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La última vez que ví a la amiga que se apareció ayer en mi sueño, fue hace 16 años. Fue muy raro y fue sorprendente la exactitud de su voz y sus facciones, lo cual me lleva a pensar que el disco duro que traemos en la cabeza está repleto de información que desconocemos, misma que podría trazar con exactitud, los eventos que encadenados uno por uno dan por resultado las personas que somos en este exacto minuto.

Pero bueno, para eso hay gente con mucha más paciencia que se dedica a estudiar ese tipo de cosas; lo que el sueño de ayer me llevó a pensar, es en la gran cantidad de personas que de una u otra forma han hecho de mi vida lo que es. Y es curioso, porque este año he tenido la fortuna de reencontrarme con personas de las que no sabía nada hace mucho tiempo.

Me ha emocionado mucho saber de sus vidas, saber que están bien, que han tenido tiempos buenos y malos, pero sobre todo me ha emocionado el que sigan con vida y una salud bastante buena. Por haberlos vuelto a ver me siento muy agradecido y con ganas de no volver a perder el hilo de nuestras relaciones.

Hoy quisiera desearles lo mejor a todas las personas con las que he brindado, con las que he trabajado, con las que me he sentado a tomar una taza de café, las que alguna vez me llamaron por teléfono para platicar o para vernos, las que han compartido conmigo días y momentos especiales, las que me han platicado sus penas, sus alegrías y sus planes permitiéndome platicarles los míos, con las que he reído, bailado, cantado, jugado y comido; lo más probable es que si las enlistara no acabaría y desafortunadamente no recordaría a todas, sin embargo hoy quiero agradecerles por haber hecho de mí la persona que soy y de mi vida una tan plena.

¡Qué Dios reparta suerte!