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Bolivia: Lecciones de odio

September 16th, 2008 Posted in bolivia, izquierda No Comments »

Mi artículo de este mes para el periódico Kiosco.

Bolivia: Lecciones de odio
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

Evo se queda. Más del 67% de los votos registrados en el referendo del domingo 10 de agosto revalidó al indígena aymará Juan Evo Morales Ayma como presidente de Bolivia (referendo que todo el mundo insiste en llamar “revocatorio” aun si resultó ratificatorio de la gestión de Morales).

Quienes apoyan a Morales tal vez se hayan apresurado al festejar la confirmación del socialista a la mitad de su mandato (cada periodo presidencial tiene en Bolivia una duración de cinco años: Evo entró en 2006; su sucesor deberá hacerlo en 2011). La realidad nunca es halagadora. Nunca sabe a dulzura. En el parecer del sociólogo Heinz Dieterich Steffan (“Washington y la oligarquía triunfan en Bolivia”, artículo publicado el 12 de agosto por el portal electrónico Kaos en la red), el resultado de la votación “es una clara derrota del gobierno que no sólo refuerza la división de facto del país, sino que le concede a la subversión separatista un halo de legalidad que antes no poseía”. Cuando el artículo apareció no se sabía que la votación había beneficiado a Evo Morales (y al vicepresidente Álvaro García Linera) con el amplio margen que hoy conocemos, pero —en esto Dieterich es muy acertado— los socialistas no deberían contentarse si la derecha, el mismo domingo, intensificó su control sobre Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando, departamentos de la “media luna”, como le llaman a esa zona por la forma que dibuja en el mapa boliviano. La oligarquía de la media luna ha instaurado gobiernos regionales (prefecturas) rebeldes al presidente, que recibieron de los electores en el referendo del día 10 un apoyo similar al que confirmó a Morales en el cargo. Los prefectos demandan del gobierno nacional la anulación de la nueva Constitución, el reconocimiento de los estatutos autonómicos locales y la devolución de los recursos generados por impuestos a hidrocarburos (200 millones de dólares al año).

Está pues, el país, partido en dos. Con Evo y contra Evo. Se queda el indio pero se quedan también los enemigos acérrimos del indio. El papel no refleja medias tintas. El odio es grande, y también el amor. En la pugna política, el ciudadano se ve conminado a mirar en blanco y negro. Pero a mi hipócrita lector de México, ¿por qué debería importarle lo que ocurre allá lejos, en el sur? Me respondo: porque en el sur, lector, se desarrolla un proceso de la misma especie que otro que tiene lugar aquí, en nuestro país.

Mercadotecnia, encuestas y prestidigitación

Semanas antes ya de que fuera celebrado el referendo, la práctica totalidad de los analistas serios daba por hecho que Morales sería ratificado como presidente con alrededor de 60% de los votos de su lado. Pero la realidad, la vida, en las ágiles manos de los mercadotécnicos, es como un hierro duro que se ablanda; aplicando la fuerza necesaria, del bronce y del acero queda un hilo obediente, una lámina que canta los colores deseados.

En su excelente análisis “Las trampas del pavor” (portal Bolpress, 28 de julio), Antonio Peredo Leigue, ex-director del semanario Aquí y hoy senador por el partido de Evo Morales, MAS (Movimiento al Socialismo), refiere cómo a partir de una encuesta de la sociedad Captura Consulting “los periódicos nacionales acomodaron a su gusto y sabor los resultados […] para mostrar que el gran perdedor será Evo Morales”. Un diario citado por Peredo sostuvo que “Evo sería ratificado con 49%, pero el MAS perdería sus dos prefectos”; en este caso —hace notar Peredo—, “aunque [en la encuesta] aparecían otros dos perdedores, [el diario] ni siquiera los mencionó”.

La encuesta de Captura Consulting dio lugar a una nota de Leopoldo Vegas que el diario santacrucino El Deber reprodujo el 21 de julio bajo el título “Evo pasa ‘raspando’ el referéndum revocatorio”. Vegas repite la cifra ‘rasposa’ de 49%, “que apenas alcanza para mantenerlo en el cargo que ocupa desde enero de 2005” (en realidad Morales asumió la presidencia el 22 de enero de 2006). Desde el principio, el reportero editorializa la nota (confusión de quehaceres, tan frecuente, en la que no debería caer un profesional de la información): “Hasta el momento, la campaña Bolivia cambia, Evo cumple, en la que el jefe de Estado reparte millones de dólares provenientes del Gobierno de Venezuela, no ha sido suficiente para elevar la popularidad del presidente de la República, Evo Morales”. El jefe de Estado reparte, entonces. Por lo menos Vegas no lo acusa de expropiar en su solo beneficio los dólares venezolanos que, por cierto, Morales no suelta así, sin más, sino que, donado de buena voluntad por el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez, el dinero se destina a proyectos productivos necesarios para Bolivia, se invierte en educación, en salud y ha auxiliado en la extensión del acceso popular a los servicios básicos. Que la nación está perdiendo su soberanía con una supuesta subordinación de Morales a Venezuela y Cuba, es una de las mentiras más insistentemente repetidas por los medios de comunicación.

Pese a su nula credibilidad —acaso porque la credibilidad no importa—, El Deber es uno de los medios bolivianos que con mayor asiduidad la prensa internacional utiliza como referencia. En nuestro país, la agencia informativa del Estado, Notimex, basa su conocimiento de la actualidad boliviana casi exclusivamente en lo que publica El Deber. Unas veces Notimex reconoce su deuda con el diario santacrucino; en otras ocasiones no menciona su nombre, mas su influencia es innegable en la redacción de notas con títulos alineados tan a la derecha como “Referendo revocatorio sería ‘suicidio político’ para Evo Morales”. El director de El Deber es Pedro Rivero Mercado, ex-embajador en Francia, cuya familia administra el periódico y posee acciones en la televisora PAT.

La radio y la televisión son las herramientas comunicativas mejor aprovechadas por los que se oponen a Morales. Días antes del referendo, políticos y politólogos invitados a programas de discusión, más los locutores mismos, aseveraron que los votos serían manipulados por el MAS, montando un fraude. Este intento de desacreditar al MAS va de la mano con la encuesta de Captura Consulting; como dice Peredo Leigue: “Así, cuando se anuncien los resultados oficiales del referendo, será sencillo decir que la encuesta es verdad y los resultados son mentira”.

El martes 12 de agosto, el diario paceño La Razón destacó como encabezado principal que “La OEA detectó irregularidades el día de la votación”. El sábado 16, cinco pequeños párrafos en la página 14 daban noticia de que “La OEA valida plenamente el referéndum”. Estrictamente hablando, La Razón nunca mintió: la OEA había detectado irregularidades —sólo que en un volumen muy escaso, insuficiente para invalidar la votación. El modo en que La Razón trató la noticia de la OEA nos sirve para ejemplificar dos trucos habituales de la prensa deudora del gran capital. 1) Buscar (y encontrar) el lado de la noticia que más convenga a los propósitos de la derecha (el propósito declarado de la derecha boliviana es derrocar a Morales): ¿hallaron irregularidades los observadores de la OEA? Sí. ¿Que son pocas? No importa; mientras se sepa de una sola hay que explotarla, exprimir todo su jugo en la cara de Evo. 2) Las notas favorables, bien afeitadas y compuestas, deben ir en primera plana, en letras grandes. No vale la pena emprender el incómodo esfuerzo de acercarse a la exactitud; las noticias feas, inconvenientes, que no se publiquen, y cuando haya que publicarlas (porque su silencio sería demasiado ruidoso), se les despachará en rápidos párrafos enviados a la página 14. La Razón forma parte del emporio europeo Prisa, propietarios en España del famoso periódico El País.

La Razón domina el estilo “sutil” de manipular la información, pero cuando hace falta miente de manera descarada. En su edición del lunes 11 presentó a Alberto Aguilar, del MAS, como revocado de la prefectura de Oruro; la permanencia o salida de Aguilar, sin embargo, no será decidida sino después del 24 de agosto. Escribo estas palabras la madrugada del 19.

El viernes 15, un grupo de seguidores del terrateniente Branco Marinkovic y del prefecto de Santa Cruz Rubén Costas, contrario a Morales, intentó tomar por la fuerza las instalaciones de la policía santacrucina (Costas ha repetido muchas veces que los cuerpos de seguridad local le deberán, en adelante, a él sus nombramientos y los desvinculará del gobierno central). El coronel Wilge Obleas, máxima autoridad policial del departamento, terminó en el suelo, sometido a patadas. El lunes 18, La Razón publica una columna donde el “periodista independiente” René Poveda Guzmán califica al gabinete de Morales de “ideólogos de la confrontación”. Ni un solo columnista de La Razón se ha mostrado crítico con el prefecto crucino.

“Son parte de una guerra sucia, la campaña de la prensa”, acaba de declarar Evo en Paraguay. “Ofendan o difamen, ya no se puede parar la conciencia del pueblo boliviano”.

Con el país roto a sus espaldas, Evo no debería subestimar la influencia de la prensa derechista en esa parte de la población a la que le han enseñado a detestarlo.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Asesinado periodista en Cuba

July 12th, 2008 Posted in historia, izquierda, Socialismo No Comments »

El 26 de julio de 1953, en Santiago de Cuba, un grupo de opositores a la dictadura de Fulgencio Batista tomó por asalto el Cuartel Moncada, una de las fortalezas militares más importantes en el territorio nacional. Aunque los combatientes, encabezados por el joven abogado Fidel Castro, fueron derrotados, el suceso, en la memoria colectiva cubana, encarna el momento cuando el país resuelve que es posible desembarazarse del régimen subordinado a Estados Unidos para conducir su política, su economía y su historia por un camino independiente, durante cuyo viaje el pueblo todo fuera reconquistando la libertad y la dignidad. El siguiente artículo aparece en la edición de julio del periódico Kiosco, dedicado a conmemorar la Revolución Cubana.

Asesinado periodista en Cuba
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

In memoriam C. B. A.

Noticias de 1958

Tratándose de Cuba, la Guerra Fría no ha finalizado. Estamos en 2008. Hemos verificado medio siglo desde el triunfo de la Revolución y a lo largo de todo este tiempo el gobierno de Estados Unidos ha sostenido sin detenerse su asedio sobre la isla, un asedio que abarca acciones de sabotaje contra su agricultura, su ganadería y su industria; la violación de sus espacios aéreos, marítimos y terrestres (Guantánamo); secuestros y encarcelamientos injustos de ciudadanos cubanos (citemos el caso reciente de “los cinco”: militantes comunistas condenados por el régimen de Bush, basado en mentirosas acusaciones de espionaje); atentados contra la vida de dirigentes revolucionarios; atentados terroristas como el estallido (6 de octubre de 1976) del vuelo 455 de Cubana de Aviación, donde murieron 73 personas inocentes; un bloqueo económico en el que se obliga a participar a los países controlados por Estados Unidos; y —el más eminente de sus ataques— la invasión del país en abril de 1961, felizmente repelida por el pueblo cubano.

Con excepción del bloqueo, la mayoría de las acciones enumeradas, más otras que corrieron en el mismo sentido, no rindieron los frutos que Estados Unidos esperaba. Pero donde la violencia fracasó, la ‘pacífica’ guerra psicológica dio al imperio victorias memorables. Gracias a la tenaz e insidiosa campaña de Estados Unidos en los medios informativos —cuyos propósitos y origen pasan inadvertidos por el gran público—, en el imaginario colectivo de Occidente, hoy en día, Fidel y Raúl Castro representan atraso económico, brutalidad policiaca y ausencia de libertad.

Uno de los lugares comunes de la propaganda imperial repite que en las cárceles cubanas se tortura a los periodistas y que éstos son asesinados en el cumplimiento de su deber. Ambas afirmaciones son falsas. La única prisión cubana donde se tortura actualmente es la de la bahía de Guantánamo, ocupada de forma indebida por Estados Unidos desde 1898. Y el último periodista que murió asesinado en Cuba fue Carlos Bastidas Argüello, ejecutado en mayo de 1958, antes de la Revolución, por la policía de Fulgencio Batista, el opresor vasallo de Estados Unidos cuya dictadura combatió y derrocó Fidel Castro.

Vida de Carlos

Carlos Bastidas Argüello nació en Ecuador en 1935. Estudió Comunicación en Estados Unidos. En su calidad de corresponsal de El Telégrafo y otros periódicos de su país, fue testigo de las revueltas húngaras de 1956 contra el dominio soviético, así como de la caída de los regímenes de Gustavo Rojas Pinilla en Colombia y de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela.

Bastidas se había comprometido con los ideales de progreso para los pueblos con los que en aquella época se sentían identificados muchos jóvenes en el mundo. Su compromiso ideológico desató la ira de sujetos como Rojas Pinilla y Pérez Jiménez; este último llegó a ponerlo prisionero. Leónidas Trujillo, el dictador de la República Dominicana, ni siquiera le permitió ingresar al territorio nacional.

De acuerdo con el biógrafo de Bastidas, Juan Marrero González, el reportero arribó a la Sierra Maestra cubana a principios de marzo de 1958 para entrevistar a los guerrilleros que se habían alzado contra Batista. Conversó con Fidel Castro y hasta colaboró con Radio Rebelde, la emisora de la guerrilla, presentándose a los oyentes con el pseudónimo de Atahualpa Recio.

Bastidas, ciertamente, no pretendió nunca ser ‘objetivo’ o ‘imparcial’. ¿Será deseable la imparcialidad? Lo que sé es que es irrealizable; salvo escasísimas y honrosas excepciones, los empleados de los medios defienden los intereses de los dueños del canal televisivo, la estación radiodifusora o el periódico. Y los defienden mintiendo. Bastidas decidió tomar partido, pero no al servicio de un interés, sino de una idea; y decidió defender esta idea no con la mentira, sino con la verdad. Y al igual que Ernest Hemingway en la Guerra Civil Española, su solidaridad con los pobres lo llevó a desempeñarse como periodista y como combatiente.

El 13 de mayo de 1958, luego de discutir en un bar, el teniente Orlando Marrero ultimó a balazos a Bastidas. Tenía apenas 23 años. Del crimen nada dijo la prensa batistiana. El cadáver del ecuatoriano permaneció tres días con la policía, hasta que fue reclamado por el Colegio de Periodistas de Cuba.

Año con año, cientos de periodistas mueren cruelmente en el llamado ‘mundo libre’ de la órbita norteamericana. Sin ir más lejos, en nuestro México, durante el sexenio de Vicente Comes-y-te-vas Fox, treinta y dos periodistas fueron asesinados, lo que nos coloca en la nada honorable posición de ser, junto a Colombia, el país latinoamericano donde las vidas de los periodistas corren mayor riesgo.

Durante los cincuenta años de la Revolución liderada por Fidel Castro, ni un solo periodista, cubano o extranjero, ha fallecido de forma violenta en Cuba en razón de sus opiniones. El homenaje mínimo que podemos hacerle a Carlos Bastidas Argüello es revelar esta verdad.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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¿Quién secuestró al Congreso?

April 20th, 2008 Posted in Congreso, izquierda, PRI, privatizaciones No Comments »

Ricardo Monreal Ávila*
Milenio
16 de abril de 2008

Al fijar en 50 días el plazo para debatir la reforma energética e iniciar inmediatamente el proceso de dictamen y votación de la misma, la Junta de Coordinación Política del Senado demerita voluntaria o involuntariamente la importancia de una de las reformas más importantes de las últimas décadas.

¿Por qué a la reforma del Estado se le asignaron 365 días de consulta, confección y diseño de la iniciativa correspondiente, además de una ley especial, un presupuesto ad hoc y un órgano de gobierno; mientras que a la reforma Energética sólo se le asigna 14% del tiempo de la primera? ¿Es acaso 86% más importante la reforma del Estado que la reforma petrolera?

La reforma de Seguridad y Justicia ingresó al Legislativo el 9 de marzo de 2007 y un año después aún sigue su curso de aprobación constitucional. ¿La reforma de Pemex tiene acaso una sexta parte del peso, importancia y trascendencia del combate al crimen organizado?

La preparación, cocción y condimento de la reforma Electoral constitucional, la de mayor consenso en la presente legislatura (¿será porque la presentó el Legislativo y no el Ejecutivo?) llevó más de seis meses. ¿Es que salvar a Pemex de la quiebra es tres veces menos importante que restaurar la credibilidad electoral?

En cambio, las reformas que han salido fast track en esta legislatura, con un periodo cercano o menor a los 50 días ofertados al FAP, se han traducido en verdaderos atracos a la ciudadanía, a grado tal que han generado los amparos más numerosos o las protestas callejeras más estruendosas de los últimos años. Me refiero a la reforma fiscal del IETU y a la reforma de pensiones del ISSSTE. La primera consumió 35 días y la segunda mantiene el récord de 14 días.

El manejo de los tiempos en esta legislatura no es, entonces, un dato menor y tiene claras repercusiones extraparlamentarias: a menor tiempo de debate y consulta, mayor agravio a sectores amplios de la población. Por ello, los 50 días para la reforma energética están más cerca de la arbitrariedad que del consenso. Son más una señal ominosa que un gesto generoso.

Los cuatro meses de debate y consulta propuestos por el FAP (mayo-agosto, el período de receso) se acercan a la media aritmética y política con que ha trabajado esta legislatura. Se ubica razonablemente entre los generosísimos 365 días de la reforma del Estado concedidos por el PAN al PRI y los implacables 14 días de las reformas del ISSSTE con que el gobierno en calidad de patrón despojó de los derechos históricos de pensión a sus propios trabajadores.

La propuesta del FAP es también políticamente razonable: no se ubica en las calendas griegas de la eternidad, pero tampoco se somete a los espolones y apremios de Los Pinos, que tiene prisa por acreditarse como un “gobierno reformador”, sin importar la calidad ni los alcances de lo aprobado.

En suma, constreñir a 50 días la reforma que puede marcar el destino económico del país en los próximos 50 años es expropiar a la ciudadanía la oportunidad de intervenir en esta decisión y es secuestrar el proceso legislativo.

A propósito de secuestros, es importante precisar la naturaleza del recurso de protesta parlamentaria utilizado por el FAP al tomar la tribuna de ambas cámaras legislativas. La tribuna del Congreso de la Unión no es el Congreso de la Unión. Por lo tanto, tomar la tribuna no es secuestrar el Poder Legislativo. Si algún secuestro padece la actual legislatura es por otros actores y factores muy distintos al FAP.

En efecto, la institución del Congreso está secuestrada. ¿Por quién? Es rehén de una consigna del Ejecutivo: “Reformas a cualquier costo y al precio que sea”. Está esposada a un apremio: sacar el mayor número de iniciativas en el menor tiempo posible. Está vendada con el viejo dogma del partido de Estado: perder el debate, ganar la votación. Es prisionera de una “mayoría” prefabricada, excluyente y simuladora, el PRIANAL (suma de PRI, PAN y Panal).

El Congreso está secuestrado por una mayoría ficticia: lo que ella acuerda no se corresponde con lo que piensa y expresa una sociedad dividida y desigual. Por su forma de operar, también es una mayoría facciosa: hace como que dialoga, pero no escucha; hace como que consulta a la sociedad, pero no acepta el referéndum de sus frutos legislativos ni el plebiscito de sus decisiones de gobierno; hace como que representa a la ciudadanía, pero termina imponiéndole sus particulares intereses.

De este secuestro real que padece el Congreso por parte de los poderes fácticos, nadie habla. En cambio, de la toma de tribuna para protestar precisamente por esa condición de plagio estructural y funcional, todos quieren ser ahora rescatistas y socorristas.

* Senador de la República por el Partido de la Revolución Democrática.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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¿Quién secuestró al Congreso?

April 20th, 2008 Posted in Congreso, Felipe Calderon, izquierda, PRI, privatizaciones No Comments »

Ricardo Monreal Ávila*
Milenio
16 de abril de 2008

Al fijar en 50 días el plazo para debatir la reforma energética e iniciar inmediatamente el proceso de dictamen y votación de la misma, la Junta de Coordinación Política del Senado demerita voluntaria o involuntariamente la importancia de una de las reformas más importantes de las últimas décadas.

¿Por qué a la reforma del Estado se le asignaron 365 días de consulta, confección y diseño de la iniciativa correspondiente, además de una ley especial, un presupuesto ad hoc y un órgano de gobierno; mientras que a la reforma Energética sólo se le asigna 14% del tiempo de la primera? ¿Es acaso 86% más importante la reforma del Estado que la reforma petrolera?

La reforma de Seguridad y Justicia ingresó al Legislativo el 9 de marzo de 2007 y un año después aún sigue su curso de aprobación constitucional. ¿La reforma de Pemex tiene acaso una sexta parte del peso, importancia y trascendencia del combate al crimen organizado?

La preparación, cocción y condimento de la reforma Electoral constitucional, la de mayor consenso en la presente legislatura (¿será porque la presentó el Legislativo y no el Ejecutivo?) llevó más de seis meses. ¿Es que salvar a Pemex de la quiebra es tres veces menos importante que restaurar la credibilidad electoral?

En cambio, las reformas que han salido fast track en esta legislatura, con un periodo cercano o menor a los 50 días ofertados al FAP, se han traducido en verdaderos atracos a la ciudadanía, a grado tal que han generado los amparos más numerosos o las protestas callejeras más estruendosas de los últimos años. Me refiero a la reforma fiscal del IETU y a la reforma de pensiones del ISSSTE. La primera consumió 35 días y la segunda mantiene el récord de 14 días.

El manejo de los tiempos en esta legislatura no es, entonces, un dato menor y tiene claras repercusiones extraparlamentarias: a menor tiempo de debate y consulta, mayor agravio a sectores amplios de la población. Por ello, los 50 días para la reforma energética están más cerca de la arbitrariedad que del consenso. Son más una señal ominosa que un gesto generoso.

Los cuatro meses de debate y consulta propuestos por el FAP (mayo-agosto, el período de receso) se acercan a la media aritmética y política con que ha trabajado esta legislatura. Se ubica razonablemente entre los generosísimos 365 días de la reforma del Estado concedidos por el PAN al PRI y los implacables 14 días de las reformas del ISSSTE con que el gobierno en calidad de patrón despojó de los derechos históricos de pensión a sus propios trabajadores.

La propuesta del FAP es también políticamente razonable: no se ubica en las calendas griegas de la eternidad, pero tampoco se somete a los espolones y apremios de Los Pinos, que tiene prisa por acreditarse como un “gobierno reformador”, sin importar la calidad ni los alcances de lo aprobado.

En suma, constreñir a 50 días la reforma que puede marcar el destino económico del país en los próximos 50 años es expropiar a la ciudadanía la oportunidad de intervenir en esta decisión y es secuestrar el proceso legislativo.

A propósito de secuestros, es importante precisar la naturaleza del recurso de protesta parlamentaria utilizado por el FAP al tomar la tribuna de ambas cámaras legislativas. La tribuna del Congreso de la Unión no es el Congreso de la Unión. Por lo tanto, tomar la tribuna no es secuestrar el Poder Legislativo. Si algún secuestro padece la actual legislatura es por otros actores y factores muy distintos al FAP.

En efecto, la institución del Congreso está secuestrada. ¿Por quién? Es rehén de una consigna del Ejecutivo: “Reformas a cualquier costo y al precio que sea”. Está esposada a un apremio: sacar el mayor número de iniciativas en el menor tiempo posible. Está vendada con el viejo dogma del partido de Estado: perder el debate, ganar la votación. Es prisionera de una “mayoría” prefabricada, excluyente y simuladora, el PRIANAL (suma de PRI, PAN y Panal).

El Congreso está secuestrado por una mayoría ficticia: lo que ella acuerda no se corresponde con lo que piensa y expresa una sociedad dividida y desigual. Por su forma de operar, también es una mayoría facciosa: hace como que dialoga, pero no escucha; hace como que consulta a la sociedad, pero no acepta el referéndum de sus frutos legislativos ni el plebiscito de sus decisiones de gobierno; hace como que representa a la ciudadanía, pero termina imponiéndole sus particulares intereses.

De este secuestro real que padece el Congreso por parte de los poderes fácticos, nadie habla. En cambio, de la toma de tribuna para protestar precisamente por esa condición de plagio estructural y funcional, todos quieren ser ahora rescatistas y socorristas.

* Senador de la República por el Partido de la Revolución Democrática.

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Palabras de la estudiante mexicana herida en la invasión de Colombia a Ecuador

March 28th, 2008 Posted in Ecuador, izquierda, unam No Comments »

“A Uribe y a quienes nos lanzaron bombas igualitas a las que arrojaron contra Irak, se les debe investigar y castigar”
Lucía Andrea Morett Álvarez
Rebelión
28 de marzo de 2008

El siguiente texto fue leído en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el homenaje a los universitarios víctimas de la invasión de Colombia a Ecuador el 1 de marzo; también fueron leídas en el acto en defensa del petróleo, en el zócalo de la Ciudad de México, por la senadora Rosario Ibarra; ambos actos fueron realizados el 25 de marzo de 2008.

Compañeras y compañeros:

Reciban un saludo sincero, bolivariano, desde una cama del Hospital Militar en Quito, Ecuador, en donde me recupero de las múltiples lesiones que sufrí a consecuencia del criminal bombardeo lanzado por el ejército colombiano a tierras del Ecuador el pasado 1 de marzo y por el cual murieron cuatro de mis mejores amigos. Me duelen muchas cosas, entre otras, que el gobierno mexicano intente con su silencio revertir la responsabilidad que, ante el mundo y la historia, tienen los autores de la masacre, para desviar la atención preguntándose qué estábamos haciendo allí, cuando además se sabe que llegamos al campamento unas pocas horas antes de la barbarie y lo hicimos en nuestra condición de civiles y estudiosos universitarios sin imaginar que íbamos a ser víctimas de una de las peores infamias cometida recientemente en América Latina, justo en un lugar al que se nos invitó para conocer las propuestas de paz.

Me duele que en un mundo lleno de comunicación, los medios y su poder tergiversen la realidad con absurdas y dolosas mentiras, y que con ellas busquen lastimar la dignidad de jóvenes que desde las vías pacíficas y legales queremos un cambio en la sociedad. Vean lo que les digo, ahora nos salen con la abominable pretensión, eso sí ampliamente difundida, “de que las autoridades colombianas nos van a interrogar”. En qué cabeza cabe pensar que nuestro verdugo sea al mismo tiempo el juez de estos hechos y que sean además los asesinos quienes sentencien a las víctimas.

Cabe destacar que existe ya un culpable confeso, a Álvaro Uribe se le debe investigar y castigar y lo mismo debe hacerse con otros autores materiales e intelectuales, a todos aquellos que nos lanzaron bombas igualitas a las que arrojaron en guerra contra Irak, para después atacar por la espalda a los heridos.

Nosotros no cometimos ningún delito, ingresamos y transitamos legalmente en el Ecuador, participamos de actividades públicas y, en cambio arteramente se nos acribilló. Tan abrumadores son los hechos que el Fiscal General de esta nación me ha dicho que no hay nada en mi contra, que fui víctima y me deseaba una pronta recuperación.

Quiero decirles desde este hermoso pueblo ecuatoriano que me ha abierto sus brazos y su solidaridad, que sé que allá en México el coraje y la dignidad también están encontrando su lugar y que son muchos los actos y las formas mediante las que se exige que este crimen de Estado no quede impune. Gracias por estar con nosotros, con Juan, con Fernando, con Verónica, con Soren.

Tengo la confianza que no estoy sola, que la gente de mi pueblo sabrá luchar y hacer justicia; que en la UNAM nuestras autoridades han condenado los crímenes y han estado a la altura de los acontecimientos para defender el derecho a pensar y actuar críticamente. Estoy segura que muy pronto mis compañeros tendrán una lápida digna, que su muerte no será en vano ya que su semilla cayó en suelo fértil por lo que junto a ellos nacerán flores y frutos hermosos. Su voz que pretendieron apagar de una manera muy ruin se multiplicará en el grito de muchos millones por todo el planeta.

Me despido desde esta mitad del mundo fracturada por ese bombardeo cobarde. Sigo confiada en que esa América, esa Patria Grande por la que lucharon y soñaron Bolívar y Martí, muy pronto llegará. Nuestras naciones después de un largo eclipse florecerán. No hay imperio que viva eternamente.

Fraternalmente.
Lucía Andrea Morett Álvarez.
Quito, Ecuador, a 25 de marzo de 2008.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Palabras de la estudiante mexicana herida en la invasión de Colombia a Ecuador

March 28th, 2008 Posted in Ecuador, izquierda, unam No Comments »

“A Uribe y a quienes nos lanzaron bombas igualitas a las que arrojaron contra Irak, se les debe investigar y castigar”
Lucía Andrea Morett Álvarez
Rebelión
28 de marzo de 2008

El siguiente texto fue leído en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el homenaje a los universitarios víctimas de la invasión de Colombia a Ecuador el 1 de marzo; también fueron leídas en el acto en defensa del petróleo, en el zócalo de la Ciudad de México, por la senadora Rosario Ibarra; ambos actos fueron realizados el 25 de marzo de 2008.

Compañeras y compañeros:

Reciban un saludo sincero, bolivariano, desde una cama del Hospital Militar en Quito, Ecuador, en donde me recupero de las múltiples lesiones que sufrí a consecuencia del criminal bombardeo lanzado por el ejército colombiano a tierras del Ecuador el pasado 1 de marzo y por el cual murieron cuatro de mis mejores amigos. Me duelen muchas cosas, entre otras, que el gobierno mexicano intente con su silencio revertir la responsabilidad que, ante el mundo y la historia, tienen los autores de la masacre, para desviar la atención preguntándose qué estábamos haciendo allí, cuando además se sabe que llegamos al campamento unas pocas horas antes de la barbarie y lo hicimos en nuestra condición de civiles y estudiosos universitarios sin imaginar que íbamos a ser víctimas de una de las peores infamias cometida recientemente en América Latina, justo en un lugar al que se nos invitó para conocer las propuestas de paz.

Me duele que en un mundo lleno de comunicación, los medios y su poder tergiversen la realidad con absurdas y dolosas mentiras, y que con ellas busquen lastimar la dignidad de jóvenes que desde las vías pacíficas y legales queremos un cambio en la sociedad. Vean lo que les digo, ahora nos salen con la abominable pretensión, eso sí ampliamente difundida, “de que las autoridades colombianas nos van a interrogar”. En qué cabeza cabe pensar que nuestro verdugo sea al mismo tiempo el juez de estos hechos y que sean además los asesinos quienes sentencien a las víctimas.

Cabe destacar que existe ya un culpable confeso, a Álvaro Uribe se le debe investigar y castigar y lo mismo debe hacerse con otros autores materiales e intelectuales, a todos aquellos que nos lanzaron bombas igualitas a las que arrojaron en guerra contra Irak, para después atacar por la espalda a los heridos.

Nosotros no cometimos ningún delito, ingresamos y transitamos legalmente en el Ecuador, participamos de actividades públicas y, en cambio arteramente se nos acribilló. Tan abrumadores son los hechos que el Fiscal General de esta nación me ha dicho que no hay nada en mi contra, que fui víctima y me deseaba una pronta recuperación.

Quiero decirles desde este hermoso pueblo ecuatoriano que me ha abierto sus brazos y su solidaridad, que sé que allá en México el coraje y la dignidad también están encontrando su lugar y que son muchos los actos y las formas mediante las que se exige que este crimen de Estado no quede impune. Gracias por estar con nosotros, con Juan, con Fernando, con Verónica, con Soren.

Tengo la confianza que no estoy sola, que la gente de mi pueblo sabrá luchar y hacer justicia; que en la UNAM nuestras autoridades han condenado los crímenes y han estado a la altura de los acontecimientos para defender el derecho a pensar y actuar críticamente. Estoy segura que muy pronto mis compañeros tendrán una lápida digna, que su muerte no será en vano ya que su semilla cayó en suelo fértil por lo que junto a ellos nacerán flores y frutos hermosos. Su voz que pretendieron apagar de una manera muy ruin se multiplicará en el grito de muchos millones por todo el planeta.

Me despido desde esta mitad del mundo fracturada por ese bombardeo cobarde. Sigo confiada en que esa América, esa Patria Grande por la que lucharon y soñaron Bolívar y Martí, muy pronto llegará. Nuestras naciones después de un largo eclipse florecerán. No hay imperio que viva eternamente.

Fraternalmente.
Lucía Andrea Morett Álvarez.
Quito, Ecuador, a 25 de marzo de 2008.

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Venezuela, punto de partida

December 4th, 2007 Posted in Hugo Chavez, izquierda, Socialismo No Comments »

Rosa Miriam Elizalde
Rebelión

4 de diciembre de 2007

Hugo Chávez nos tiene mal acostumbrados. Los que llevamos nuestro corazón a la izquierda debidamente condenado por hereje, como dijera Roque Dalton, esperábamos la victoria del SI en el Referendo Constitucional venezolano, arropados en los incesantes triunfos electorales que han sobrevenido desde hace casi una década y en las múltiples evidencias del apoyo popular al gobierno bolivariano.

Amanecimos este lunes con otro resultado y una sensación de estupor, que ha ido derivando, poco a poco, en un sentimiento despejado. ¿Qué hay detrás de los por cientos de la votación y en particular de ese delgado 1,4 que aventaja a la oposición venezolana? Golpes bajos de adentro y de afuera, financiamiento norteamericano a grupos estudiantiles –las pruebas las publicó este domingo The Washington Post-, la manipulación y el cerco, la incesante educación para el olvido y el odio que predican los medios opositores, los puntos de la Reforma insuficientemente explicados o deliberadamente falseados, las traiciones, el hiato que a veces se percibe entre la política bolivariana y la expresión de esa política –como me comentara en una entrevista el General Alberto Müller- y otras circunstancias que serían largas de explicar.

Sin embargo, si se mira a distancia lo ocurrido este domingo en Venezuela, quizás el saldo sea más favorable para el gobierno de Chávez de lo que parece tras el velo orgiástico que este lunes cubre las noticias sobre ese país en la prensa internacional. La oposición se ha quedado huérfana de su principal argumento. La tesis cardinal que manejaron contra la Reforma era la supuesta intención del Presidente de perpetuarse en el poder con un gobierno arbitrario y antidemocrático, pero ¿qué clase de dictador es este que reconoció los resultados de inmediato y con humildad? ¿Cuándo se había visto algo semejante en Venezuela?

Un editorial de La Jornada comentaba este lunes que paradójicamente, el triunfo electoral de la oposición venezolana es, también, una victoria moral para el movimiento que encabeza Hugo Chávez. Recordaba, por supuesto, las numerosas ocasiones en que este gobierno ha salido victorioso del escrutinio popular y con qué altura reconocía los resultados que ahora le han sido adversos. Reconocía que las elecciones transcurrieron con intachable transparencia, desde el momento en que se abrieron las urnas hasta el cierre en la madrugada en la que el Presidente aceptó sin ambigüedad el resultado, que –afirma el diario mexicano- “refrenda actitudes y disposiciones inequívocamente democráticas que deben ser reconocidas”.

Pero se pueden especular otras derivaciones positivas. No es posible que, de ahora en adelante, para el proceso bolivariano el factor electoral pese más en la adopción de tácticas y estrategias que la circunstancia concreta, esa que atañe directamente a las necesidades y derechos de la población. Un previsible objetivo para los tiempos que se avecinan será incorporar otras vías movilizadoras que consoliden todavía más la indudable vocación democrática de la actual Venezuela.

Este no es el punto final de un proceso que tiene por delante cinco años en que podrá seguir gobernando de acuerdo con la Constitución actual aprobada poco después de la llegada de Chávez al poder. Es más bien un punto de partida. El gobierno que ha sobrevivido a un golpe de Estado y a un terrible paro petrolero, la administración de un país que sabe perfectamente que la violencia del dinero es tan peligrosa como la violencia de la miseria, la Revolución que ha logrado el imposible de convivir con una derecha que se encierra en su autocomplacencia y en la insolidaridad orgullosa de su náusea por los pobres; ese gobierno, digo, tiene infinitas reservas para convertir la experiencia electoral de este domingo en una fuerza más para legitimarse.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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Reforma constitucional venezolana: “No pudimos… por ahora”

December 4th, 2007 Posted in economia, Hugo Chavez, izquierda, Socialismo No Comments »

Marcelo Colussi
Rebelión
4 de diciembre de 2007

Ganó el NO. ¿Ganó la democracia? ¿Ganó el pueblo venezolano en su conjunto?

Esto último suele decirse en toda contienda electoral, pero sin dudas, más allá de la declaración políticamente correcta esperable en estas lides, tras los comicios siempre hay ganadores y perdedores.

¿Quién ganó el domingo 2 de diciembre? El campo popular definitivamente no. La derecha festeja el triunfo –pírrico, por cierto (1.5% de diferencia)– como “el comienzo del fin de la era Chávez”. Ya están contando los días para su alejamiento del poder en el 2013. Con esto, al menos así pretende presentarlo, quedaría demostrado que “el tirano no es imbatible”, y por tanto ahora redoblarán sus esfuerzos para sacarse de encima este “indeseable”. Si se le pudo derrotar en este referéndum, ¿por qué no se le podría derrotar también en nuevos enfrentamientos electorales?

Es muy prematuro hoy, unas horas después de conocidos los resultados, abrir análisis exhaustivos y proponer escenarios futuros. Pero sin dudas hay que hacerlo, y con mucha celeridad. Es más: no sólo con celeridad sino –fundamentalmente– con honestidad (esto es, quizá, una de las cosas que más faltan en las lecturas de la realidad).

La derecha ganó porque desde el mismo momento en que se vio que el presidente Chávez se salía de las normas de lo que debe hacer un mandatario “bien portado”, comenzó su trabajo de ataque al proceso bolivariano. Si son nueve años intentando construir una nueva sociedad por parte del gobierno, son nueve años de continuo ataque, sabotaje, colocación de obstáculos y guerra mediática por parte de la oposición. Y si no se llegó aún a la vía armada para su desbarrancamiento es porque las condiciones generales no lo permiten. Pero ello no está descartado (las hipótesis de magnicidio o de intervención militar estadounidense son posibilidades nunca descartadas).

¿Por qué no ganó la opción del SÍ? No se trata de buscar culpables, chivos expiatorios, de hacer autoflagelaciones. Lo importante es buscar leer adecuadamente la nueva realidad que se abre.

¿Perdió Chávez? ¿Perdió el campo popular? ¿Es sólo una batalla en la larga guerra? ¿Será, como dijo el presidente en su discurso a la madrugada inmediatamente después de conocerse los resultados, que no se pudo… por ahora?

Como todo fenómeno político –humano, en definitiva– no hay causas simples; hay, en todo caso, un entramado de circunstancias que explican el resultado final.

El bloque del NO sacó más o menos la misma cantidad de votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales en diciembre del 2006; es decir: no creció. Es especialmente destacable el grado de abstención: 44.11 %. Esa fue una de las grandes bases de la derrota del SÍ. Por otro lado, de la masa de votos obtenida por el presidente Chávez el año pasado (7 millones 300.000), ahora el bloque del SÍ llega sólo a 4 cuatro millones 300.000 votos. ¿Qué pasó con esos tres millones? ¿Por qué no votó esa población? Es ahí donde debe empezar el análisis y la propuesta de corrección.

¿El chavismo está a la baja? Nada lo indicaría, y los resultados del referéndum de ayer no hablan de una merma en la popularidad del presidente. ¿La población no está interesada en los cambios que traía la reforma constitucional? Nada indica eso tampoco. Pero algo pasó que no salió a votar.

Podríamos decir que los elementos cuartorepublicanos que sigue habiendo en el aparato de Estado desmotivan a la población. Eso es real, y sobre eso hay que empezar a buscar correctivos. La propuesta de reforma, justamente, buscaba comenzar a generar otra cosa. De ahí el poder conferido a las instancias de base como garantía de fiscalía social, de poder de base. ¿Podrán los consejos comunales ir barriendo tanta burocracia enquistada en los puestos de gobierno? Esa es la apuesta, pero algún motivo eso no pasó.

¿No era este el momento de presentar la reforma? ¿Se apuraron los tiempos y la población aún no estaba madura para un planteamiento de profundización del socialismo? Por los resultados obtenidos, eso pareciera. La cultura ancestral de dominación, la conciencia de la clase dominante que se impone a toda la sociedad son realidades incontrastables. Mucha gente chavista, que sin dudas votó por su presidente el año pasado, para este referéndum fue víctima de esa propaganda ancestral y temió ante esa tradición repetida a fuego miles de veces: “si gana el comunismo te expropian tu casa y te quitan tus hijos para llevarlos a un campo de reeducación en Cuba”. La Guerra Fría, por lo visto, no ha terminado, y el fantasma anticomunista persiste. Muchos chavistas convencidos seguramente fueron víctimas de estas manipulaciones, y asustados, ni siquiera fueron a votar. Es decir: en la guerra mediática, en la guerra cultural, la derecha sigue ganando. Las declaraciones de Baduel o de la ex esposa del presidente adversando la reforma, mediáticamente muy bien administradas, fueron más efectivas que movilizaciones de calle. Y ello, sumado al también mediáticamente manejado show político de los estudiantes “revolucionarios” terminaron de completar el cuadro.

¿Es que el PSUV o el aparato de gobierno no supieron hacer bien su trabajo de divulgación de la propuesta de la reforma, o es que la derecha –nacional e internacional– lo hizo mejor?

Dos son los marcos por donde debe ir el análisis: 1) el ataque de la derecha y 2) los errores propios. Del ataque de la derecha nada nuevo puede decirse; se vive una guerra de clases, mediática en muy buena medida, y en eso –la experiencia lo demuestra descarnadamente– el enemigo sabe hacer su trabajo. La Revolución Bolivariana, como cualquier proceso revolucionario vivido hasta ahora, se encuentra en un permanente clima de agresión, de ataque, de sabotaje. Y de seguro eso seguirá siendo así. Pero ¿qué pasa con los errores propios?

No se trata de hacer una lista de culpables y mandarlos al paredón, pero sí es momento (imprescindible) de comenzar una genuina autocrítica. Negociar con la derecha es impensable. Eso, lisa y llanamente, es el fin del proceso bolivariano. O se salta hacia delante corrigiendo errores, o naufraga todo el proceso de cambio.

Habrá que sentarse con mucha tranquilidad a analizar estos resultados del domingo, pero desde ya hay que acometer una sana revisión de lo que la revolución lleva adelantado. Más allá de los perpetuos ataques de las fuerzas conservadoras: ¿qué se ha hecho contra la corrupción? ¿Hay realmente una política revolucionaria entre todos los cuadros comprometidos con la dirección de gobierno? ¿Está realmente en vías de extinguirse la cultura del clientelismo político, de la corrupción, de la burocracia y la ineficiencia? ¿Qué se está haciendo al respecto?

Se dice que la mejor defensa es un buen ataque. Nunca mejor que ahora lo podemos ver: la revolución y el camino socialista sólo pueden robustecerse si se aceleran las transformaciones. Una vuelta hacia una posición tibia que dé lugar al crecimiento de la derecha –la antichavista y la que está enquistada aún en el chavismo, que quizá es la más dañina– solamente significará la derrota futura.

“No pudimos, por ahora” dijo Chávez al asumir la derrota en el referéndum. Pero más adelante se podrá, sólo si se amplía el panorama revolucionario: llegó el momento de construir un Estado nuevo limpiando lo que queda del viejo orden cuartorepublicano. Si no, la reacción terminará ganando. Y es mucho lo que se perdería. O la revolución se profundiza, o no es revolución.

mmcolussi@gmail.com

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Reforma constitucional en Venezuela: “No pudimos… por ahora”

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Marcelo Colussi
Rebelión
4 de diciembre de 2007

Ganó el NO. ¿Ganó la democracia? ¿Ganó el pueblo venezolano en su conjunto?

Esto último suele decirse en toda contienda electoral, pero sin dudas, más allá de la declaración políticamente correcta esperable en estas lides, tras los comicios siempre hay ganadores y perdedores.

¿Quién ganó el domingo 2 de diciembre? El campo popular definitivamente no. La derecha festeja el triunfo –pírrico, por cierto (1.5% de diferencia)– como “el comienzo del fin de la era Chávez”. Ya están contando los días para su alejamiento del poder en el 2013. Con esto, al menos así pretende presentarlo, quedaría demostrado que “el tirano no es imbatible”, y por tanto ahora redoblarán sus esfuerzos para sacarse de encima este “indeseable”. Si se le pudo derrotar en este referéndum, ¿por qué no se le podría derrotar también en nuevos enfrentamientos electorales?

Es muy prematuro hoy, unas horas después de conocidos los resultados, abrir análisis exhaustivos y proponer escenarios futuros. Pero sin dudas hay que hacerlo, y con mucha celeridad. Es más: no sólo con celeridad sino –fundamentalmente– con honestidad (esto es, quizá, una de las cosas que más faltan en las lecturas de la realidad).

La derecha ganó porque desde el mismo momento en que se vio que el presidente Chávez se salía de las normas de lo que debe hacer un mandatario “bien portado”, comenzó su trabajo de ataque al proceso bolivariano. Si son nueve años intentando construir una nueva sociedad por parte del gobierno, son nueve años de continuo ataque, sabotaje, colocación de obstáculos y guerra mediática por parte de la oposición. Y si no se llegó aún a la vía armada para su desbarrancamiento es porque las condiciones generales no lo permiten. Pero ello no está descartado (las hipótesis de magnicidio o de intervención militar estadounidense son posibilidades nunca descartadas).

¿Por qué no ganó la opción del SÍ? No se trata de buscar culpables, chivos expiatorios, de hacer autoflagelaciones. Lo importante es buscar leer adecuadamente la nueva realidad que se abre.

¿Perdió Chávez? ¿Perdió el campo popular? ¿Es sólo una batalla en la larga guerra? ¿Será, como dijo el presidente en su discurso a la madrugada inmediatamente después de conocerse los resultados, que no se pudo… por ahora?

Como todo fenómeno político –humano, en definitiva– no hay causas simples; hay, en todo caso, un entramado de circunstancias que explican el resultado final.

El bloque del NO sacó más o menos la misma cantidad de votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales en diciembre del 2006; es decir: no creció. Es especialmente destacable el grado de abstención: 44.11 %. Esa fue una de las grandes bases de la derrota del SÍ. Por otro lado, de la masa de votos obtenida por el presidente Chávez el año pasado (7 millones 300.000), ahora el bloque del SÍ llega sólo a 4 cuatro millones 300.000 votos. ¿Qué pasó con esos tres millones? ¿Por qué no votó esa población? Es ahí donde debe empezar el análisis y la propuesta de corrección.

¿El chavismo está a la baja? Nada lo indicaría, y los resultados del referéndum de ayer no hablan de una merma en la popularidad del presidente. ¿La población no está interesada en los cambios que traía la reforma constitucional? Nada indica eso tampoco. Pero algo pasó que no salió a votar.

Podríamos decir que los elementos cuartorepublicanos que sigue habiendo en el aparato de Estado desmotivan a la población. Eso es real, y sobre eso hay que empezar a buscar correctivos. La propuesta de reforma, justamente, buscaba comenzar a generar otra cosa. De ahí el poder conferido a las instancias de base como garantía de fiscalía social, de poder de base. ¿Podrán los consejos comunales ir barriendo tanta burocracia enquistada en los puestos de gobierno? Esa es la apuesta, pero algún motivo eso no pasó.

¿No era este el momento de presentar la reforma? ¿Se apuraron los tiempos y la población aún no estaba madura para un planteamiento de profundización del socialismo? Por los resultados obtenidos, eso pareciera. La cultura ancestral de dominación, la conciencia de la clase dominante que se impone a toda la sociedad son realidades incontrastables. Mucha gente chavista, que sin dudas votó por su presidente el año pasado, para este referéndum fue víctima de esa propaganda ancestral y temió ante esa tradición repetida a fuego miles de veces: “si gana el comunismo te expropian tu casa y te quitan tus hijos para llevarlos a un campo de reeducación en Cuba”. La Guerra Fría, por lo visto, no ha terminado, y el fantasma anticomunista persiste. Muchos chavistas convencidos seguramente fueron víctimas de estas manipulaciones, y asustados, ni siquiera fueron a votar. Es decir: en la guerra mediática, en la guerra cultural, la derecha sigue ganando. Las declaraciones de Baduel o de la ex esposa del presidente adversando la reforma, mediáticamente muy bien administradas, fueron más efectivas que movilizaciones de calle. Y ello, sumado al también mediáticamente manejado show político de los estudiantes “revolucionarios” terminaron de completar el cuadro.

¿Es que el PSUV o el aparato de gobierno no supieron hacer bien su trabajo de divulgación de la propuesta de la reforma, o es que la derecha –nacional e internacional– lo hizo mejor?

Dos son los marcos por donde debe ir el análisis: 1) el ataque de la derecha y 2) los errores propios. Del ataque de la derecha nada nuevo puede decirse; se vive una guerra de clases, mediática en muy buena medida, y en eso –la experiencia lo demuestra descarnadamente– el enemigo sabe hacer su trabajo. La Revolución Bolivariana, como cualquier proceso revolucionario vivido hasta ahora, se encuentra en un permanente clima de agresión, de ataque, de sabotaje. Y de seguro eso seguirá siendo así. Pero ¿qué pasa con los errores propios?

No se trata de hacer una lista de culpables y mandarlos al paredón, pero sí es momento (imprescindible) de comenzar una genuina autocrítica. Negociar con la derecha es impensable. Eso, lisa y llanamente, es el fin del proceso bolivariano. O se salta hacia delante corrigiendo errores, o naufraga todo el proceso de cambio.

Habrá que sentarse con mucha tranquilidad a analizar estos resultados del domingo, pero desde ya hay que acometer una sana revisión de lo que la revolución lleva adelantado. Más allá de los perpetuos ataques de las fuerzas conservadoras: ¿qué se ha hecho contra la corrupción? ¿Hay realmente una política revolucionaria entre todos los cuadros comprometidos con la dirección de gobierno? ¿Está realmente en vías de extinguirse la cultura del clientelismo político, de la corrupción, de la burocracia y la ineficiencia? ¿Qué se está haciendo al respecto?

Se dice que la mejor defensa es un buen ataque. Nunca mejor que ahora lo podemos ver: la revolución y el camino socialista sólo pueden robustecerse si se aceleran las transformaciones. Una vuelta hacia una posición tibia que dé lugar al crecimiento de la derecha –la antichavista y la que está enquistada aún en el chavismo, que quizá es la más dañina– solamente significará la derrota futura.

“No pudimos, por ahora” dijo Chávez al asumir la derrota en el referéndum. Pero más adelante se podrá, sólo si se amplía el panorama revolucionario: llegó el momento de construir un Estado nuevo limpiando lo que queda del viejo orden cuartorepublicano. Si no, la reacción terminará ganando. Y es mucho lo que se perdería. O la revolución se profundiza, o no es revolución.

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Reforma constitucional en Venezuela: “No pudimos… por ahora”

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Marcelo Colussi
Rebelión
4 de diciembre de 2007

Ganó el NO. ¿Ganó la democracia? ¿Ganó el pueblo venezolano en su conjunto?

Esto último suele decirse en toda contienda electoral, pero sin dudas, más allá de la declaración políticamente correcta esperable en estas lides, tras los comicios siempre hay ganadores y perdedores.

¿Quién ganó el domingo 2 de diciembre? El campo popular definitivamente no. La derecha festeja el triunfo –pírrico, por cierto (1.5% de diferencia)– como “el comienzo del fin de la era Chávez”. Ya están contando los días para su alejamiento del poder en el 2013. Con esto, al menos así pretende presentarlo, quedaría demostrado que “el tirano no es imbatible”, y por tanto ahora redoblarán sus esfuerzos para sacarse de encima este “indeseable”. Si se le pudo derrotar en este referéndum, ¿por qué no se le podría derrotar también en nuevos enfrentamientos electorales?

Es muy prematuro hoy, unas horas después de conocidos los resultados, abrir análisis exhaustivos y proponer escenarios futuros. Pero sin dudas hay que hacerlo, y con mucha celeridad. Es más: no sólo con celeridad sino –fundamentalmente– con honestidad (esto es, quizá, una de las cosas que más faltan en las lecturas de la realidad).

La derecha ganó porque desde el mismo momento en que se vio que el presidente Chávez se salía de las normas de lo que debe hacer un mandatario “bien portado”, comenzó su trabajo de ataque al proceso bolivariano. Si son nueve años intentando construir una nueva sociedad por parte del gobierno, son nueve años de continuo ataque, sabotaje, colocación de obstáculos y guerra mediática por parte de la oposición. Y si no se llegó aún a la vía armada para su desbarrancamiento es porque las condiciones generales no lo permiten. Pero ello no está descartado (las hipótesis de magnicidio o de intervención militar estadounidense son posibilidades nunca descartadas).

¿Por qué no ganó la opción del SÍ? No se trata de buscar culpables, chivos expiatorios, de hacer autoflagelaciones. Lo importante es buscar leer adecuadamente la nueva realidad que se abre.

¿Perdió Chávez? ¿Perdió el campo popular? ¿Es sólo una batalla en la larga guerra? ¿Será, como dijo el presidente en su discurso a la madrugada inmediatamente después de conocerse los resultados, que no se pudo… por ahora?

Como todo fenómeno político –humano, en definitiva– no hay causas simples; hay, en todo caso, un entramado de circunstancias que explican el resultado final.

El bloque del NO sacó más o menos la misma cantidad de votos que obtuvo en las pasadas elecciones presidenciales en diciembre del 2006; es decir: no creció. Es especialmente destacable el grado de abstención: 44.11 %. Esa fue una de las grandes bases de la derrota del SÍ. Por otro lado, de la masa de votos obtenida por el presidente Chávez el año pasado (7 millones 300.000), ahora el bloque del SÍ llega sólo a 4 cuatro millones 300.000 votos. ¿Qué pasó con esos tres millones? ¿Por qué no votó esa población? Es ahí donde debe empezar el análisis y la propuesta de corrección.

¿El chavismo está a la baja? Nada lo indicaría, y los resultados del referéndum de ayer no hablan de una merma en la popularidad del presidente. ¿La población no está interesada en los cambios que traía la reforma constitucional? Nada indica eso tampoco. Pero algo pasó que no salió a votar.

Podríamos decir que los elementos cuartorepublicanos que sigue habiendo en el aparato de Estado desmotivan a la población. Eso es real, y sobre eso hay que empezar a buscar correctivos. La propuesta de reforma, justamente, buscaba comenzar a generar otra cosa. De ahí el poder conferido a las instancias de base como garantía de fiscalía social, de poder de base. ¿Podrán los consejos comunales ir barriendo tanta burocracia enquistada en los puestos de gobierno? Esa es la apuesta, pero algún motivo eso no pasó.

¿No era este el momento de presentar la reforma? ¿Se apuraron los tiempos y la población aún no estaba madura para un planteamiento de profundización del socialismo? Por los resultados obtenidos, eso pareciera. La cultura ancestral de dominación, la conciencia de la clase dominante que se impone a toda la sociedad son realidades incontrastables. Mucha gente chavista, que sin dudas votó por su presidente el año pasado, para este referéndum fue víctima de esa propaganda ancestral y temió ante esa tradición repetida a fuego miles de veces: “si gana el comunismo te expropian tu casa y te quitan tus hijos para llevarlos a un campo de reeducación en Cuba”. La Guerra Fría, por lo visto, no ha terminado, y el fantasma anticomunista persiste. Muchos chavistas convencidos seguramente fueron víctimas de estas manipulaciones, y asustados, ni siquiera fueron a votar. Es decir: en la guerra mediática, en la guerra cultural, la derecha sigue ganando. Las declaraciones de Baduel o de la ex esposa del presidente adversando la reforma, mediáticamente muy bien administradas, fueron más efectivas que movilizaciones de calle. Y ello, sumado al también mediáticamente manejado show político de los estudiantes “revolucionarios” terminaron de completar el cuadro.

¿Es que el PSUV o el aparato de gobierno no supieron hacer bien su trabajo de divulgación de la propuesta de la reforma, o es que la derecha –nacional e internacional– lo hizo mejor?

Dos son los marcos por donde debe ir el análisis: 1) el ataque de la derecha y 2) los errores propios. Del ataque de la derecha nada nuevo puede decirse; se vive una guerra de clases, mediática en muy buena medida, y en eso –la experiencia lo demuestra descarnadamente– el enemigo sabe hacer su trabajo. La Revolución Bolivariana, como cualquier proceso revolucionario vivido hasta ahora, se encuentra en un permanente clima de agresión, de ataque, de sabotaje. Y de seguro eso seguirá siendo así. Pero ¿qué pasa con los errores propios?

No se trata de hacer una lista de culpables y mandarlos al paredón, pero sí es momento (imprescindible) de comenzar una genuina autocrítica. Negociar con la derecha es impensable. Eso, lisa y llanamente, es el fin del proceso bolivariano. O se salta hacia delante corrigiendo errores, o naufraga todo el proceso de cambio.

Habrá que sentarse con mucha tranquilidad a analizar estos resultados del domingo, pero desde ya hay que acometer una sana revisión de lo que la revolución lleva adelantado. Más allá de los perpetuos ataques de las fuerzas conservadoras: ¿qué se ha hecho contra la corrupción? ¿Hay realmente una política revolucionaria entre todos los cuadros comprometidos con la dirección de gobierno? ¿Está realmente en vías de extinguirse la cultura del clientelismo político, de la corrupción, de la burocracia y la ineficiencia? ¿Qué se está haciendo al respecto?

Se dice que la mejor defensa es un buen ataque. Nunca mejor que ahora lo podemos ver: la revolución y el camino socialista sólo pueden robustecerse si se aceleran las transformaciones. Una vuelta hacia una posición tibia que dé lugar al crecimiento de la derecha –la antichavista y la que está enquistada aún en el chavismo, que quizá es la más dañina– solamente significará la derrota futura.

“No pudimos, por ahora” dijo Chávez al asumir la derrota en el referéndum. Pero más adelante se podrá, sólo si se amplía el panorama revolucionario: llegó el momento de construir un Estado nuevo limpiando lo que queda del viejo orden cuartorepublicano. Si no, la reacción terminará ganando. Y es mucho lo que se perdería. O la revolución se profundiza, o no es revolución.

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