Qué es tener vergüenza según Leonardo Boff
Leonardo Boff*
Red Voltaire
31 de agosto de 2007
Asà leyó Max Lesnik** el artÃculo de Boff en Radio Miami:
Leonardo Boff, uno de los sacerdotes católicos de nacionalidad brasileña, inspirador de la llamada TeologÃa de la liberación, escribió la pasada semana un artÃculo periodÃstico para su columna de opinión semanal, que si bien está dirigido a la polÃtica y a los polÃticos de Brasil, bien que le viene a otros paÃses del continente y hasta esta misma ciudad de Miami.
El tÃtulo del artÃculo de Leonardo Boff es: «Qué es la vergüenza». Y a continuación le damos lectura en este espacio de Réplica de Radio-Miami. Dice asà el sacerdote rebelde:
“BenjamÃn Franklin (1706-1790) fue editor, refinado intelectual, escritor, pensador, naturalista, inventor, educador y polÃtico. ProponÃa como proyecto de vida un pragmatismo ilustrado, asentado sobre el trabajo, el orden y la vida sencilla y sobria. Fue uno de los padres fundadores de la patria estadounidense y un participante decisivo en la elaboración de la Constitución de 1776. Ese mismo año fue enviado a Francia como embajador. Frecuentaba los salones y era celebrado como sabio hasta el punto de que el propio Voltaire, ya anciano de 84 años, salió a recibirle en la Real Academia.
Cierta tarde, se encontraba en el Café Procope de Saint-Germain-des-Près, cuando irrumpió salón adentro un joven abogado y revolucionario, Georges Danton, diciendo en voz alta para que todos lo oyesen: «El mundo no es más que injusticia y miseria. ¿Dónde están las sanciones?» Y dirigiéndose a Franklin le preguntó provocativamente: «Señor Franklin, ¿por detrás de la Declaración de Independencia norteamericana no hay justicia ni una fuerza militar que imponga respeto? Franklin serenamente contestó: «Se equivoca, señor Danton, detrás de la Declaración hay un inestimable y perenne poder: el poder de la vergüenza (the power of shame)».
Es la vergüenza la que reprime el impulso de violar las leyes y frena la voluntad de corrupción. Ya para Aristóteles la vergüenza y el rubor eran indicios inequÃvocos de la presencia del sentimiento ético. Cuando faltan, todo es posible. La vergüenza pública obligó a Nixon a renunciar a la presidencia. Cada cierto tiempo, vemos a ministros y a ejecutivos importantes teniendo que pedir la dimisión inmediata por actos vergonzosos. En Japón llegan a suicidarse por no soportar la vergüenza pública. Sentir esa vergüenza es tener un lÃmite intraspasable. Violado, la sociedad desprecia a su violador, pues sin lÃmites no se puede convivir.
¿Qué es tener vergüenza? El diccionario Aurelio de la lengua portuguesa lo define asÃ: «tener sentimiento de la propia dignidad; tener pundonor». Es lo que más nos falta en la polÃtica, en quienes ostentan poderes públicos, en diputados, senadores, ejecutivos y tantos otros ladrones y corruptos de cuello blanco. Con el mayor descaro y sin avergonzarse niegan crÃmenes manifiestos, mienten sin escrúpulos en los interrogatorios y en las entrevistas a los medios de comunicación. Son personas que a fuerza de hacer lo ilÃcito y de saberse impunes perdieron el sentido de la propia dignidad.
Robar del erario público, asaltar recursos destinados hasta para la merienda escolar o falsificar medicamentos no les ruboriza ni les hace enrojecer. Crimen es la estupidez de quien deja rastro o se deja pillar con las manos en la masa. No les importa, pues saben que saldrán impunes: basta con pagar buenos abogados y presentar recurso sobre recurso, hasta que expire el plazo. Parte de la justicia ha sido montada para facilitar estos recursos y favorecer con el poder a quienes no tienen vergüenza.
Como trasfondo de todo está una cultura que siempre negó dignidad a los indios, a los negros y a los pobres. No consiguió robarles su valor ético, porque la mayorÃa tiene vergüenza y un mÃnimo de dignidad.
Como me decÃa un amigo que vive de la basura con el que trabajé cerca de veinte años: «Lo que más me duele es tener que tragarme la vergüenza y sujetarme a vivir de la basura. Pero no soy un “buscabasurasâ€, soy un trabajador que con mi trabajo digno consigo alimentar a mi familia».
Si nuestros polÃticos desvergonzados tuviesen el sentido de la dignidad de este trabajador, digna y dignificante serÃa la polÃtica de nuestro paÃs.”
Dimos lectura a un artÃculo del humanista sacerdote católico Leonardo Boff, uno de los inspiradores de la TeologÃa de la liberación.
Les habló para Réplica de Radio-Miami, Max Lesnik.
* Sacerdote brasileño, uno de los principales teóricos de la TeologÃa de la liberación en Iberoamérica. En varias ocasiones, la alta jerarquÃa de la Iglesia católica lo ha censurado debido a sus puntos de vista. En 1985 le fue impuesta por el Vaticano la pena de un año de “silencio obsequioso”.
** Periodista cubano. Sus notas aparecen en La columna de Max. Residente en Estados Unidos desde hace muchos años. Gran conocedor de las relaciones cubano-estadounidenses, dirige un programa en Radio Miami.
Original post by Eratóstenes Horamarcada
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