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Caipirinha – Peeping Tom

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La pena de muerte es una mamada, ya no es lo mismo. Antes ver morir a algun infeliz era todo un espectáculo. El olor a quemado de la silla eléctrica, la agonía de la cámara de gases y esos franceses jocosones sin cabeza. En la Edad Media la gente de todas las clases sociales; fregados y nobles, siervos y reyes, se reunían en un hermoso acto de unión fraternal. Ver morir quemado a un hereje que afirma que la Tierra es redonda o a una bruja que tiene verrugas en el ano y pues eso es obra del diablo. Todo era algarabía y felicidad, a la mierda con los carnavales.

¿Ahora qué? Pinches inyecciones mamonas. Se acuesta el cabrón; hasta eso, bien ajustado para que no se caiga la señorita. Luego le inyectan y como la mayoría de las veces son junkies pues una pinche inyección se la pasan por la verga, cierran los ojitos unos minutos, se les paraliza el cuerpo, se empiezan a asfixiar y a la verga, ya se murieron. Pfff, para eso mejor ni lo maten, denle una cadena perpetua chupando pene de mandril y van a ver como no se arrepiente.

Antes era mas rocker, al estilo Iron Maiden, hervido hasta la muerte, empalamiento y por supuesto, mi favorita, aplastado por un elefante.

Original post by Miguel del Vailongo


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