritu de trabajo. Esto no reza, sin embargo, en el caso del apoyo público a quienes gozan de un relativo bienestar. No se considera que perjudique al ciudadano el que se salve de la quiebra a un banco. Los relativamente opulentos pueden soportar los efectos morales adversos de los subsidios y ayudas del gobierno; pero los pobres no”. Por eso molesta tanto en occidente que Venezuela destine el dinero público para los más empobrecidos y que se “despilfarre” el dinero con las personas necesitadas, en vez de “invertirlo” en las compañías trasnacionales que generarían más beneficios…, para los de siempre, claro. De ahí que se acuse al presidente de Venezuela de practicar “populismo” y de despilfarrar el dinero público.

No hay “mercados libres”, salvo en la economía imaginaria. Cuando algunos políticos y medios hablan de libertad de mercados lo que menos existe son mercados libres, ya que todos los mercados son intervenidos, controlados, de tal forma que cuando se habla de libertad de mercado lo que se está diciendo es que no los controle el poder político, el sector público, sino que los controlen unas cuantas multinacionales, o los grandes centros de poder económico.

De hecho, esa supuesta devoción por el laissez faire, por el dogma del “libre mercado”, por este nuevo fanatismo religioso, desaparece cuando los intereses de los beneficiarios de la globalización se hallan en peligro. No sólo con la protección de las grandes compañías financieras cuando aparece una crisis, sino en todos los ámbitos: nos encontramos con políticas proteccionistas para los productos agrícolas y textiles, con subvenciones públicas a las empresas que han cometido errores desastrosos para evitar su quiebra y el despido de cientos de trabajadores y trabajadoras y con políticas militares de financiación a empresas de armamento. En todos estos casos se ha olvidado el libre mercado.

Son esas mismas corporaciones, que exultan la ideología neoliberal exigiendo la liberalización y la imposición de estrictas limitaciones a la intervención pública, en caso de despidos laborales o derechos sindicales, las que quieren y esperan de los gobiernos “asistencia social” en forma de rebajas fiscales o subvenciones, encauzando hacia ellas el dinero de los impuestos de todos y todas; una asistencia que, al contrario que los subsidios a la ciudadanía, exigen que se mantenga.

La doctrina del mercado libre se presenta pues, como plantea Chomsky (2001), en dos variantes: a) la doctrina oficial que se aplica a los estados y pueblos empobrecidos y que éstos tienen que aplicar estrictamente; y b) la doctrina extraoficial que “realmente existe”, es decir, aquella que considera que esa disciplina de mercado, aunque es buena y aplicable para ellos, no lo es para nuestras empresas, salvo por conveniencias momentáneas, pues tácitamente, las personas creyentes en el mercado equiparan sus intereses económicos particulares al bien común.

Indagando en esta “teoría del libre mercado que realmente existe”, un extenso estudio sobre las corporaciones transnacionales de Ruigrock y Van Tulder (1995) descubrió que “prácticamente todas las mayores firmas mundiales habían conocido una decisiva influencia de las políticas estatales y/o de las barreras comerciales sobre sus estrategias y posiciones competitivas”, y que por lo menos el 20% de las que aparecen en el ranking de la revista Fortune, no habrían ni sobrevivido como sociedades independientes de no haber sido salvadas por sus respectivos gobiernos, socializando las pérdidas, es decir, haciéndose cargo de ellas el Estado cuando tuvieron problemas. El mismo estudio señala que la intervención estatal, ha sido la regla más bien que la excepción durante los dos últimos siglos. La producción aeronáutica civil está hoy fundamentalmente en manos de dos sociedades: Boeing-McDonald y Airbus, cada una de las cuales debe en gran medida su existencia y su éxito a subvenciones públicas en gran escala. La misma pauta prevalece en los ordenadores y en la electrónica en general, en la automoción, la biotecnología, las comunicaciones, en realidad en prácticamente todos los sectores dinámicos de la economía. Sin estas y otras medidas extremas para interferir el mercado, es dudoso que las industrias del acero, del automóvil, de las máquinas herramientas y de los semiconductores hubieran sobrevivido a la competencia japonesa, o fueran capaces de avanzar con pie firme en las tecnologías emergentes.

En el nuevo análisis neoliberal el Estado reaparece como reasignador de los recursos a través del aumento de los gastos de defensa y de seguridad, y de las ayudas a las empresas y sectores en crisis. Sólo son partidarios de la libertad económica cuando las cosas van bien para ellos pero demandan muletas públicas cuando van mal.

Los mecanismos de protección de este “mercado libre” son muy variados y persistentes. La imaginación, en estos casos, parece no tener límite. No parecen ser algo coyuntural, sino claramente estructural. Una de las forma de protección más extendida es la dotación de ingentes recursos del erario público a la industria militar, desarrollada por empresas privadas. Durante los últimos seis años, más del 40% de las compras del Pentágono, es decir, un total de 362.000 millones de dólares, fueron realizadas sin licitación pública competitiva alguna, es decir, de una manera monopólica entre el complejo militar-industrial y la clase política. Actualmente, alrededor de la mitad del presupuesto del Pentágono es manejado por empresas privadas que son supervisadas por otras empresas privadas, mientras el control a través de funcionarios del Estado está siendo reducido sistemáticamente. El Estado ya sólo sirve para repartir el dinero público entre el gran capital bélico, “supervisado” por las empresas privadas de contabilidad. Pero, los beneficios son mutuos. Desde 1998 a la fecha, esas empresas han aportado 62 millones de dólares al Partido Republicano, comparado con 24 millones para los Demócratas (Dieterich, 2004). Igualmente, la “guerra de las galaxias” ha sido vendida al público como “defensa” y a la comunidad empresarial como un subsidio público para tecnología avanzada.

Por eso no es sorprendente que el sistema general de subsidios favorezca a las grandes explotaciones, ya que las ayudas están ligadas a la extensión y a la producción. La Comisión Europea admite que el 80% de las ayudas agrícolas las acumulan el 20% de las explotaciones. En Francia, apenas el 0,6% de la población total recibe las tres cuartas partes de las ayudas, y en España siete grandes familias terratenientes cobran tantas ayudas de la Unión Europea como 12.700 pequeñas explotaciones. En 2002 percibieron 14 millones de euros en subvenciones agrícolas: cantidad equivalente a la renta anual de 90.000 mozambiqueños. El multimillonario príncipe Alberto de Mónaco, recibe subvenciones millonarias destinadas a la agricultura, denunciaba en noviembre de 2005 Intermon-Oxfam. Estos subsidios provocan un dumping (venta por debajo del coste) en el mercado mundial. Y estos subsidios a los grandes terratenientes los pagan nuestros impuestos.

Estos mecanismos de asistencia social para la gente rica es lo que se ha denominado “socialismo para los ricos” que consiste en salvaguardar a las grandes empresas de la “disciplina del mercado”. Mientras, los países empobrecidos y las gentes indefensas son las adoctrinadas en el estricto dogma del “dios mercado”.

El problema es que cada vez la población en general se lo va creyendo más. Están consiguiendo ganar la batalla del sentido común, colonizando nuestro pensamiento e incluso nuestro lenguaje y nuestra imaginación. Los grandes medios de comunicación a su servicio lo repiten una y otra vez. La clase política lo reitera constantemente en sus discursos. Parece que hoy en día, como dice Susan Sontag, declararse en contra del libre mercado es como afirmar que se está en contra de la maternidad. El combate no sólo se libra en la economía, también está en el discurso y en el pensamiento.

* Profesor de la Universidad de León. Autor de La Globalización Neoliberal y sus repercusiones en la educación (2007). Barcelona; El Roure.

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México, con el peor desempeño económico de AL y el Caribe en 2007: Cepal

July 27th, 2007 Posted in economia, pobreza No Comments »

Carlos Acosta Córdova
Proceso
27 de julio de 2007

México, D.F., 26 de julio (apro).- En 2007, México será el país con el peor desempeño económico de América Latina y el Caribe, pues su Producto Interno Bruto apenas crecerá 3.2%, muy por debajo del 8.5% previsto para Panamá y del 7.5% para República Dominicana y Argentina, estimó hoy la Cepal.

En su reporte anual sobre las economías de la región, dado a conocer en su sede, en Santiago de Chile, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe prevé un crecimiento promedio de 5% para la región, pero ubica a México en el último lugar de todos los países, incluso por debajo de Haití y Ecuador, cuyas economías crecerán este año 3.5%.

Por el contrario, para el siguiente año, la Cepal prevé un menor crecimiento para la región, de 4.6%, pero México podrá remontar tres lugares para quedar, con un crecimiento de 3.7%, por arriba de Paraguay, Haití y Ecuador, que mantendrían un crecimiento aproximado de 3.5%.

Si se confirman sus pronósticos para 2008, la Cepal advierte que la región acumulará seis años de crecimiento consecutivo –desde 2003–, en los que el producto por habitante registrará un crecimiento acumulado de 20.6%, equivalente a un incremento de más de 3% anual.

Aun así, el crecimiento esperado de la región para 2007 y 2008 será menor al registrado en 2006, que fue de 5.6%.

De acuerdo con José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Cepal, la desaceleración del crecimiento económico de México se debe al menor crecimiento registrado por la economía de Estados Unidos.

Si bien hay un “optimismo cauto” para el futuro inmediato de la economía regional, la Cepal considera, no obstante, que debe verse con preocupación el reciente aumento de la volatilidad de los mercados financieros internacionales, que podría dar al traste con las relativa fortaleza mostrada por las economías de la región.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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