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Para Shalom Harlow desde muy pequeña, el ballet fue su gran pasión que quería desarrollar como una profesión. Sin embargo, aunque su futuro estaría en la moda, su afición al baile le ha otorgado las cualidades principales que definían su toque personal, que impuso sobre la pasarela. Y es que Shalom más que desfilar, baila. Su bamboleante caminar y su espigado y recto cuerpo, sin apenas curvas -más propio de una bailarina-, son los que la definen y la convirtieron en un icono que muchas imitaron. Junto a esto, ser conocida como una de las “new breed (nueva casta) de supermodelos de mediados de los 90” terminó de situarla en un puesto privilegiado dentro del mundo de la pasarela y la publicidad.

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