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La DEA captura a Ye Gon

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Por: Eratóstenes Horamarcada

Pese a que el gobierno de México había solicitado desde hace semanas al de Estados Unidos arrestar al presunto narcotraficante Zhenli Ye Gon, quien se ubicó en territorio norteamericano cuando escapó de nuestro país, no fue sino hasta ayer lunes que la DEA (Agencia Inspectora de Drogas, por sus siglas en inglés) detuvo a Ye Gon y a su amante Michelle Wong. ¿Por qué se demoró tanto Estados Unidos en satisfacer la petición del gobierno mexicano? La DEA está obligada a responder; quién sabe si lo haga.

A valedores y perseguidores del empresario de origen chino se les calienta en las manos un caso que aparece envuelto en confusión desde el principio; desde lo que para nosotros –simples lectores de periódicos– fue el principio: el 15 de marzo de 2007, cuando la PGR se adjudicó el decomiso de dinero más cuantioso en la historia mundial del narcotráfico. Entonces se dijo que los más de 200 millones de dólares encontrados en una casa de Ye Gon pertenecían a una red de criminales vinculados con el Cártel de Juárez; lo que no se nos dijo es que esta fortuna es inexplicable sin la complicidad de funcionarios vinculados con Francisco Gil Díaz y los hermanos Bribiesca Sahagún. Sólo en los últimos días nos hemos enterado de que la Secretaría de Hacienda tardó más de seis meses –de noviembre de 2005 a junio de 2006– en notificar a las aduanas de Michoacán que Ye Gon era sospechoso de falsificar permisos para importar sustancias químicas.

El caso se retorció todavía más cuando el despacho de abogados que lleva en Estados Unidos el caso de Ye Gon –contraviniendo los consejos de su defensor en México, Rogelio De La Garza– arguyó que los millones de dólares incautados no le pertenecían en realidad a su cliente, señalando que éste se había limitado a cumplir el papel de guardián del tesoro –como en los cuentos chinos de dragones– que le obligaron a jugar misteriosos funcionarios de la administración panista. El dinero –un excedente de la campaña presidencial de Felipe Calderón– se utilizaría, dice la defensa del Chino, para comprar armas y voluntades, y provocar así la inestabilidad de una presidencia que, se preveía, no sería la de Calderón.

Tan verosímil como sensacionalista, la tesis, sin embargo, no es sostenida por una sola prueba; al menos, no una que hayan mostrado los defensores de Ye Gon a la prensa o a los tribunales. Si, como aseguran los abogados, existen videograbaciones que sustentan la inocencia del Chino, es de creerse que serán presentadas durante el juicio con que se está planificando evitar la extradición del empresario a México. Pero, por lo pronto, no hay nada.

Ahora bien: antes de defender Ye Gon su inocencia –suponiendo que sea extraditado a nuestro país–, es el gobierno mexicano el que tiene que demostrar la culpabilidad del empresario. Y eso va a ser muy difícil, porque el gobierno mexicano ha destruido la principal evidencia de participación de Ye Gon en el tráfico de sustancias prohibidas. Cada billete y cada moneda encontrados en la casa de Ye Gon constituye una posible prueba del presunto delito. Como ha explicado en más de una ocasión el Secretario de la Hacienda Pública del gabinete de oposición de Andrés Manuel López Obrador, Mario Di Constanzo, “muchas de las fajillas de billetes de cien dólares tenían aún los sellos del One Bank de Nueva York, lo que indica que parte de las divisas decomisadas, que ahora se encuentran en Estados Unidos, fueron compradas en ventanilla, por lo cual sería relativamente fácil conocer quiénes fueron las personas que directamente los adquirieron”. No obstante lo anterior, el edicto que publicó la PGR el día 18 de este mes en el Diario Oficial de la Federación convierte a nuestro gobierno en propietario legítimo del dinero, listo para disponer de él como mejor le convenga.

En justicia, los billetes encontrados en la casa de Ye Gon debieron haber permanecido “congelados” en la Tesorería de la Federación, sin generar intereses, pues una vez depositados en un banco –mexicano o extranjero, no importa– los billetes, prueba física de un delito, se han “diluido” en la corriente de flujo de dinero natural de los bancos.

El gobierno de Felipe Calderón es culpable de lavado de dinero y de destruir las pruebas de un delito.

Original post by Eratóstenes Horamarcada


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