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La querida que nadie quería tener cerca

August 7th, 2008 Posted in Christina-Ricci, guerra, juegos olimpicos 2016, mujer No Comments »

Mi artículo de este mes para la revista Kiosco.

La querida que nadie quería tener cerca
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

El primer día del último mayo, la policía de Tarpon Springs, Florida, recibió la notificación de que una mujer colgaba sin vida del techo de un cobertizo. La mujer era Deborah Jeane Palfrey, llamada también Miz Julia o Madame D.C., ex-propietaria de una empresa —Pamela Martin & Associates— que dispensaba la compañía de mujeres jóvenes y educadas a hombres solitarios capaces de pagar hasta 500 dólares por cada encuentro de unas pocas horas. Deborah Palfrey estableció su empresa en California, en 1993, y hasta el 2006 había dado trabajo a cientos de mujeres, satisfecho a miles de clientes y generado ganancias por más de 2 millones de dólares. Tenía 52 años al morir. ¿Por qué se suicidó?

En las notas que antes de ahorcarse escribió Deborah —tristes, como son siempre las notas del suicida—, pide perdón a su madre y a su hermana y declara su desconfianza del sistema de justicia del suelo patrio. Es increíble, pero los ‘libertinos’ Estados Unidos, donde el dinero compra lo que sea, se encuentran entre los países cuyas leyes condenan el ejercicio de la prostitución. El tipo de servicios que proveía Pamela Martin & Associates, conocido como escorting, desde su nacimiento ha sido relacionado con el tráfico de carne; la acusación que desencadenó el escándalo de Madame D.C. fue precisamente la de “actividades relacionadas con la prostitución”.

No obstante, el pretexto aducido por la justicia para emprender una investigación sobre Madame —la sospecha de que un negocio de damas de compañía degeneró en prostitución— parece, si observamos la infinidad existente de servicios de esa clase, muy difícil de aceptar. ¿Y si la gran cantidad de recursos económicos manipulados por PM&A hubiera sido lo que en realidad atrajo la atención del tío Sam? En octubre de 2006, las primeras cuentas bancarias de Palfrey congeladas por la autoridad sumaban un valor de medio millón de dólares. Aun así, el negocio, innegablemente próspero, no resulta espectáculo tan fuerte como para echar a los sabuesos sobre PM&A. Es probable que el verdadero motivo detrás de la persecución a Palfrey no se sepa nunca.

Madame D.C. defendió hasta el final el giro de su trabajo asegurando que no se dedicaba a ninguna actividad ilícita. Para ella, el erotismo de la entrevista entre el hombre y la escort no tenía por qué conducir forzosamente a la praxis sexual sancionada por la ley.

El campo de operaciones de Pamela Martin & Associates fue Washington, D.C., aunque su dueña no abandonó nunca la residencia en California. Deborah reclutaba a sus chicas con el auxilio de “buscadores de talento”, pero también anunciándose en internet, en la guía telefónica del Distrito de Columbia y en periódicos locales como el Washington City Paper, una publicación semanal ‘alternativa’, y The Diamondback, un diario estudiantil de la Universidad de Maryland. Muchas de las call girls provenían de la burguesía acomodada y contaban con instrucción universitaria y empleos estables.

Lejos, alto y ancho

Deborah Jeane Palfrey nació en 1956 en Pennsylvania, hija de un vendedor de abarrotes. Asistió a la escuela de Leyes, aunque no se graduó. Realizó tareas administrativas para un bufete de San Diego; es ahí donde entra en contacto con los escort services. En 1990 enfrenta cargos por proxenetismo; intenta huir a Canadá, es capturada y pasa 18 meses en prisión (1992-93). Cuando queda libre, crea Pamela Martin & Associates.

Cuando en 2006 fueron congeladas sus cuentas bancarias, la expectativa de volver a la cárcel y perder dentro de ella los pocos años que la separaban de la vejez, desconsoló a Deborah; tanto que, en su desesperación, extrae de su manga un as muy peligroso: pone a la venta 21 kilogramos de registros telefónicos, pertenecientes a 15 000 usuarios que contrataron alguna vez a una escort. La mujer esperaba que la revelación de ciertos nombres haría bajar las armas a Washington. “Los tentáculos de esta cosa llegan lejos, alto y ancho en los estamentos del poder en Estados Unidos”, advirtió.

El 12 de abril de 2007, Palfrey identifica ante la justicia como uno de sus clientes a Harlan K. Ullman, ni más ni menos que el diseñador de la modalidad de ataque militar que bautizó como ‘conmoción y pavor’ (‘shock and awe’), puesta en práctica durante la invasión de George Bush II a Irak. La doctrina de Ullman (comandante en retiro de la Marina de Estados Unidos, consejero empresarial y articulista del Washington Times) enseña que una serie de embestidas demoledoras y rápidas, sumadas a una exhibición constante y espectacular del propio poder, acaban por desmoralizar al enemigo y atraen hacia uno la victoria. Como sabemos ahora, el análisis de Ullman resultó demasiado simplista para interpretar correctamente la situación irakí y propició la situación de estancamiento que vive el ejército norteamericano en Medio Oriente desde 2003. Cuando la cadena de televisión CNN pidió la opinión del estratega respecto de los señalamientos de Palfrey, un lacónico Ullman contestó que “no era posible dar a esas alegaciones una respuesta digna”.

Dos semanas más tarde, el Secretario de Estado adjunto para Asistencia Exterior, Randall Tobias, presentó su dimisión. En una entrevista con ABC News, Tobias aceptó haber sido cliente de Palfrey.

Que el Secretario reconociera haber contratado escorts para su placer personal resultaba particularmente chocante, pues Tobias, en su papel de Coordinador de la campaña contra el SIDA (‘Zar del SIDA’, le llamaban) de la administración Bush, ensalzaba las virtudes de la fidelidad monogámica y llegaba a recomendar la abstinencia sexual como método infalible de prevención de las enfermedades venéreas, oponiéndolo al uso del condón, al cual veía con desconfianza.

El siguiente ‘pez gordo’ en saltar en la red de Madame D.C. fue el senador por Louisiana David Vitter.

En realidad, si Palfrey pesca a Vitter, quien lo saca y lo muestra al público es Larry Flynt, editor de Hustler, la famosa revista pornográfica. Palfrey, en julio de 2007, viendo que no hay compradores para sus 21 kilos de registros telefónicos, revela algunos de los números de sus clientes. Un colaborador de Flynt, Dan Moldea (quien escribía un libro junto a Palfrey), identifica el número de Vitter y le marca para interrogarlo. El senador elabora de inmediato una respuesta, que dirige por escrito a los medios: “Hace muchos años, pedí y recibí el perdón de Dios y de mi esposa en la confesión [nota de Kiosco: Vitter es católico] y en la consejería matrimonial. Por respeto a mi familia, mantendré la discusión ahí —entre Dios y mi familia”.

Primera ironía: en 1999, Vitter había remplazado al congresista Robert Livingstone porque éste tuvo que renunciar a su cargo en medio de acusaciones de adulterio.

Segunda ironía: inspirado en lo que le ocurrió a su correligionario (Vitter y Livingstone son republicanos), Vitter había solicitado la renuncia del presidente de entonces, el demócrata Bill Clinton, al desatarse el affaire Lewinsky. Cuando le llegó su turno, Vitter no renunció (como tampoco lo hizo Clinton).

Tercera ironía: el apellido Vitter brota al poco tiempo de que ABC News, habiendo prometido dar a conocer los nombres ‘difíciles’ (esto ocurriría en la edición del 4 de mayo de 2007 del programa 20/20), súbitamente se echa para atrás y decide que no hay nada interesante en la lista de Palfrey. Newsweek consideró “cerrado” el caso.

Palfrey consiguió filtrar hacia la prensa la inclusión en su lista de Ronald Roughead, un científico que asesoró al bushismo en Irak, y Dick Morris, un publicista bien conocido en nuestro país: fue el estratega principal de la campaña presidencial del PAN en 2006 (ésa que se basó en el arquetipo de López Obrador como ‘un peligro para México’).

Pero el nombre más difícil de todos nadie fue capaz de repetirlo.

De acuerdo con el periodista y ex-oficial de inteligencia de la Marina Wayne Madsen, tres distintas fuentes, aparte de Madame, señalaron al vicepresidente Dick Cheney como cliente de PM&A. Palfrey no continuó revelando nombres porque la Corte le prohibió hacerlo; pero, con o sin restricción judicial, los medios de comunicación más populares decidieron no confrontar al vicepresidente Cheney con la información disponible.

Era forzoso el desarrollo de una ‘doble moral’ en el seno de la sociedad norteamericana, así como en las naciones que culturalmente quedamos bajo su influencia. Somos sociedades de medios rostros, como los de una antigua pintura egipcia; nuestras facciones oscilan entre el gesto afectado del escándalo y la sonrisa cínica. Estados Unidos quisiera poder ser leal a su herencia puritana, pero su vida espiritual, su ‘superestructura’, es moldeada por su ‘infraestructura’: la codicia, el consumismo, la mercantilización de las emociones, la cosificación de los seres vivos. Y del choque de esos dos mundos no surge una síntesis, lo único posible es el permanente contraste.

El 15 de abril de 2008, Deborah Palfrey es encontrada culpable de los delitos de lavado de dinero, chantaje y uso de correo con propósitos ilegales. El 1 de mayo, muere estrangulada con un nudo de náilon. Muchas muertes nos rondan, hipócrita lector.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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La querida que nadie quería tener cerca

August 7th, 2008 Posted in guerra, mujer No Comments »

Mi artículo de este mes para la revista Kiosco.

La querida que nadie quería tener cerca
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

El primer día del último mayo, la policía de Tarpon Springs, Florida, recibió la notificación de que una mujer colgaba sin vida del techo de un cobertizo. La mujer era Deborah Jeane Palfrey, llamada también Miz Julia o Madame D.C., ex-propietaria de una empresa —Pamela Martin & Associates— que dispensaba la compañía de mujeres jóvenes y educadas a hombres solitarios capaces de pagar hasta 500 dólares por cada encuentro de unas pocas horas. Deborah Palfrey estableció su empresa en California, en 1993, y hasta el 2006 había dado trabajo a cientos de mujeres, satisfecho a miles de clientes y generado ganancias por más de 2 millones de dólares. Tenía 52 años al morir. ¿Por qué se suicidó?

En las notas que antes de ahorcarse escribió Deborah —tristes, como son siempre las notas del suicida—, pide perdón a su madre y a su hermana y declara su desconfianza del sistema de justicia del suelo patrio. Es increíble, pero los ‘libertinos’ Estados Unidos, donde el dinero compra lo que sea, se encuentran entre los países cuyas leyes condenan el ejercicio de la prostitución. El tipo de servicios que proveía Pamela Martin & Associates, conocido como escorting, desde su nacimiento ha sido relacionado con el tráfico de carne; la acusación que desencadenó el escándalo de Madame D.C. fue precisamente la de “actividades relacionadas con la prostitución”.

No obstante, el pretexto aducido por la justicia para emprender una investigación sobre Madame —la sospecha de que un negocio de damas de compañía degeneró en prostitución— parece, si observamos la infinidad existente de servicios de esa clase, muy difícil de aceptar. ¿Y si la gran cantidad de recursos económicos manipulados por PM&A hubiera sido lo que en realidad atrajo la atención del tío Sam? En octubre de 2006, las primeras cuentas bancarias de Palfrey congeladas por la autoridad sumaban un valor de medio millón de dólares. Aun así, el negocio, innegablemente próspero, no resulta espectáculo tan fuerte como para echar a los sabuesos sobre PM&A. Es probable que el verdadero motivo detrás de la persecución a Palfrey no se sepa nunca.

Madame D.C. defendió hasta el final el giro de su trabajo asegurando que no se dedicaba a ninguna actividad ilícita. Para ella, el erotismo de la entrevista entre el hombre y la escort no tenía por qué conducir forzosamente a la praxis sexual sancionada por la ley.

El campo de operaciones de Pamela Martin & Associates fue Washington, D.C., aunque su dueña no abandonó nunca la residencia en California. Deborah reclutaba a sus chicas con el auxilio de “buscadores de talento”, pero también anunciándose en internet, en la guía telefónica del Distrito de Columbia y en periódicos locales como el Washington City Paper, una publicación semanal ‘alternativa’, y The Diamondback, un diario estudiantil de la Universidad de Maryland. Muchas de las call girls provenían de la burguesía acomodada y contaban con instrucción universitaria y empleos estables.

Lejos, alto y ancho

Deborah Jeane Palfrey nació en 1956 en Pennsylvania, hija de un vendedor de abarrotes. Asistió a la escuela de Leyes, aunque no se graduó. Realizó tareas administrativas para un bufete de San Diego; es ahí donde entra en contacto con los escort services. En 1990 enfrenta cargos por proxenetismo; intenta huir a Canadá, es capturada y pasa 18 meses en prisión (1992-93). Cuando queda libre, crea Pamela Martin & Associates.

Cuando en 2006 fueron congeladas sus cuentas bancarias, la expectativa de volver a la cárcel y perder dentro de ella los pocos años que la separaban de la vejez, desconsoló a Deborah; tanto que, en su desesperación, extrae de su manga un as muy peligroso: pone a la venta 21 kilogramos de registros telefónicos, pertenecientes a 15 000 usuarios que contrataron alguna vez a una escort. La mujer esperaba que la revelación de ciertos nombres haría bajar las armas a Washington. “Los tentáculos de esta cosa llegan lejos, alto y ancho en los estamentos del poder en Estados Unidos”, advirtió.

El 12 de abril de 2007, Palfrey identifica ante la justicia como uno de sus clientes a Harlan K. Ullman, ni más ni menos que el diseñador de la modalidad de ataque militar que bautizó como ‘conmoción y pavor’ (‘shock and awe’), puesta en práctica durante la invasión de George Bush II a Irak. La doctrina de Ullman (comandante en retiro de la Marina de Estados Unidos, consejero empresarial y articulista del Washington Times) enseña que una serie de embestidas demoledoras y rápidas, sumadas a una exhibición constante y espectacular del propio poder, acaban por desmoralizar al enemigo y atraen hacia uno la victoria. Como sabemos ahora, el análisis de Ullman resultó demasiado simplista para interpretar correctamente la situación irakí y propició la situación de estancamiento que vive el ejército norteamericano en Medio Oriente desde 2003. Cuando la cadena de televisión CNN pidió la opinión del estratega respecto de los señalamientos de Palfrey, un lacónico Ullman contestó que “no era posible dar a esas alegaciones una respuesta digna”.

Dos semanas más tarde, el Secretario de Estado adjunto para Asistencia Exterior, Randall Tobias, presentó su dimisión. En una entrevista con ABC News, Tobias aceptó haber sido cliente de Palfrey.

Que el Secretario reconociera haber contratado escorts para su placer personal resultaba particularmente chocante, pues Tobias, en su papel de Coordinador de la campaña contra el SIDA (‘Zar del SIDA’, le llamaban) de la administración Bush, ensalzaba las virtudes de la fidelidad monogámica y llegaba a recomendar la abstinencia sexual como método infalible de prevención de las enfermedades venéreas, oponiéndolo al uso del condón, al cual veía con desconfianza.

El siguiente ‘pez gordo’ en saltar en la red de Madame D.C. fue el senador por Louisiana David Vitter.

En realidad, si Palfrey pesca a Vitter, quien lo saca y lo muestra al público es Larry Flynt, editor de Hustler, la famosa revista pornográfica. Palfrey, en julio de 2007, viendo que no hay compradores para sus 21 kilos de registros telefónicos, revela algunos de los números de sus clientes. Un colaborador de Flynt, Dan Moldea (quien escribía un libro junto a Palfrey), identifica el número de Vitter y le marca para interrogarlo. El senador elabora de inmediato una respuesta, que dirige por escrito a los medios: “Hace muchos años, pedí y recibí el perdón de Dios y de mi esposa en la confesión [nota de Kiosco: Vitter es católico] y en la consejería matrimonial. Por respeto a mi familia, mantendré la discusión ahí —entre Dios y mi familia”.

Primera ironía: en 1999, Vitter había remplazado al congresista Robert Livingstone porque éste tuvo que renunciar a su cargo en medio de acusaciones de adulterio.

Segunda ironía: inspirado en lo que le ocurrió a su correligionario (Vitter y Livingstone son republicanos), Vitter había solicitado la renuncia del presidente de entonces, el demócrata Bill Clinton, al desatarse el affaire Lewinsky. Cuando le llegó su turno, Vitter no renunció (como tampoco lo hizo Clinton).

Tercera ironía: el apellido Vitter brota al poco tiempo de que ABC News, habiendo prometido dar a conocer los nombres ‘difíciles’ (esto ocurriría en la edición del 4 de mayo de 2007 del programa 20/20), súbitamente se echa para atrás y decide que no hay nada interesante en la lista de Palfrey. Newsweek consideró “cerrado” el caso.

Palfrey consiguió filtrar hacia la prensa la inclusión en su lista de Ronald Roughead, un científico que asesoró al bushismo en Irak, y Dick Morris, un publicista bien conocido en nuestro país: fue el estratega principal de la campaña presidencial del PAN en 2006 (ésa que se basó en el arquetipo de López Obrador como ‘un peligro para México’).

Pero el nombre más difícil de todos nadie fue capaz de repetirlo.

De acuerdo con el periodista y ex-oficial de inteligencia de la Marina Wayne Madsen, tres distintas fuentes, aparte de Madame, señalaron al vicepresidente Dick Cheney como cliente de PM&A. Palfrey no continuó revelando nombres porque la Corte le prohibió hacerlo; pero, con o sin restricción judicial, los medios de comunicación más populares decidieron no confrontar al vicepresidente Cheney con la información disponible.

Era forzoso el desarrollo de una ‘doble moral’ en el seno de la sociedad norteamericana, así como en las naciones que culturalmente quedamos bajo su influencia. Somos sociedades de medios rostros, como los de una antigua pintura egipcia; nuestras facciones oscilan entre el gesto afectado del escándalo y la sonrisa cínica. Estados Unidos quisiera poder ser leal a su herencia puritana, pero su vida espiritual, su ‘superestructura’, es moldeada por su ‘infraestructura’: la codicia, el consumismo, la mercantilización de las emociones, la cosificación de los seres vivos. Y del choque de esos dos mundos no surge una síntesis, lo único posible es el permanente contraste.

El 15 de abril de 2008, Deborah Palfrey es encontrada culpable de los delitos de lavado de dinero, chantaje y uso de correo con propósitos ilegales. El 1 de mayo, muere estrangulada con un nudo de náilon. Muchas muertes nos rondan, hipócrita lector.

Original post by Eratóstenes Horamarcada

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«He sido un asesino psicópata»

December 13th, 2007 Posted in guerra, Socialismo No Comments »

Jimmy Massey: «He sido un asesino psicópata»*
Testimonio de un ex soldado marine de EEUU que peleó en Irak

Rosa Miriam Elizalde**
Red Voltaire
22 de noviembre de 2007

Durante casi 12 años el sargento Jimmy Massey fue un marine de corazón duro. En marzo del 2003, llegó a Irak con las tropas invasoras y dirigió a 45 hombres que no dudaron en matar a civiles inocentes. Jimmy Massey participando en la Feria del Libro de Caracas, donde presentó su libro Cowboys de Infierno, un crudo testimonio del genocidio que EE.UU. comete día a día contra el pueblo iraquí. El ex marine responde a las preguntas de la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde de Cubadebate. Desde Caracas.

Dos fotografías del soldado Jimmy Massey en Irak al desencadenarse la invasión estadounidense en marzo 2003.

«Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es venderle a los jóvenes la idea de enrolarse en los marines y matar. Soy incapaz de conservar un trabajo. Para mí los civiles son despreciables, retrasados mentales, unos débiles, una manada de ovejas. Yo soy su perro pastor. Soy un depredador. En el Ejército me llamaban “Jimmy el Tiburón”».

Este es el segundo párrafo del libro escrito hace tres años por Jimmy Massey, con la ayuda de la periodista Natasha Saulnier, que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas. Cowboys de Infierno es el relato más violento que se haya escrito hasta ahora de la experiencia de un ex miembro del Cuerpo de Marines, uno de los primeros en llegar a Irak durante la invasión del 2003 y que decidido a contar todas las veces que sean necesarias qué significa haber sido por 12 años un despiadado marine y por qué lo cambió la guerra.

Jimmy asistió como panelista al taller principal de la Feria, que tiene un título polémico: «Estados Unidos, la Revolución posible», y su testimonio ha sido quizás el de mayor impacto en la audiencia. Lleva el pelo con un corte militar, espejuelos oscuros, camina con aires marciales y sus brazos están completamente tatuados. Parece exactamente lo que era: un marine. Cuando habla es otra cosa: alguien profundamente marcado por una aterradora experiencia que intenta evitarle a otros jóvenes incautos. Como asegura en su libro, no ha sido el único que mató en Irak: esta fue una práctica constante entre sus compañeros. Cuatro años después de dejar la guerra, todavía vive perseguido por las pesadillas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué significan todos esos tatuajes?

Jimmy Massey: Tengo muchos. Me los hice en el Ejército. En la mano (señala la zona entre los dedos pulgar y anular), el logo de Blackwater, el ejército mercenario que fue fundado donde yo nací, en Carolina del Norte. Me lo hice en un acto de resistencia, porque los marines tienen prohibido tatuarse la zona que va de las muñecas a las manos. Un día los integrantes de mi pelotón nos emborrachamos y todos nos hicimos el mismo tatuaje: un cowboy de ojos inyectados en sangre sobre varias ases, que representan la muerte. Quiere decir exactamente eso que estás pensando: «mataste a alguien». En el brazo derecho, el símbolo de los marines, con la bandera norteamericana y la Texas, donde me enrolé en el Ejército. En el pecho, del lado izquierdo, un dragón chino que desgarra la piel y significa que el dolor es la debilidad escapándose del cuerpo. Lo que no nos mata nos hace más fuerte.

Tapa del libro Cowboys del Infierno que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas (FILVEN 2007) y en presencia de Jimmy Massey. Usted podrá pedir el libro escribiendo a la editorial Timéli: mail@timeli.ch y apoyar de esta manera a nuestras investigaciones periodísticas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué dijo que en el Cuerpo de Marines encontró las peores personas que usted ha conocido en su vida?

Jimmy Massey: Estados Unidos solo tiene dos maneras de usar a los marines: para tareas humanitarias y para asesinar. En los 12 años que yo pasé en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos jamás participé en misiones humanitarias.

Rosa Miriam Elizalde: Antes de ir a Irak usted reclutaba a jóvenes para que ingresaran en el Ejército. ¿Qué significa ser un reclutador en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Ser un mentiroso. La administración Bush ha forzado a la juventud norteamericana para que se enrole en el Ejército y lo que básicamente hace –y yo hice también- es tratar de ganar gente con incentivos económicos. Durante tres años recluté a 74 personas, que nunca me dijeron que querían entrar en el Ejército para defender al país ni argumentaron ninguna razón patriótica. Querían recibir dinero para ir a una universidad u obtener un seguro de salud. Y yo les describía primero todas esas ventajas y solo al final les hablaba de que iban a servir a la patria. Jamás recluté al hijo de un rico. Para mantener el trabajo, los reclutadores no podíamos tener escrúpulos.

Rosa Miriam Elizalde: Ahora el Pentágono ha relajado más los requisitos para entrar al Ejército. ¿Qué significa eso?

Jimmy Massey: Los estándares para el reclutamiento han descendido enormemente, porque casi nadie quiere enrolarse. Ya no es un impedimento tener problemas mentales ni antecedentes criminales. Pueden ingresar personas que han cometido felonías, es decir que han sido sentenciadas a más de un año de cárcel, lo que se considera un delito serio. Pueden ingresar muchachos que no han terminado los estudios preuniversitarios. Si pasan la prueba mental, ingresan.

Rosa Miriam Elizalde: Usted cambió después de la guerra, pero ¿qué sentimientos tenía antes?

Jimmy Massey: Yo era como otro soldado cualquiera, que creía en lo que le decían. Sin embargo, desde que estaba reclutando comencé a sentirme mal: como reclutador tenía que mentir todo el tiempo.

Rosa Miriam Elizalde: Sin embargo, creyó que su país se enrolaba en una guerra justa contra Irak.

Jimmy Massey: Sí. Los reportes de inteligencia que recibíamos decían que Saddan tenía armas de destrucción masiva. Después descubrimos que todo era mentira.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuándo se enteró que lo habían engañado?

Jimmy Massey: En Irak, a donde llegué en marzo de 2003. A mi pelotón le tocó ir a los lugares que habían sido del Ejército iraquí y vimos miles y miles de municiones en cajas que llevaban la etiqueta norteamericana y estaban ahí desde que los Estados Unidos ayudaban al gobierno de Saddan en guerra contra Irán. Vi cajas con la bandera norteamericana y hasta tanques de EE.UU. Mis marines –yo era sargento de categoría E6, un rango superior al sargento, y dirigía a 45 marines- me preguntaban por qué había municiones de nuestro país en Irak. No entendían. Los informes de la CIA afirmaban que Salmon Pac era un campo de terroristas y que íbamos a encontrar armas químicas y biológicas. No encontramos nada. En ese momento empecé a pensar que nuestra misión realmente era el petróleo.

Rosa Miriam Elizalde: Las líneas más perturbadoras de su libro son esas donde usted se reconoce como asesino psicópata. ¿Puede explicar por qué lo dice?

Jimmy Massey: He sido un asesino psicópata porque me entrenaron para matar. No nací con esa mentalidad. Fue el Cuerpo de Infantería de Marina quien me educó para que fuera un gangster de las corporaciones estadounidenses, un delincuente. Me entrenaron para cumplir ciegamente la orden del Presidente de Estados Unidos y traerle a casa lo que él pidiera, sin reparar en ninguna consideración moral. Yo era un psicópata porque nos ensañaron a disparar primero y a preguntar después, como lo haría un enfermo y no un soldado profesional que solo debe enfrentar a otro soldado. Si había que matar a mujeres y a niños, lo hacíamos. Por tanto, no éramos soldados, sino mercenarios.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué experiencia exactamente le hizo a usted llegar a esa conclusión?

Jimmy Massey: Hubo varias. Nuestro trabajo era ir a determinadas áreas de las ciudades y ocuparnos de la seguridad en las carreteras. Hubo un incidente en particular -y muchos más- que realmente me llevó hasta el borde del precipicio. Afectó a un coche que llevaba civiles iraquíes. Todos los informes de inteligencia que nos llegaban decían que los carros iban cargados con bombas y explosivos. Esa era la información que recibíamos de la inteligencia. Los carros llegaban a nuestros controles y hacíamos algunos disparos de advertencia; cuando no detenían su marcha a la velocidad que indicábamos, disparábamos sin contemplaciones.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Con las ametralladoras?

Jimmy Massey: Sí. Esperábamos que hubiera explosiones al acribillar cada vehículo. Pero nunca oímos nada. Luego abríamos el carro y ¿qué encontrábamos?: muertos o heridos, y ni una sola arma, ninguna propaganda de Al Qaeda, nada. Salvo civiles en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también relata cómo su pelotón ametralló una manifestación pacífica. ¿Es así?

Jimmy Massey: Sí. En los alrededores del Complejo Militar de Rasheed, al sur de Bagdad, cerca del río Tigris. Había manifestantes al final de la calle. Eran jóvenes y no tenían armas. Y cuando avanzamos había ya un tanque que estaba aparcado a un lado de la calle. El conductor del tanque nos dijo que eran manifestantes pacíficos. Si los iraquíes hubieran querido hacer algo podían haber volado el tanque. Pero no lo hicieron. Sólo estaban manifestándose. Eso nos hizo sentirnos bien porque pensamos: «Si fueran a dispararnos, lo habrían hecho ya». Ellos estaban como a 200 metros de nuestro retén.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Quién dio la orden de ametrallar a los manifestantes?

Jimmy Massey: Del alto mando nos dijeron que no perdiéramos de vista a los civiles porque muchos fedayines (combatientes) de la Guardia Republicana se habían quitado los uniformes, se habían puesto ropas de civiles y estaban desencadenando ataques terroristas contra los soldados estadounidenses. Los informes de inteligencia que nos daban eran conocidos básicamente por cada miembro de la cadena de mando. Todos los marines teníamos muy clara la estructura de la cadena de mando que se organizó en Irak. Yo creo que la orden de disparar a los manifestantes vino de altos funcionarios de la Administración, eso incluía tanto a los centros de inteligencia militar como gubernamental.


Rosa Miriam Elizalde: ¿Usted qué hizo?

Jimmy Massey: Yo regresé a mi vehículo, un humvee (un jeep altamente equipado) y escuché un tiro por encima de mi cabeza. Mis marines empezaron a disparar y yo también. No nos devolvieron ningún disparado, mientras que yo había disparado 12 veces.

Quise asegurarme de que habíamos matado según las normas de combate de la convención de Ginebra y los procedimientos operativos reglamentarios. Intenté olvidarme de sus caras y busqué las armas, pero no había ninguna.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Y sus superiores cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Me dijeron que «la mierda ocurre».

Rosa Miriam Elizalde: Cuando sus compañeros se enteraron que habían sido engañados, ¿cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Yo era segundo en el mando. Mis marines me preguntaban por qué estábamos matando a tantos civiles. «¿Tú puedes hablar con el teniente?», me preguntaron. «Diles que tiene que haber retenes adecuados, preparados por los ingenieros de combate». La respuesta fue: «No». En el momento en que los marines descubrieron que era una gran mentira, enloquecieron más.

Nuestra primera misión en Irak no fue para dar apoyo humanitario, como decían los medios, sino para asegurar los campos petroleros de Bassora. En la ciudad de Karbala usamos la artillería por 24 horas. Fue la primera ciudad que atacamos. Yo pensé que íbamos a darle ayuda médica y alimenticia a la población. No. Seguimos de largo hasta los campos petroleros. Antes de llegar a Irak, estuvimos en Kuwait.

Llegamos en enero de 2003 y nuestros vehículos estaban llenos de comida y medicina. Le pregunté al teniente qué íbamos a hacer con los suministros, pues apenas cabíamos nosotros con tantas cosas dentro. Me dijo que su capitan le había ordenado dejar todo en Kuwait. Poco después nos dieron la orden de quemarlo todo: alimentos y suministros médicos humanitarios.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también ha denunciado el uso del uranio empobrecido…

Jimmy Massey: Tengo 35 años y sólo conservo el 80 por ciento de mi capacidad pulmonar. Me han diagnosticado una enfermedad degenerativa de la columna vertebral, fatiga crónica y dolor en los tendones. Antes, todos los días corría 10 kilómetros por puro placer, y ahora solo puedo caminar entre 5 y 6 km todos los días. Tengo temor de tener niños por eso. Mi cara está inflamada. Mira esta foto (me muestra la imagen que aparece en la credencial de la Feria del Libro), me la tomaron poco después de regresar de Irak. Parezco un Frankenstein. Todo eso se lo debo al uranio empobrecido, ahora imagínate lo que estará pasando con la gente en Irak.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué ocurrió cuando regresó a Estados Unidos?

Jimmy Massey: Me trataron como un loco, un cobarde, un traidor.

Rosa Miriam Elizalde: Sus superiores han dicho que es mentira todo lo que ha contado.

Jimmy Massey: La evidencia contra ellos es abrumadora. El Ejército norteamericano esta agotado. Mientras más tiempo dure esta guerra, más posibilidades habrá de que mi verdad aparezca.

Rosa Miriam Elizalde: El libro que usted ha presentado en Venezuela está editado en español y en francés. ¿Por qué no se ha publicado en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Las editoriales han exigido que elimine los nombres reales de las personas que están involucradas en su historia y que presente la guerra en Irak como envuelta en una neblina, menos crudamente. No estoy dispuesto a hacerlo. Editoriales como New Press, supuestamente de izquierda, se negaron a publicarlo porque temían verse envueltas en un pleito presentado por la gente involucrada en el libro.

La asociación de Jimmy Massey, la IVAW «Veteranos de Irak contra la Guerra» (Iraq Veterans Against the War, IVAW) organizando una marcha de protesta en los EEUU para denunciar esta ilegal y abusiva invasión.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué medios como The New York Times y The Washington Post jamás reprodujeron su testimonio?

Jimmy Massey: Yo no repetía el cuento oficial, de que las tropas estaban en Irak para ayudar al pueblo, ni repetía que los civiles morían por accidente. Me negué a decir eso. No había visto ningún disparo accidental contra los iraquíes y me negué a mentir.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Ha cambiado esa actitud?

Jimmy Massey: No. Lo que han hecho es incorporar opiniones y libros de personas con objeciones de conciencia: que están contra la guerra en general o que participaron en la guerra, pero no tuvieron este tipo de experiencia. Se resisten todavía a mirar de frente la realidad.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Tiene fotografías o documentos que prueben lo que usted nos ha contado?

Jimmy Massey: No. Me quitaron todas mis pertenencias, cuando me ordenaron regresar a Estados Unidos. Regresé de Irak solo con dos armas: mi mente y un cuchillo.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Habrá alguna salida a corto plazo para la guerra?

Jimmy Massey: No. Lo que veo es una misma política entre demócratas y republicanos. Son la misma cosa. La guerra es un negocio para ambos partidos, que dependen del Complejo Militar Industrial. Necesitamos un tercer partido.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuál?

Jimmy Massey: El del socialismo.

Rosa Miriam Elizalde: Usted ha participado en un taller cuyo título es «Estados Unidos: La Revolución es posible». ¿Cree que realmente que habrá revolución en EE.UU.?

Jimmy Massey: Ya comenzó. En el sur, donde yo nací.

Rosa Miriam Elizalde: Pero esa ha sido tradicionalmente la zona más conservadora del país.

Jimmy Massey: Después del Katrina eso cambió. Nueva Orleáns se parece a Bagdad. La gente del sur está indignada y se pregunta todos los días cómo es posible que se atrevan a invertir en una guerra inútil y en Bagdad, cuando no lo han hecho en Nueva Orleans. Recuerda también que en el Sur se inició la primera gran rebelión del país.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Iría usted a Cuba?

Jimmy Massey: Admiro a Fidel y al pueblo de Cuba y por supuesto, si me invitan, yo iré a la Isla. No me importa qué me diga mi gobierno. Nadie controla a dónde yo voy.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Sabe usted que el símbolo del desprecio imperial hacia nuestra nación es una fotografía de marines mientras orinaban sobre la estatua de José Martí, el Héroe de nuestra Independencia?

Jimmy Massey: Si, lo sé. En el Cuerpo de Marines nos hablaban de Cuba como una colonia de los Estados Unidos y nos ensañaron algo de Historia. Parte de la formación de un marine es aprender algunas cosas de los países que habrá que invadir, como dice la canción.

Rosa Miriam Elizalde: ¿La canción de los marines?

Jimmy Massey: (Canta) «From the halls of Montezuma, to the shores of Tripoli…» (Desde las salas de Montezuma hasta las playas de Trípoli…)

Rosa Miriam Elizalde: Es decir, los marines quieren estar en todo el mundo.

Jimmy Massey: El sueño es dominar al mundo…, aunque por el camino nos conviertan a todos en asesinos.

* Jimmy Massey es actualmente uno de los principales activistas de la organización Veteranos de Irak contra la Guerra (Iraq Veterans Against The War, IVAW).

** Rosa Miriam Elizalde. Periodista cubana. Más artículos de esta autora.

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Entrevista a Jimmy Massey en la televisión venezolana

Parte 1

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«He sido un asesino psicópata»

December 13th, 2007 Posted in guerra, Socialismo No Comments »

Jimmy Massey: «He sido un asesino psicópata»*
Testimonio de un ex soldado marine de EEUU que peleó en Irak

Rosa Miriam Elizalde**
Red Voltaire
22 de noviembre de 2007

Durante casi 12 años el sargento Jimmy Massey fue un marine de corazón duro. En marzo del 2003, llegó a Irak con las tropas invasoras y dirigió a 45 hombres que no dudaron en matar a civiles inocentes. Jimmy Massey participando en la Feria del Libro de Caracas, donde presentó su libro Cowboys de Infierno, un crudo testimonio del genocidio que EE.UU. comete día a día contra el pueblo iraquí. El ex marine responde a las preguntas de la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde de Cubadebate. Desde Caracas.

Dos fotografías del soldado Jimmy Massey en Irak al desencadenarse la invasión estadounidense en marzo 2003.

«Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es venderle a los jóvenes la idea de enrolarse en los marines y matar. Soy incapaz de conservar un trabajo. Para mí los civiles son despreciables, retrasados mentales, unos débiles, una manada de ovejas. Yo soy su perro pastor. Soy un depredador. En el Ejército me llamaban “Jimmy el Tiburón”».

Este es el segundo párrafo del libro escrito hace tres años por Jimmy Massey, con la ayuda de la periodista Natasha Saulnier, que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas. Cowboys de Infierno es el relato más violento que se haya escrito hasta ahora de la experiencia de un ex miembro del Cuerpo de Marines, uno de los primeros en llegar a Irak durante la invasión del 2003 y que decidido a contar todas las veces que sean necesarias qué significa haber sido por 12 años un despiadado marine y por qué lo cambió la guerra.

Jimmy asistió como panelista al taller principal de la Feria, que tiene un título polémico: «Estados Unidos, la Revolución posible», y su testimonio ha sido quizás el de mayor impacto en la audiencia. Lleva el pelo con un corte militar, espejuelos oscuros, camina con aires marciales y sus brazos están completamente tatuados. Parece exactamente lo que era: un marine. Cuando habla es otra cosa: alguien profundamente marcado por una aterradora experiencia que intenta evitarle a otros jóvenes incautos. Como asegura en su libro, no ha sido el único que mató en Irak: esta fue una práctica constante entre sus compañeros. Cuatro años después de dejar la guerra, todavía vive perseguido por las pesadillas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué significan todos esos tatuajes?

Jimmy Massey: Tengo muchos. Me los hice en el Ejército. En la mano (señala la zona entre los dedos pulgar y anular), el logo de Blackwater, el ejército mercenario que fue fundado donde yo nací, en Carolina del Norte. Me lo hice en un acto de resistencia, porque los marines tienen prohibido tatuarse la zona que va de las muñecas a las manos. Un día los integrantes de mi pelotón nos emborrachamos y todos nos hicimos el mismo tatuaje: un cowboy de ojos inyectados en sangre sobre varias ases, que representan la muerte. Quiere decir exactamente eso que estás pensando: «mataste a alguien». En el brazo derecho, el símbolo de los marines, con la bandera norteamericana y la Texas, donde me enrolé en el Ejército. En el pecho, del lado izquierdo, un dragón chino que desgarra la piel y significa que el dolor es la debilidad escapándose del cuerpo. Lo que no nos mata nos hace más fuerte.

Tapa del libro Cowboys del Infierno que fue presentado en la Feria del Libro de Caracas (FILVEN 2007) y en presencia de Jimmy Massey. Usted podrá pedir el libro escribiendo a la editorial Timéli: mail@timeli.ch y apoyar de esta manera a nuestras investigaciones periodísticas.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué dijo que en el Cuerpo de Marines encontró las peores personas que usted ha conocido en su vida?

Jimmy Massey: Estados Unidos solo tiene dos maneras de usar a los marines: para tareas humanitarias y para asesinar. En los 12 años que yo pasé en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos jamás participé en misiones humanitarias.

Rosa Miriam Elizalde: Antes de ir a Irak usted reclutaba a jóvenes para que ingresaran en el Ejército. ¿Qué significa ser un reclutador en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Ser un mentiroso. La administración Bush ha forzado a la juventud norteamericana para que se enrole en el Ejército y lo que básicamente hace –y yo hice también- es tratar de ganar gente con incentivos económicos. Durante tres años recluté a 74 personas, que nunca me dijeron que querían entrar en el Ejército para defender al país ni argumentaron ninguna razón patriótica. Querían recibir dinero para ir a una universidad u obtener un seguro de salud. Y yo les describía primero todas esas ventajas y solo al final les hablaba de que iban a servir a la patria. Jamás recluté al hijo de un rico. Para mantener el trabajo, los reclutadores no podíamos tener escrúpulos.

Rosa Miriam Elizalde: Ahora el Pentágono ha relajado más los requisitos para entrar al Ejército. ¿Qué significa eso?

Jimmy Massey: Los estándares para el reclutamiento han descendido enormemente, porque casi nadie quiere enrolarse. Ya no es un impedimento tener problemas mentales ni antecedentes criminales. Pueden ingresar personas que han cometido felonías, es decir que han sido sentenciadas a más de un año de cárcel, lo que se considera un delito serio. Pueden ingresar muchachos que no han terminado los estudios preuniversitarios. Si pasan la prueba mental, ingresan.

Rosa Miriam Elizalde: Usted cambió después de la guerra, pero ¿qué sentimientos tenía antes?

Jimmy Massey: Yo era como otro soldado cualquiera, que creía en lo que le decían. Sin embargo, desde que estaba reclutando comencé a sentirme mal: como reclutador tenía que mentir todo el tiempo.

Rosa Miriam Elizalde: Sin embargo, creyó que su país se enrolaba en una guerra justa contra Irak.

Jimmy Massey: Sí. Los reportes de inteligencia que recibíamos decían que Saddan tenía armas de destrucción masiva. Después descubrimos que todo era mentira.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuándo se enteró que lo habían engañado?

Jimmy Massey: En Irak, a donde llegué en marzo de 2003. A mi pelotón le tocó ir a los lugares que habían sido del Ejército iraquí y vimos miles y miles de municiones en cajas que llevaban la etiqueta norteamericana y estaban ahí desde que los Estados Unidos ayudaban al gobierno de Saddan en guerra contra Irán. Vi cajas con la bandera norteamericana y hasta tanques de EE.UU. Mis marines –yo era sargento de categoría E6, un rango superior al sargento, y dirigía a 45 marines- me preguntaban por qué había municiones de nuestro país en Irak. No entendían. Los informes de la CIA afirmaban que Salmon Pac era un campo de terroristas y que íbamos a encontrar armas químicas y biológicas. No encontramos nada. En ese momento empecé a pensar que nuestra misión realmente era el petróleo.

Rosa Miriam Elizalde: Las líneas más perturbadoras de su libro son esas donde usted se reconoce como asesino psicópata. ¿Puede explicar por qué lo dice?

Jimmy Massey: He sido un asesino psicópata porque me entrenaron para matar. No nací con esa mentalidad. Fue el Cuerpo de Infantería de Marina quien me educó para que fuera un gangster de las corporaciones estadounidenses, un delincuente. Me entrenaron para cumplir ciegamente la orden del Presidente de Estados Unidos y traerle a casa lo que él pidiera, sin reparar en ninguna consideración moral. Yo era un psicópata porque nos ensañaron a disparar primero y a preguntar después, como lo haría un enfermo y no un soldado profesional que solo debe enfrentar a otro soldado. Si había que matar a mujeres y a niños, lo hacíamos. Por tanto, no éramos soldados, sino mercenarios.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué experiencia exactamente le hizo a usted llegar a esa conclusión?

Jimmy Massey: Hubo varias. Nuestro trabajo era ir a determinadas áreas de las ciudades y ocuparnos de la seguridad en las carreteras. Hubo un incidente en particular -y muchos más- que realmente me llevó hasta el borde del precipicio. Afectó a un coche que llevaba civiles iraquíes. Todos los informes de inteligencia que nos llegaban decían que los carros iban cargados con bombas y explosivos. Esa era la información que recibíamos de la inteligencia. Los carros llegaban a nuestros controles y hacíamos algunos disparos de advertencia; cuando no detenían su marcha a la velocidad que indicábamos, disparábamos sin contemplaciones.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Con las ametralladoras?

Jimmy Massey: Sí. Esperábamos que hubiera explosiones al acribillar cada vehículo. Pero nunca oímos nada. Luego abríamos el carro y ¿qué encontrábamos?: muertos o heridos, y ni una sola arma, ninguna propaganda de Al Qaeda, nada. Salvo civiles en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también relata cómo su pelotón ametralló una manifestación pacífica. ¿Es así?

Jimmy Massey: Sí. En los alrededores del Complejo Militar de Rasheed, al sur de Bagdad, cerca del río Tigris. Había manifestantes al final de la calle. Eran jóvenes y no tenían armas. Y cuando avanzamos había ya un tanque que estaba aparcado a un lado de la calle. El conductor del tanque nos dijo que eran manifestantes pacíficos. Si los iraquíes hubieran querido hacer algo podían haber volado el tanque. Pero no lo hicieron. Sólo estaban manifestándose. Eso nos hizo sentirnos bien porque pensamos: «Si fueran a dispararnos, lo habrían hecho ya». Ellos estaban como a 200 metros de nuestro retén.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Quién dio la orden de ametrallar a los manifestantes?

Jimmy Massey: Del alto mando nos dijeron que no perdiéramos de vista a los civiles porque muchos fedayines (combatientes) de la Guardia Republicana se habían quitado los uniformes, se habían puesto ropas de civiles y estaban desencadenando ataques terroristas contra los soldados estadounidenses. Los informes de inteligencia que nos daban eran conocidos básicamente por cada miembro de la cadena de mando. Todos los marines teníamos muy clara la estructura de la cadena de mando que se organizó en Irak. Yo creo que la orden de disparar a los manifestantes vino de altos funcionarios de la Administración, eso incluía tanto a los centros de inteligencia militar como gubernamental.


Rosa Miriam Elizalde: ¿Usted qué hizo?

Jimmy Massey: Yo regresé a mi vehículo, un humvee (un jeep altamente equipado) y escuché un tiro por encima de mi cabeza. Mis marines empezaron a disparar y yo también. No nos devolvieron ningún disparado, mientras que yo había disparado 12 veces.

Quise asegurarme de que habíamos matado según las normas de combate de la convención de Ginebra y los procedimientos operativos reglamentarios. Intenté olvidarme de sus caras y busqué las armas, pero no había ninguna.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Y sus superiores cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Me dijeron que «la mierda ocurre».

Rosa Miriam Elizalde: Cuando sus compañeros se enteraron que habían sido engañados, ¿cómo reaccionaron?

Jimmy Massey: Yo era segundo en el mando. Mis marines me preguntaban por qué estábamos matando a tantos civiles. «¿Tú puedes hablar con el teniente?», me preguntaron. «Diles que tiene que haber retenes adecuados, preparados por los ingenieros de combate». La respuesta fue: «No». En el momento en que los marines descubrieron que era una gran mentira, enloquecieron más.

Nuestra primera misión en Irak no fue para dar apoyo humanitario, como decían los medios, sino para asegurar los campos petroleros de Bassora. En la ciudad de Karbala usamos la artillería por 24 horas. Fue la primera ciudad que atacamos. Yo pensé que íbamos a darle ayuda médica y alimenticia a la población. No. Seguimos de largo hasta los campos petroleros. Antes de llegar a Irak, estuvimos en Kuwait.

Llegamos en enero de 2003 y nuestros vehículos estaban llenos de comida y medicina. Le pregunté al teniente qué íbamos a hacer con los suministros, pues apenas cabíamos nosotros con tantas cosas dentro. Me dijo que su capitan le había ordenado dejar todo en Kuwait. Poco después nos dieron la orden de quemarlo todo: alimentos y suministros médicos humanitarios.

Rosa Miriam Elizalde: Usted también ha denunciado el uso del uranio empobrecido…

Jimmy Massey: Tengo 35 años y sólo conservo el 80 por ciento de mi capacidad pulmonar. Me han diagnosticado una enfermedad degenerativa de la columna vertebral, fatiga crónica y dolor en los tendones. Antes, todos los días corría 10 kilómetros por puro placer, y ahora solo puedo caminar entre 5 y 6 km todos los días. Tengo temor de tener niños por eso. Mi cara está inflamada. Mira esta foto (me muestra la imagen que aparece en la credencial de la Feria del Libro), me la tomaron poco después de regresar de Irak. Parezco un Frankenstein. Todo eso se lo debo al uranio empobrecido, ahora imagínate lo que estará pasando con la gente en Irak.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Qué ocurrió cuando regresó a Estados Unidos?

Jimmy Massey: Me trataron como un loco, un cobarde, un traidor.

Rosa Miriam Elizalde: Sus superiores han dicho que es mentira todo lo que ha contado.

Jimmy Massey: La evidencia contra ellos es abrumadora. El Ejército norteamericano esta agotado. Mientras más tiempo dure esta guerra, más posibilidades habrá de que mi verdad aparezca.

Rosa Miriam Elizalde: El libro que usted ha presentado en Venezuela está editado en español y en francés. ¿Por qué no se ha publicado en Estados Unidos?

Jimmy Massey: Las editoriales han exigido que elimine los nombres reales de las personas que están involucradas en su historia y que presente la guerra en Irak como envuelta en una neblina, menos crudamente. No estoy dispuesto a hacerlo. Editoriales como New Press, supuestamente de izquierda, se negaron a publicarlo porque temían verse envueltas en un pleito presentado por la gente involucrada en el libro.

La asociación de Jimmy Massey, la IVAW «Veteranos de Irak contra la Guerra» (Iraq Veterans Against the War, IVAW) organizando una marcha de protesta en los EEUU para denunciar esta ilegal y abusiva invasión.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Por qué medios como The New York Times y The Washington Post jamás reprodujeron su testimonio?

Jimmy Massey: Yo no repetía el cuento oficial, de que las tropas estaban en Irak para ayudar al pueblo, ni repetía que los civiles morían por accidente. Me negué a decir eso. No había visto ningún disparo accidental contra los iraquíes y me negué a mentir.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Ha cambiado esa actitud?

Jimmy Massey: No. Lo que han hecho es incorporar opiniones y libros de personas con objeciones de conciencia: que están contra la guerra en general o que participaron en la guerra, pero no tuvieron este tipo de experiencia. Se resisten todavía a mirar de frente la realidad.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Tiene fotografías o documentos que prueben lo que usted nos ha contado?

Jimmy Massey: No. Me quitaron todas mis pertenencias, cuando me ordenaron regresar a Estados Unidos. Regresé de Irak solo con dos armas: mi mente y un cuchillo.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Habrá alguna salida a corto plazo para la guerra?

Jimmy Massey: No. Lo que veo es una misma política entre demócratas y republicanos. Son la misma cosa. La guerra es un negocio para ambos partidos, que dependen del Complejo Militar Industrial. Necesitamos un tercer partido.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Cuál?

Jimmy Massey: El del socialismo.

Rosa Miriam Elizalde: Usted ha participado en un taller cuyo título es «Estados Unidos: La Revolución es posible». ¿Cree que realmente que habrá revolución en EE.UU.?

Jimmy Massey: Ya comenzó. En el sur, donde yo nací.

Rosa Miriam Elizalde: Pero esa ha sido tradicionalmente la zona más conservadora del país.

Jimmy Massey: Después del Katrina eso cambió. Nueva Orleáns se parece a Bagdad. La gente del sur está indignada y se pregunta todos los días cómo es posible que se atrevan a invertir en una guerra inútil y en Bagdad, cuando no lo han hecho en Nueva Orleans. Recuerda también que en el Sur se inició la primera gran rebelión del país.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Iría usted a Cuba?

Jimmy Massey: Admiro a Fidel y al pueblo de Cuba y por supuesto, si me invitan, yo iré a la Isla. No me importa qué me diga mi gobierno. Nadie controla a dónde yo voy.

Rosa Miriam Elizalde: ¿Sabe usted que el símbolo del desprecio imperial hacia nuestra nación es una fotografía de marines mientras orinaban sobre la estatua de José Martí, el Héroe de nuestra Independencia?

Jimmy Massey: Si, lo sé. En el Cuerpo de Marines nos hablaban de Cuba como una colonia de los Estados Unidos y nos ensañaron algo de Historia. Parte de la formación de un marine es aprender algunas cosas de los países que habrá que invadir, como dice la canción.

Rosa Miriam Elizalde: ¿La canción de los marines?

Jimmy Massey: (Canta) «From the halls of Montezuma, to the shores of Tripoli…» (Desde las salas de Montezuma hasta las playas de Trípoli…)

Rosa Miriam Elizalde: Es decir, los marines quieren estar en todo el mundo.

Jimmy Massey: El sueño es dominar al mundo…, aunque por el camino nos conviertan a todos en asesinos.

* Jimmy Massey es actualmente uno de los principales activistas de la organización Veteranos de Irak contra la Guerra (Iraq Veterans Against The War, IVAW).

** Rosa Miriam Elizalde. Periodista cubana. Más artículos de esta autora.

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Rescatando al soldado Bush

December 31st, 1969 Posted in guerra No Comments »

span style=”color: rgb(204, 0, 0);”Artículo de este mes./spanbr /br /span style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” bRescatando al soldado Bush/b/spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” br /span style=”font-size:85%;”span style=”font-weight: bold;”Gerardo de Jesús Monroy/span/spanbr /span style=”font-size:78%;”span style=”font-weight: bold;”erathora@gmail.com/span/spanbr /br /A/spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” ntes de abandonar la presidencia de Estados Unidos, George Bush II estuvo de visita el domingo 14 de diciembre en el país que invadió y destruyó: Irak, donde miles de norteamericanos y un millón de iraquíes han sido masacrados. No bien hubo pisado Bagdad, el presidente-emperador ofreció una conferencia de prensa, pero ésta fue interrumpida por uno de los concurrentes al hacerse escuchar con fuertes voces: i¡aquí va un regalo de parte del pueblo iraquí; toma tu beso de despedida, perro!/i Los dos zapatos del hombre pasaron rasando las orejas de Bush mientras el primer ministro de Irak, Nouri Kamal Al-Maliki, se aprestaba a proteger el rostro del “gringo” con sus manos. i¡Esto es de parte de las viudas, de los huérfanos y de todos los que han muerto en Irak!/i, volvió a escucharse un grito árabe. Mal recobrados de su desconcierto, los guardias de Bush se echaron sobre Muntazer Al-Zaidi, de 29 años, iraquí y quien se desempeña como reportero del canal de televisión por satélite Al-Bagdadiya.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” Hasta aquí los hechos. Lo que sigue son las interpretaciones de los hechos.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” El director de Milenio Diario, Carlos Marín, es autor de una columna, i El asalto a la razón/i, en la que repasó el incidente de Bagdad el martes 16 (“Secuela de los zapatazos”), el jueves 18 (“Espadazo al izapatocaso/i”) y el viernes 19 (“Las quebradas de Al-Zaidi”). La perezosa columna de Marín rara vez se extiende más allá de dos o tres breves párrafos, pero los días 18 y 19 fueron especialmente relajados para el columnista, pues limitó su trabajo a copiar un artículo del periódico español El Mundo (“Periodismo descalzo”, miércoles 17) firmado por Arcadi Espada. Las frases de Espada seleccionadas por Marín dicen —después de calificar como “mamarrachada” la acción de Al-Zaidi—: “[…] yo no habría salido de la cárcel de haberme comportado con el mismo lujo desinhibido que mi colega [Al-Zaidi]. No me faltaron (ni me faltan) ganas. Pero, obviamente, el periodista que en una rueda de prensa se instala ante mentirosos, corruptos o asesinos no debe quitarse los zapatos […]. Muntazer Al-Zaidi no hizo otra cosa que quebrar un sagrado principio de su oficio: la imposibilidad de convertirse en noticia”.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” ¿Y quién será este espadachín del periodismo —se pregunta el lector mexicano—, quién será este caballero Espada que diagnostica de “mamarracho” a un iraquí exasperado y descalzo? ¿Dónde siguió las lecciones de ética que en buena hora viene sentenciosamente a darnos?br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” bEl académico y el fotógrafo/b/spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” br /br /El periódico Excélsior, que publicó el 1 de diciembre una entrevista con él en el suplemento i Código topo/i, presenta a Arcadi Espada Enériz (Barcelona, 1957) como un “académico y periodista que acostumbra a reflexionar del tema [sic] [del terrorismo] con tono sentencioso, crítico y sólido [sic]. El estudioso de la comunicación y profesor de periodismo en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, aunque muchas veces polémico (como cuando publicó críticas a una fotografía realizada por el premio Pulitzer Javier Bauluz) ha sido colaborador de diarios como La Vanguardia, Diario de Barcelona, El País y, actualmente, El Mundo”. Marín agrega en Milenio que el iblog/i* de Espada es “muy respetado y popular en España”.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” En tanto que generalizaciones cuya finalidad es introducir aceleradamente a la clientela mexicana en el universo de Espada (un universo reducido, ya lo veremos), podemos dar por válidos los enunciados de Milenio y Excélsior que acabamos de citar. Pero el lector inquisitivo nos obliga a ser más precisos; nos obliga a contestarle, por ejemplo, ¿qué críticas hizo Arcadi a Javier Bauluz y por qué Excélsior las relaciona con un supuesto carácter “polémico” de Espada?br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” Bauluz había recibido en 2001 el premio Godó de fotoperiodismo, por la captura de la imagen de un hombre y una mujer que se asolean en una playa de Cádiz frente a un inmigrante muerto. La imagen fue publicada en el suplemento iEl Magazine/i, del diario catalán La Vanguardia, y en la portada del New York Times. Arcadi, en su libro iDiarios/i, premio Espasa de ensayo 2002, reprodujo la foto sin permiso de Bauluz y se refiere burlonamente a él como “demiurgo imprescindible” y “hombre bondadoso dedicado profesionalmente a los destruidos”, además de hablar de la “docilidad que hace grandes a los tipos como Bauluz, capaces de cazar como si fueran conejos a dos desapercibidos bañistas que puede que estén rezando en silencio ante el cadáver de un inmigrante […]; por fortuna, el cadáver no era de un pobre blanco: ni Bauluz habría sacado tanto provecho”. Espada acusó a Bauluz de excluir de su fotografía deliberadamente al personal del Estado encargado de recoger el cuerpo, así como de inducir la ilusión de proximidad entre la pareja y el cadáver.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” Excélsior dice que el “académico y periodista” es “polémico”; no lleguemos a tanto: Arcadi, simplemente, es mentiroso. Como nunca proveyera pruebas de sus acusaciones en contra del fotógrafo, el Consell de la Informació de Catalunya resolvió en mayo de 2003 que las declaraciones del académico sobre Bauluz son “falsas, injustas y fuera de toda razón” y vulneran el código deontológico de la profesión periodística de Cataluña. Espada, todavía hoy, recuerda a veces en sus artículos el conflicto con Bauluz y sigue rumiando su ira y su desvergüenza.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” Pero además está el señalamiento hecho a Muntazer Al-Zaidi por haber quebrantado el “sagrado principio” del periodismo que es “la imposibilidad de convertirse en noticia […] construyéndola él mismo con su propia acción calculada. Despreciando el ifact/i (hecho) y abrazando su corrupción, el ifactoide/i: un hecho que sólo existe si se exhibe”. Pues bien: no otra cosa hizo en Girona el “académico y periodista” (y político) Espada el 5 de junio de 2006, cuando al frente de la asociación Ciutadans de Catalunya actuó con provocaciones en contra del movimiento independentista catalán. Espada, otros iCiutadans/i así como sus rivales independentistas sufrieron agresiones físicas y verbales, pero la prensa española recogió sólo las quejas de los iCiutadans/i y nadie las de los iMaulets/i (la juventud independentista catalana).br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” bEl asalto a la razón/b/spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” Desinformado por las “versiones oficiales”, Carlos Marín desinforma a sus lectores. En su columna del viernes 19 dice: “tres días después de su temerario lanzamiento [Al-Zaidi] escribió al primer ministro de su país reconociendo: «es ahora demasiado tarde para lamentar la enorme y fea acción que perpetré», pero «le pido su perdón…»”. Sin embargo un hermano de Muntazer, Uday, entrevistado por Al-Bagdadiya, desmintió a las presidencias norteamericana e iraquí —en cuyos “partes” fundamenta Marín sus artículos—: “mi hermano acaba de decirme que nunca mandó excusas al gobierno”. Muntazer, asegura Uday, no se arrepiente de lo que hizo.br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” Se quejan Marín y Espada de que en “la habitual orgía hipócrita” no se diga nada (!) “como es natural” (?) sobre el uso alevoso que le habría dado el iraquí a su oficio: “Muntazer Al-Zaidi le tiró sus zapatos a Bush porque llegó a colocarse a pocos metros de él, y el acceso a esa distancia, tan confianzuda y campechana, se lo dio su oficio de periodista”. Pero ¿quién si no un periodista tiene en Irak la posibilidad de lanzar a la cara del emperador esas verdades puntiagudas que no quisiera saber? ¿No se han dado cuenta el español y el mexicano de la grave crisis humana por la que, como por una herida, sangra nuestro planeta; crisis social mundial de la que George Bush II es el culpable más notorio?br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” En una situación de enfermedad y veneno, de honda agonía como la que atravesamos, ¿no se ha alargado demasiado la hora de mantener nuestro “guardar las formas”? ¿Seguiremos perpetuando el divorcio entre el periodista y el ciudadano? ¿En qué momento se castró a los periodistas para que no reconocieran el derecho a la rebelión, un derecho que se gana más allá de la cortedad de la ley?br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” George Bush, que debería responder a un tribunal por sus crímenes contra la humanidad, pasará en libertad el resto de sus años, gozoso de salud, henchido de riquezas. El joven periodista que expresó, no digamos la indignación propia de un ser humano reflexivo, sino la ineludible cólera de una criatura viviente, el joven periodista está en la cárcel, culpable del delito de arrojar un zapato./spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” br /br //spanspan style=”;font-family:Times New Roman;font-size:100%;” *iBlog/i: cuaderno de apuntes que se actualiza al gusto del autor a través de internet./spandiv style=”margin: 1ex;”div /div /div

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